Cuando tu compañía de teléfono e internet te llama 12 veces en un día para tratar de convencerte de que no te vayas a la competencia, podemos decir que se trata de un asedio. De un acoso. Y eso es lo que le ha ocurrido a un cliente de Vodafone.
La víctima rechazó una y otra vez todas las propuestas de Vodafone, y pidió expresamente que no volvieran a ponerse en contacto con ella, pero desde la empresa siguieron insistiendo tras cada negativa. De hecho, las llamadas también continuaron después de completarse la portabilidad de la línea a la nueva compañía.
Los expertos consideran una situación de este tipo como “un acoso constante y reiterado” constitutivo de delito, y recomiendan revocar el consentimiento del uso comercial de los datos del afectado o, incluso, denunciarlo ante los tribunales o ante la Agencia Española de Protección de Datos.
Señores de Vodafone: ya basta de perseguir, hostigar y presionar a quienes quieren cambiar de compañía.