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Ikea deja tirado 5 veces a un cliente, le hace recorrer 400 km y le compensa con sólo 23 euros
Tras adquirir un sofá-cama de 500 euros, un comprador enfrenta una cadena de problemas logísticos y una falta de respuesta adecuada por parte del gigante sueco y de sus montadores de TaskRabbit
Tras pagar el importe total de unos 500 euros, Egoi Saraldi fue citado el 10 de enero en su segunda vivienda en Candanchú, la estación de esquí situada en el Pirineo Aragonés, a 200 kilómetros de su residencia habitual en Pamplona. La hora acordada para el montaje del sofá-cama adquirido a principios de mes en IkeaIkea era entre las ocho y diez de la mañana, lo que significaba salir a las seis en punto para llegar con tiempo suficiente.
Una vez allí, las horas transcurrían y, a las 12.15 horas, Saraldi decidió ponerse en contacto con el servicio postventa del gigante sueco para preguntar por el paradero de los montadores. Sin embargo, ni se presentaron ni tuvieron la cortesía de avisarle. “Me ofrecieron una compensación de 23 euros”, comenta, aún incrédulo. “Un madrugón, 400 kilómetros de viaje y un día de vacaciones perdido. ¿Eso es todo lo que valen mis molestias?”, añade. Pero la historia no termina aquí.
Cinco cancelaciones, ninguna explicación
A esa primera ausencia le siguieron otras cuatro cancelaciones. El 13 de enero, Saraldi recibió un mensaje de Ikea notificándole que la cita para el montaje del sofá-cama había sido cancelada nuevamente. El mismo escenario se repitió el 15, el 16 y el 17 de enero. En cada ocasión, el cliente tuvo que iniciar interminables llamadas a un servicio de atención al cliente que parecía más una excusa que una solución.
“Cada vez tenía que explicar la misma historia desde el principio. Prometían soluciones, pero nunca llegaban”, relata Saraldi. Además, la comunicación con TaskRabbit, la empresa subcontratada por Ikea para realizar el montaje, tampoco fue más efectiva. “Intenté contactar con ellos, pero no me respondían. Era imposible coordinar algo concreto”, explica el afectado.
La falta de transparencia
Saraldi cuenta a este medio que lo más decepcionante de Ikea es la falta de transparencia y la imposibilidad de obtener respuestas claras. “No entiendo por qué no me informaron de antemano sobre los problemas con el montaje. ¿Por qué no me explicaron las razones por las que no me montaron el sofá-cama en los días acordados?”, se cuestiona.
A medida que las cancelaciones se acumulaban, Saraldi optó por presentar una queja formal. Sin embargo, el proceso de reclamación resultó ser otro obstáculo. “Me dijeron que no se podía hacer la queja de forma online, que tenía que presentarla de forma presencial en una tienda de Pamplona. Un proceso que, más que solucionar mi problema, me dio más molestias”, comenta.
Al final, lo ha montado el cliente
Tras la última cancelación, Saraldi ha tomado la decisión de montar el sofá-cama por su cuenta. “El viernes me dijeron que no me lo iban a montar. Ya no confiaba en que lo fueran a hacer. Este fin de semana, he quedado con un amigo para montarlo entre los dos”, revela.
La empresa propuso una nueva cita para el 21 de enero, pero Saraldi lo tiene claro. “No espero más. He montado el sofá con mi amigo y he informado a Ikea de que no utilizaré más sus servicios, por lo que me han devuelto los 30 euros que pagué por el montaje”, concluye.
Consumidor Global se ha puesto en contacto con Ikea para conocer su versión de los hechos ocurridos y su postura oficial al respecto. Sin embargo, al término de este reportaje aún no se ha obtenido respuesta alguna por parte de la empresa.