Loading...

Este es el motivo por el que tardamos en responder a los mensajes, según la psicología

No, no es mala educación o falta de interés, la ciencia que estudia la mente tiene respuesta para entender por qué hay personas que se pasan días sin responder los mensajes. En Consumidor Global arrojamos luz sobre esta conducta

Rocío Antón

Una persona que no sabe el motivo por el que tarda tanto en responder a los mensajes/ PEXELS

En un mundo donde las notificaciones no dan tregua, las respuestas tardías pueden parecer señales de desinterés, pero la realidad suele ser mucho más compleja. Hoy, más que nunca, necesitamos entender las razones ocultas en este comportamiento que, a veces, lejos de ser intencionado, resulta cuanto menos frustrante. Y es que a decir verdad, este solo es un ejemplo más de las dinámicas de un mundo hiperconectado, incapaz de dar respuesta a las necesidades emocionales tanto propias como de otros.

El peligro de "estar siempre disponibles" para otros se ha convertido en una carga emocional que muchos intentan gestionar de mala manera sin llegar a estipular unos protocolos acordes y correctos para no aislarse o caer en ignorar mensajes importantes de las personas cercanas a su círculo. No son pocos los que, ante tanto cúmulo de estímulos, postergan dar respuestas rápidas y acaban por relegar al olvido las preguntas que les hacen a través del teléfono.

Una persona que posterga los mensajes/ PEXELS

La fatiga digital y la desconexión consciente

Un mecanismo que cada vez se está extendiendo más y que infunde una sensación de malestar muy incómoda a la persona ignorada que se queda a la espera y sin resolver su duda o petición.

Un estudio publicado en Computers in Human Behavior habla precisamente del posible motivo psicológico por el que la gente se está habituando a no responder. Lo llamaron fatiga digital —esa saturación mental generada por la constante presión de responder a un aluvión de correos y mensajes de redes sociales por el móvil—uno de los principales motivos por los que algunas personas optan por desconectar de una manera un tanto radical.

Una persona con un exceso de responsabilidades y mensajes acumulados que no se estresa pro ello/ PEXELS

El psicólogo Adam Alter explica que este acto de “desaparecer” temporalmente no es un gesto tan maleducado o malintencionado como parece, sino una forma de proteger su salud mental de alguna manera. En un contexto donde el estrés por cumplir expectativas y planes constantemente, a veces esto es solo un modo de tener tiempo de gestionar nuestra agenda y realidad.

Reflexión excesiva: la ansiedad detrás del retraso

Según otros expertos, esta pulsión por no perderse ningún plan o mensaje en redes sociales. Una conducta que ha dado origen al llamado termino psicológico FOMO, o lo que es lo mismo, el miedo a perderse algo, que hace referencia a la necesidad irresistible de estar continuamente conectados a internet y participar de manera activa.

Este término podría estar relacionado con ese modo de escapar de esa hiperconexión y responsabilidad, algo que desvincularía la demora en contestar al cansancio o mala educación, si no a la ansiedad social y el perfeccionismo.

La presión de decir lo correcto

Encontrar la respuesta “perfecta” puede paralizar a las personas que temen malentendidos o buscan que su mensaje esté a la altura de la relación. La psicóloga Susan Krauss Whitbourne señala: “La presión de decir lo correcto genera un retraso involuntario, sobre todo cuando existe un vínculo emocional importante”.

El exceso de responsabilidades puede provocar esta ansiedad social que te lleva a no contestar mensajes/ PEXELS

Este patrón es común cuando las emociones están a flor de piel: responder no solo implica escribir un mensaje, sino enfrentar lo que la respuesta simboliza.

Responder como una inversión emocional

El tiempo que alguien tarda en contestar también puede reflejar la necesidad de establecer límites personales. “Cada mensaje conlleva una inversión emocional, y para personas con personalidades introvertidas o vidas laborales muy demandantes, esta carga puede ser abrumadora”, apunta Alter.

Por ello, responder con pausa no siempre significa falta de interés; muchas veces, es una manera de preservar su espacio personal y gestionar su energía emocional.

¿Desinterés o prioridades?

Aunque muchas razones justifican las respuestas tardías, no siempre hay una explicación emocional compleja. Un estudio de la Universidad de Texas reveló que tendemos a priorizar los mensajes de personas con quienes mantenemos vínculos más fuertes, relegando a un segundo plano las interacciones menos significativas. En este sentido, si alguien demora en contestarte constantemente, podría ser un indicio de que tu relación no está entre sus prioridades.

Una persona sufre de ansiedad social por recibir demasiados mensajes / FREEPIK

¿Cómo interpretar estas señales en tus relaciones?

Comprender que una respuesta tardía no siempre es un rechazo directo, puede ayudarte a manejar mejor tus expectativas. Lo ideal es no anticipar lo peor ni obsesionarse con detalles como el “en línea” o el doble check azul. Comunicarte con claridad sobre cómo te sientes, sin atacar o culpar, puede fortalecer la relación.

Si la ausencia de respuestas se convierte en un patrón o desemboca en ghosting —la desaparición total sin explicación—, lo más importante es aceptar la realidad y centrarte en tu bienestar. Los expertos recomiendan no insistir, desconectar de esa persona y enfocarte en actividades que te hagan sentir bien, como salir con amigos, leer o hacer ejercicio.

Soltar conversaciones con falta de ‘feedback’

En caso de que la situación te afecte profundamente, buscar ayuda profesional puede ser clave para sanar y entender que, a veces, soltar es la mejor forma de avanzar. Recuerda: el respeto, la atención y el interés mutuo son los pilares de cualquier relación saludable.

Un mensaje sin responder puede acarrearte pensamientos intrusivos / PEXELS

Ahora lo sabes: responder o no a un mensaje dice mucho más de lo que parece. La clave está en interpretar estas señales desde el autocuidado y la empatía. ¿Y tú? ¿Cómo prefieres gestionar tus conversaciones digitales?