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Expertos destapan los riesgos de los cursos de ‘influencers’ de moda como Llados y Enrique Moris
Muchas de estas formaciones implican altos costos para los consumidores sin proporcionar el valor prometido
La idea de que los influencers son meramente personas que se hacen una fotito en Instagram o que suben un vídeo contando absolutamente toda su vida personal es errónea. Este perfil ha trascendido las redes sociales, y ahora domina los anuncios televisivos y colabora con reconocidas marcas de ropa, consolidándose como una poderosa herramienta de marketing en múltiples plataformas. Recientemente, también han irrumpido de manera exponencial en el ámbito de la formación, un campo peligroso que puede dar lugar a estafas debido a los altos costos involucrados y la falta de valor real en los contenidos ofrecidos.
Estos cursos ofrecidos por influencers atraen a miles de seguidores con promesas de éxito financiero y desarrollo personal. Sin embargo, expertos en el sector digital, así como en el terreno de la psicología, están advirtiendo sobre los peligros ocultos detrás de estos programas. A pesar de su atractivo inicial y la promesa de resultados rápidos, muchos de estos cursos, incluyendo los del conocido influencer Amadeo Llados, no cumplen con las expectativas generadas al carecer de contenido sólido y verificable, dejando a los participantes sin las herramientas necesarias para lograr los beneficios anunciados.
Cómo logran atraer a un gran número de personas
“Las personas que imparten este tipo de cursos basan su reclamo y capacidad de atracción principalmente a través de su presencia en redes sociales, donde proyectan una imagen de éxito y lujo que resulta aspiracional para muchas personas”, explica Beatriz González, psicóloga y neuropsicóloga de Somos Psicología y Formación. “Con un estilo de vida ostentoso, coches deportivos y viajes exóticos, los youtubers crean una percepción de éxito alcanzable, generando un deseo en sus seguidores de replicar su riqueza y estilo de vida”, señala.
La experta destaca a Consumidor Global que para lograr su objetivo, estas personas utilizan técnicas de marketing emocional, compartiendo historias personales de superación y éxito que generan empatía y confianza. “Llados, por ejemplo, relata cómo ha pasado de ser una persona común a convertirse en un millonario gracias al emprendimiento digital. Esto le permite establecer una conexión emocional con aquellos seguidores que se encuentran en una situación similar y que buscan una salida a sus problemas financieros”, ejemplifica.
¡Plazas limitadas! ¡Descuentos exclusivos!
Cabe señalar que el influencer referido, Amadeo Llados, ha estado en el foco mediático desde que se empezase a hacer conocido por los cursos que ofrece. El influencer promete hacer rico a todo aquel que siga sus pasos. Unas clases que ofrece a un precio entre 1.000 y 3.000 euros, dependiendo del pack que se elija. Esto recuerda al caso similar del antiguo youtuber, JPelirrojo, que causó controversia al ofrecer un máster de 4.000 euros para enseñar a las personas a cómo ser felices, generando críticas sobre la legitimidad y el valor real de dichos programas.
Rodriguez, por su parte, apunta que es habitual que al publicitar este tipo de cursos se recurra a tácticas de escasez y urgencia, como promociones limitadas y descuentos exclusivos, para incentivar compras impulsivas. “Ofrecen plazas limitadas y descuentos exclusivos para sus cursos, creando una sensación de urgencia que impulsa a sus potenciales clientes a actuar rápidamente para no perder la oportunidad”, resalta.
Claro, ¿quién no quiere ser millonario?
Víctor Gómez, CEO de 4Geeks Academy en España y Europa, experto en cursos, expone que antes de realizar estas formaciones es necesario tener en cuenta quién es la persona que las está haciendo y también cómo es su manera de venderlas. “A la gente le engancha mucho cuando un influencer le dice que antes era como ellos y ahora es millonario. Claro, ¿quién no quiere ser millonario?”, declara.
“Quieren fanfarronear de que son millonarios, sin embargo, emprender no es una tarea fácil”, subraya a este medio Gómez. “Los cursos pueden servir de inspiración, pero esto no quiere decir que tú vayas a ser millonario de la noche a la mañana. La gente no quiere cursos largos donde haya que esforzarse mucho. Quieren cursos cortos, fáciles y que le hagan ganar mucho dinero de un día para otro”, comenta el experto.
Van a por el débil
Javier Concha López, experto en marketing digital y desarrollo web, comenta que ha observado configuraciones de campañas dirigidas específicamente a personas que acaban de perder su empleo. Estas campañas, en momentos de incertidumbre, utilizan promesas exageradas para vender cursos, aprovechando la vulnerabilidad de los afectados.“De hecho, hay cursos que no ofrecen ni atención al alumno, sino que se enfocan más bien en vender las clases grabadas en vídeo”, puntualiza.
