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Cómo me perdí la entrada de la novia en una boda por culpa de Bolt
La aplicación europea de movilidad promete un conductor a una hora determinada, pero el cliente corre el riesgo de perder su reserva hasta el último instante
Faltaban diez horas para que mi prima Cristina caminara de blanco hacia el altar y compartiera su “sí, quiero”. Los preparativos, realizados con previsión y acelerados por la emoción del evento, estaban en su punto culminante. Con las uñas pintadas, el pelo planchado, el mono violeta colgado detrás de la puerta y los accesorios escogidos, sólo me quedaba asegurar el trayecto a la Basílica de Jesús del Gran Poder, en Sevilla, donde tuvo lugar la ceremonia nupcial. Para ello, confié en Bolt, la plataforma de transporte bajo demanda. Gran error.
Éramos cinco, por lo que tuve que reservar una van, un vehículo especializado en transportar grupos. La boda comenzaba a las 11.45 horas, así que pagué 45 euros para que el “Bolt” llegara entre las 11.00 y las 11.10 horas. A la hora acordada, estábamos todos en la puerta, atentos a cada coche que doblaba la esquina, buscando la matrícula que nos habían asignado. No obstante, en el minuto diez recibí un mensaje de la plataforma notificando que no había ningún conductor disponible en ese momento. Con mi cara desencajada, el grupo comprendió que algo andaba mal y los nervios se apoderaron hasta que alguien sugirió: “Olvídate de Bolt, pide un Uber ahora mismo”.
Tuvimos que pedir un Uber en el último momento, pese a tener una reserva con Bolt
Con rapidez y sin dudarlo, abrí la aplicación de Uber y solicité un coche de las mismas dimensiones. El tiempo estimado de llegada era de 16 minutos, pero no teníamos otra opción, así que pagué los 23 euros que costaba el trayecto. Sabíamos que llegaríamos tarde y sólo nos quedaba rezar por una impuntualidad de la novia que, para nuestra desgracia, no ocurrió. Al llegar a la basílica, mi prima y su pareja ya estaban sentados frente al altar, a punto de convertirse en marido y mujer. Por culpa de Bolt, no sólo nos quedamos sin asiento, sino también sin ver el esperado momento de la entrada de la novia.
La falta de fiabilidad de la plataforma no es un incidente aislado debido a la alta demanda o un simple error en la gestión, sino que parece ser un riesgo recurrente que enfrentan los usuarios de Bolt al hacer una reserva anticipada. Esto se confirma con numerosos testimonios de clientes que también han experimentado retrasos y cancelaciones inesperadas, perdiendo tiempo y comprometiendo sus planes. En la operativa de Bolt, la planificación parece ser un factor secundario, lo que deja a una creciente lista de afectados lidiando con la frustración de confiar en un servicio que no siempre cumple con lo prometido.
Las víctimas de Bolt
Daniel Báez relata cómo se quedó sin transporte a las cuatro de la mañana tras reservar con antelación. “Reservé un viaje el día anterior y todo parecía ir bien hasta que en el momento de la recogida nos dicen que ya no hay conductor asignado”, señala. “Intentamos reservar otro, pero nos rechazaban todos los conductores, por lo que tuve que pedir un Uber para llegar a tiempo al aeropuerto”, explica el joven.
“Pedí, a través de la app de Bolt, un coche para una hora concreta y, a la hora solicitada, el vehículo no sólo no estaba, sino que nos habían cancelado el viaje”, declara Iciar Liñero sobre su experiencia con la plataforma. Para ella, lo más frustrante fue no saber si el coche siquiera llegó a estar en algún momento. “Toda una estafa”, concluye. María López también fue víctima de una cancelación inesperada. “Después de un mes con el viaje contratado, cuando llegó el momento de viajar me cancelaron indicando que no había ningún conductor disponible y tuve que buscar una solución de urgencia”, comenta.
Consumidor Global se ha puesto en contacto con Bolt para conocer su postura oficial al respecto, sin embargo, al término de este reportaje no se ha obtenido respuesta alguna por parte de la plataforma.
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