Una infundada crisis de los cuarenta incitó a Nacho J. a comprar –como él dice– “una moto china”. El modelo que lo cautivó fue una Mash Seventy 125, también conocida como Mash 77, un modelo fabricado en China que ha ganado adeptos por su diseño vintage y su accesibilidad para conductores con carnet B de coche, ya que se puede conducir con una licencia A1 o superior. Este capricho, valorado en España por un precio aproximado de 2.599 euros, permitió a Nacho recorrer con libertad las curvas del Tibidabo y sentirse rejuvenecido al estacionarla casi al lado de la puerta de su trabajo, para que sus compañeros pudieran contemplarla. Sin embargo, el regodeo acabó el pasado julio, cuando Nacho sufrió un accidente.
“Tras una caída, se rompió el retrovisor izquierdo de la moto. Aunque parecía una reparación menor, mi moto china se ha quedado varada indefinidamente debido a la falta de piezas de repuesto”, relata a Consumidor Global el motociclista. Después del incidente, el propietario llevó el vehículo al taller VN Vehículos (que, al término de este reportaje, no ha respondido a este medio), y fue allí cuando le informaron que no había previsión de recibir la pieza necesaria. El taller, tras intentar contactar con el distribuidor, no logró obtener una fecha concreta para la llegada del repuesto, complicando aún más la situación.
Lo barato sale caro
Su Mash 77 es parte de una tendencia creciente en la que fabricantes chinos ganan terreno en el mercado europeo, ofreciendo productos más económicos en comparación con marcas tradicionales. Sin embargo, como señala Nacho, “lo barato sale caro a largo plazo”. Esta afirmación no sólo es cierta para los costes de reparación, sino también para la disponibilidad y fiabilidad de los repuestos, y es que estas marcas todavía no están bien establecidas.
El desabastecimiento de repuestos, especialmente en modelos menos conocidos, es una queja recurrente entre propietarios. Si bien algunos usuarios eligen estas motos por su accesibilidad, otros descubren, demasiado tarde, que las ventajas económicas iniciales pueden traducirse en altos costos por falta de disponibilidad de piezas.
Un desabastecimiento de la propia marca
Ana Jiménez Zarco, profesora de Economía y Empresa en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) aclara que, en casos de desabastecimiento de piezas en sectores como el automovilístico o tecnológico, el problema suele estar relacionado con la escasez de materias primas, como ocurrió con los semiconductores en los últimos años. “Cualquier pieza que lleve ese tipo de material se ve afectada, ya sean motos, coches o productos tecnológicos”, explica. Sin embargo, en el caso de Nacho y su Mash 77, donde la pieza afectada es un retrovisor, la escasez no parece estar vinculada a este tipo de materiales.
“La parte técnica, como los semiconductores, no afecta aquí”, destaca Jiménez Zarco. En este caso, ella sugiere que la verdadera causa del problema podría estar en el desabastecimiento propio de una marca poco consolidada. “Muchas marcas chinas han comenzado a expandirse rápidamente en nuevos mercados, pero el problema surge con el mantenimiento y las reparaciones. Es fácil establecer un canal de ventas, pero lo que llega tarde es la infraestructura necesaria para ofrecer soporte postventa, como talleres especializados y piezas de repuesto”, declara.
¿Hay previsión de que la situación mejore?
En la misma línea, Cristian Castillo, profesor de Economía de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) experto en logística, señala que no existe una rotura de stock a nivel global, pero las demoras ocasionadas por problemas logísticos y la dependencia de piezas de origen asiático pueden ocasionar situaciones de desabastecimiento en ciertas marcas. En el caso de motocicletas como la Mash 77, que dependen de un único fabricante o distribuidor, estas tensiones pueden ser más evidentes.
“La solución de este problema depende mucho del tipo de pieza y de la marca”, indica Castillo. Para el experto, la única opción es esperar. Alternativamente, algunos concesionarios permiten que los propietarios busquen sus propias piezas a través de tiendas online o canales secundarios. Sin embargo, como advierte Castillo, esta opción puede ser arriesgada, ya que la instalación de piezas adquiridas fuera de la red oficial puede no estar cubierta por las garantías del fabricante.
Las alternativas para los consumidores
Jiménez Zarco también destaca la opción de comprar las piezas directamente en línea. “Resulta curioso que para una pieza como un retrovisor no exista la opción de adquirirla directamente de China a través de internet. Hay muchas piezas que se pueden conseguir por esa vía, ya sea a través del propio fabricante o de tiendas especializadas que permiten realizar pedidos online”, menciona.
“El problema con marcas emergentes como Mash es que, al tomar la decisión de compra, el consumidor corre el riesgo de enfrentarse a una falta de suministro de piezas de repuesto si el vehículo se avería. Esto puede llevar a que muchos opten por marcas más establecidas, aunque sean más costosas”, argumenta. El contraste con marcas europeas es claro. “Por ejemplo, si compras un Volkswagen, sabes que siempre habrá un taller cercano o un distribuidor oficial que te pueda reparar el coche. Con muchas marcas chinas, esa red de distribución y soporte todavía no está bien consolidada”, concluye Jiménez Zarco.
La ley obliga a garantizar la disponibilidad de piezas de repuesto
El abogado Iván Rodríguez del bufete Abogado destaca que aunque la Ley de Ordenación del Comercio Minorista obliga a las marcas a garantizar la disponibilidad de piezas de repuesto durante al menos cinco años, en la práctica no siempre se cumple. Esta situación, explica, no solo afecta a marcas emergentes como las chinas, sino también a fabricantes más consolidados. “Incluso con marcas grandes hay piezas que solo están disponibles a través del distribuidor oficial, lo que complica su acceso en muchas regiones”, comenta Rodríguez.
El abogado añade que la falta de talleres oficiales o puntos de venta cercanos puede agravar el problema, sobre todo en el caso de marcas poco establecidas. “No siempre hay talleres que puedan ofrecer este tipo de reparaciones, ni siquiera para marcas reconocidas, por lo que con una moto china la situación es aún más compleja”. Según el abogado, este desabastecimiento puede vulnerar los derechos del consumidor, aunque las sanciones a las marcas no siempre son aplicadas de forma efectiva.
Mash reconoce sus problemas
Consumidor Global se ha puesto en contacto con Mash. para conocer su postura al respecto. "El grupo Euromoto es el nuevo importador de Mash y estamos trabajando activamente para mejorar la imagen de la marca, especialmente tras algunos problemas recientes relacionados con el servicio postventa ocasionados por el antiguo importador, así como por la propia marca, que ha pasado por una reestructuración en el último año", reconoce la marca.
"En este tiempo, Mash ha mejorado significativamente tanto la calidad de sus productos como la disponibilidad de repuestos, y confiamos en que la situación en el mercado español se normalice en los próximos meses", afirman fuentes de Mash.