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Metropolitan y su polémico sistema de acceso: ¿es legal que te pidan la huella dactilar?
La cadena de gimnasios ya ha tenido que hacer frente a una sanción de 27.000 euros por exigir a sus clientes esta información biométrica
Una sociedad moderna y del siglo XXI no se entiende sin la tecnología. Ahora bien, parece ser que todavía hay ciertos terrenos pantanosos en los que el consumidor no tiene claro dónde empiezan sus derechos y acaban sus obligaciones. Sobre todo en lo que respecta al rastro digital.
En este sentido, los datos personales generan muchas dudas. Dar el número de teléfono, nombres y apellidos, correos electrónicos o el DNI es el pan nuestro de cada día. Pero, ¿qué hay de la huella dactilar y el resto de los datos biométricos? Te lo contamos.
El caso de Metropolitan
La cadena de gimnasios Metropolitan conoce muy bien cuáles son las consecuencias de pedir la huella dactilar a la clientela para acceder a sus instalaciones.
El pasado mes de febrero la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) multó a la compañía fitness. Una socia del club fue expulsada por negarse a compartir su información biométrica y el resultado fue una sanción de 27.000 euros a Metropolitan por pedir este tipo de datos.
Solo para causas de fuerza mayor
Compartir la huella dactilar no es cualquier cosa. Al igual que ocurre con el iris, es única e irrepetible. Lo explica a este medio el abogado Iván Rodríguez. "Son datos de carácter muy sensible no solo para nuestra ley de protección de datos sino para el reglamento europeo", detalla.
¿Metropolitan sigue pidiendo la huella?
Clientes de Metropolitan aseguran a este medio que la compañía ha seguido manteniendo los sistemas de acceso con las huellas dactilares tras la sanción de la AEPD. Concretamente, señalan a dos centros de Cataluña ubicados en Hospitalet de Llobregat y Badalona.
Una de las socias relata a este medio que nadie la avisó de este sistema de acceso y solo tuvo dos opciones: dar su huella o darse de baja. Ante esta presión, cedió y facilitó el dato. Otra de las clientas confirma que al apuntarse hace unos meses el personal del gimnasio no le informó previamente sobre que tenía que ceder esta información biométrica. Simplemente, en el proceso de registro dio su huella como un dato más.
Retirado hace unas semanas
Consumidor Global ha comprobado de primera mano cuál es el sistema de acceso actual a las instalaciones de ambos Metropolitan. Ciertamente, los dos clubes han eliminado el acceso mediante huella dactilar.
Una retirada que ha llegado hace tan solo unas escasas semanas atrás tal y como confirman fuentes cercanas a la cadena a este medio. Otra cuestión llamativa es que la cadena no ha informado a sus clientes sobre la retirada del sistema ni sobre qué va a pasar a partir de ahora con esos datos biométricos.
Exigir que la borren
Metropolitan no puede negar que ha exigido la huella dactilar a sus socios y, por tanto, en su base de datos puede haber una considerable lista de información biométrica. ¿Qué pueden hacer los clientes? Rodríguez asegura que están en su derecho de exigir que borren estos datos.
"Luego debe responder el gimnasio confirmando que lo hayan hecho", añade Rodríguez. Ahora bien, estas garantías no son fáciles de ofrecer ni para el centro fitness ni para ninguna otra compañía. "Entramos en lo de siempre. ¿Habrá acabado en la papelera de Windows o habrán destruido las huellas siguiendo todos los protocolos?", sugiere el jurista.
El desconocimiento del consumidor
Que un gimnasio pida una huella dactilar para entrar es casi una tomadura de pelo. "Existen otros medios como una pulsera o llave magnética pero mucha gente ve lo de la huella dactilar como algo muy chulo, aunque no deja de ser algo super lesivo", explica el abogado.
Sea como fuere, el consumidor siempre tiene derecho a negarse a compartir datos biométricos sin temor a que compañías como Metropolitan tomen represalias como expulsar al cliente del club, como ya ocurrió hace unos meses.
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