“Cualquiera que prometa mucho, enseñe lujo y tenga un método de venta agresivo e insistente seguramente encajará en ese patrón de vendehúmos que, en realidad, su forma de ganarse la vida es mediante esa venta de cursos”, destaca Javier Concha López. “La gente seguirá cayendo porque, si están en un momento complicado, quieren creer que conseguirán dinero sin saber mucho de economía ni del ámbito digital, por lo que no tienen suficientes herramientas como para diferenciar adecuadamente lo que es humo de lo que no lo es”, argumenta el experto.
Los otros perfiles vulnerables
Para Beatriz González, psicóloga y neuropsicóloga de Somos Psicología y Formación, también son susceptibles de caer en este tipo de engaños aquellos individuos con poca experiencia o conocimiento en el área del curso en cuestión. “Por ejemplo, aquellos sin conocimientos previos en emprendimiento digital pueden sentirse atraídos por la aparente simplicidad y efectividad de las estrategias presentadas, sin cuestionar la viabilidad de las mismas”, enfatiza.
“También son objetivos fáciles las personas con baja autoestima o que buscan mejorar su vida personal y profesional de manera urgente sin un sentido crítico o de esfuerzo”, añade González. “De igual modo, actúa sobre personas con poca red social o familiar, alejándolos de su entorno social. Este mensaje lo repite mucho: si tu entorno social no acepta lo que estás haciendo, es que debes alejarte de él”, señala la psicóloga.
Los riesgos asociados a este tipo de cursos
El principal peligro de este tipo de cursos y seminarios está en la falta de regulación y verificación de los contenidos que se ofrecen. Muchas veces, estos influencers no poseen la formación académica ni la experiencia necesaria para formar sobre los temas que abordan. Un ejemplo reciente es el caso de Enrique Moris, fundador de Tradeando, que ofrece un curso online por 1.750 euros. Algunos alumnos han criticado la baja calidad del contenido, describiéndolo como 'vídeos cutres', y han señalado la dificultad de darse de baja del curso, lo que abunda en la evidencia de los riesgos de inscribirse en programas sin una debida verificación previa. “Asimismo, estos cursos suelen ser bastante caros, lo que incrementa la presión y el riesgo para los consumidores”, expresa González.
“Otro riesgo significativo es el impacto psicológico y emocional que puede tener en las personas que se matriculan en estos cursos, una vez que se dan cuenta de haber sido estafados”, recalca la experta en psicología. “La desilusión y el sentimiento de sentirse engañados puede afectar su autoestima y mermar su confianza respecto a la capacidad de tomar decisiones acertadas”, subraya.
Medidas para evitar caer en estas estafas
Tal y como indica González, para evitar caer en estas estafas, es fundamental seguir algunas pautas clave:
- Investigación exhaustiva. Antes de inscribirse en cualquier curso, es importante investigar a fondo al influencer y su reputación.
- Evaluación del contenido. También es importante pedir una vista previa del contenido del curso, o investigar si hay testimonios verificables de personas que hayan realizado el curso y valorar su nivel de satisfacción y si han alcanzado o no los resultados prometidos.
- Desconfiar de las promesas exageradas. Como antiguamente se decía, “nadie da duros a cuatro pesetas”. Si algo suena demasiado bueno para ser verdad, probablemente no lo sea. Es importante mantener una actitud escéptica ante promesas de resultados rápidos y transformaciones milagrosas.
- Consultar a expertos. Antes de realizar cualquier inversión económica, y especialmente si esta es significativa, es conveniente consultar con profesionales expertos en el área del curso en cuestión para obtener una opinión objetiva y externa sobre la validez y valor del contenido del curso.
¿Se considera un delito?
Consumidor Global se ha puesto en contacto con Juan Ignacio Sanz, abogado especializado en derecho penal del bufete Sanz Cabrejas, para consultar si la impartición de estos cursos puede suponer un delito. “Es necesario diferenciar entre una formación que no responde a las expectativas del alumno y una estafa, lo que tendría lugar cuando se cobra el curso y no se parte ninguna formación”, apunta en primer lugar el abogado.
“En este caso en concreto, bien por la vía de no entregarse formación alguna o bien por la de la existencia de un patrón de actuación que hace sospechar que, desde el origen, todo formó parte de un plan preconcebido única y exclusivamente para apropiarse del dinero de la gente sin ofrecerles una formación adecuada a cambio, podría entenderse que estamos ante un delito de estafa”, afirma Sanz. “Si lo que sucede es que las personas que han recibido esa formación no la han encontrado de su gusto o no les ha dado el rendimiento económico que esperaban, en mi opinión no existiría un delito”, considera.
Hasta seis años de cárcel
“Si fuera encontrado culpable de un delito de estafa al haber multitud de afectados y dando por supuesto que el importe total defraudado fuera superior a 50.000 euros, estaríamos hablando de penas de hasta seis años de prisión”, recalca el experto. “Si además, para cometer la estafa, se han falsificado documentos o similar, habría otras penas añadidas”, añade.
“Cuando se da una estafa masiva de estas características, normalmente la persona responsable del delito suele ser alguien con una altísima consideración de sí misma, tan alta, que suele considerarse superior al resto de las personas; o bien de alguien que está íntimamente convencido y considera cierto el relato que le dió a los perjudicados”, finaliza.
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