Hace ya 60 años que Umberto Eco estableció la distinción entre apocalípticos e integrados como las dos grandes actitudes que se podían adoptar frente a la cultura de masas. Los primeros creerían, según Eco, que la cultura de masas representaba una amenaza e incluso una forma de manipulación y control social. En cambio, los integrados la aceptaban como un fenómeno inevitable, positivo y hasta con potencial democratizador. A pesar de que ha transcurrido más de medio siglo, la división valdría para identificar cómo reacciona hoy la sociedad ante la inteligencia artificial.
Macarena Estévez es una experta en esta materia, speaker y especialista también en análisis de datos. Consumidor Global ha hablado con ella con motivo de la presentación de QI, la herramienta de IA de InLac para recomendar quesos.
Las virtudes de la IA
En su ponencia, Estévez ha resaltado las virtudes de la inteligencia artificial, si bien ha reconocido que, en el futuro, el 80% del trabajo lo harán ellas y los humanos solo se encargarán del 20% restante… que, no obstante, será la proporción capital: la de dirigir, orquestar, liderar.
Bajo el punto de vista de Estévez, “caminamos hacia una singularidad tecnológica que nos devolverá cierta paz en nuestras vidas”, en tanto que vivimos agobiados y sin tiempo. También ha vaticinado que los profesionales más destacados del futuro serán, a la fuerza, los grandes garantes de mantener el equilibrio. Asimismo, ha recomendado mirar el futuro “con los ojos de los que aún no han nacido”, puesto que el desarrollo de estas tecnologías implica abrir puertas “a mundos en los que se vivirá de manera muy diferente”.
-¿Cómo cree que influirán, en 10 o 15 años, las herramientas de inteligencia artificial en la forma en la que nos alimentamos, seleccionamos nuestra comida o nuestra dieta?
-En primer lugar, hay que distinguir entre la inteligencia artificial predictiva, que es la que se basa en modelos matemáticos complejos, y la generativa. Con la primera, cada vez vamos a tener más información y de mayor valor sobre cómo consume la gente, qué cosas hace bien, qué hace mal… Y, para cada persona, sabremos un montón de cosas concretas. Luego tenemos la IA generativa, que lleva a un discurso general todos estos datos, de modo que veremos cómo hay máquinas que te recomendarán, como si fueran un doctor o un amigo, algo que sea específicamente bueno para ti. Los consumidores irán recibiendo esto paulatinamente, como algo muy familiar y muy cercano.
-Cuando hablamos de IA siempre se menciona la importancia de la ética. ¿Cómo podemos asegurar que esas futuras herramientas de predicción facilitarán llevar o identificar una dieta saludable que beneficie al consumidor, y no todo lo contrario?
-Todo lo que estas inteligencias artificiales hacen tiene que estar regulado. Estos algoritmos deben ser certeros, tenemos que entender cómo funcionan. El problema de muchas IAs es que parece que hacen las cosas bien… pero ignoramos totalmente sus procesos. Y esto no puede ser. Los humanos debemos llevar el control, siempre, y saber por qué las IAs toman las decisiones que toman. Esto será posible gracias al marco regulatorio. En Europa tenemos la nueva Ley Europea de Inteligencia Artificial, que a mí me parece una maravilla, pero es cierto que en países como Estados Unidos o China las regulaciones están siendo mucho más lentas, y esto preocupa a mucha gente.
-¿Cree entonces que en 5 o 10 años podremos recurrir a la IA para programar un menú semanal saludable y asequible, sin necesitar a un nutricionista, cuyo trabajo estará por tanto en riesgo?
-Las IAs automatizan muchas tareas, sí, y sustituyen muchos puestos de trabajo… Pero es verdad que también nos aumentan. Donde antes hacíamos 2 cosas, ahora hacemos 24. Yo puedo preguntar a una IA cómo puedo alimentarme para perder peso, y sacaré una respuesta que seguramente me venga bien… Pero quien sabrá sacar un mayor partido a las IAs será el especialista de cada campo. Es decir que, si sabes mucho sobre dietas, te permitirán hacer mejor tu trabajo, porque tendrás el conocimiento suficiente para saber si lo que te están diciendo es real o no. La clave es que nos haga ser mejores dietistas, no dejar que nos reemplacen.
-¿Cree que el consumidor medio español sabe usar la IA?
-No, diría que no. Muchas veces tendemos a pensar que las personas que nos encontramos por la calle lo conocen, pero realmente no. Ahora bien, el fenómeno está creciendo mucho y cada vez se conoce más. A pesar de eso, también es cierto que a veces quieres ver ciertas cosas o llegar a cierta información a través de una IA, pero el algoritmo te lleva por un lado muy concreto y marcado, y solo te recomienda un camino que cree que es el que te interesa. Eso es perjudicial. Nosotros somos seres con libre albedrío, y las IAs no deberían capar eso.
-Además de la alimentación, ¿en qué otros sectores cree usted que la IA va a crecer más?
-Hay muchísimos. La medicina es uno de los que más nos sorprenden a todos, y creo que se van a hacer grandes cosas. También en automoción, en educación o en retail. En todos los sitios, la IA tiene hueco.