No tiene tienda online, ni redes sociales, pero tiene una etiqueta un tanto confusa y dos zapaterías en pleno centro de Madrid, una de ellas en la calle del Carmen, junto al Fnac de Callao; y la otra en calle Carretas, a un paso de la puerta del Sol. La empresa se llama Step Extreme y se dedica a la venta de calzado que, aunque parezca español, está hecho en China. Comercializa sandalias, alpargatas, zapatos, cuñas y zapatillas.
Algunos turistas que rondan por la zona se acercan atraídos por sus grandes letras rojas que anuncian rebajas y por la etiqueta de los zapatos, que funciona como señuelo: en la misma, aparece una bandera de España y otra de la Unión Europea junto a la frase “recomendamos el consumo de artículos españoles”. No obstante, si se gira el artículo en cuestión, en muchos casos se descubre que el producto es made in China. Aunque el calzado español goza de buena salud y hasta Jill Biden, la mujer del presidente de Estados Unidos, cayó rendida a unas alpargatas de la marca Castañer, con otras firmas, con menos prestigio y en las que no aparece Spain por ningún lado, se corre el riesgo de dar un paso en falso.
Las zapaterías Step Extreme recomiendan una cosa, pero venden otra
En Consumidor Global nos vestimos por los pies, así que el primer paso ha sido acercarnos a estas dos tiendas. Aquí y allá se puede ver la etiqueta con las banderas de España y la UE. La recomendación es clara: hay que elegir producto de España. Pero no todo lo que hay en estos establecimientos es de fabricación nacional. En Step Extreme hay calzado de la marca Clayan, que sí fabrica en España, al igual que de los ilicitanos Yokono (curiosamente, un nombre de resonancias asiáticas); pero no Xti (que recientemente ha hecho una campaña con Hiba Abouk), ni Stay, ni Staka, ni Lois (aunque esta última sí sea una marca española). Estas cuatro fabrican su calzado en Asia. Además, en Step Extreme también hemos encontrado, con la etiqueta que recomienda productos españoles, chanclas de la marca Inblu, que fabrica en Ucrania.
Sobre esta estrategia o plan, desde la Federación de Industrias del Calzado Español (Fice) indican a este medio que no son, por suerte, muy habituales, pero se pueden colar en algún caso. “No creemos que sea algo extendido, ni mucho menos. Si la alpargata viene de fuera de la Unión Europea, los fabricantes están obligados a decirlo”, indican. Ahora bien, la exigencia del etiquetado made in no es obligatoria dentro de la Unión, y ellos apuestan porque sí lo sea. “Quien hace su calzado aquí, lo pone con mucho orgullo”, recalcan. Sin embargo, no todos los consumidores miran la suela u otros detalles de un calzado para comprobar su origen.
‘Diseñado en’ no es lo mismo que ‘Hecho en’
Tal y como reconocen las mismas fuentes de Fice a este medio, hay algunos fabricantes que juegan con el concepto designed in, es decir, “diseñado en España”. Esto no es garantía de nada, y en Step Extreme se puede verificar. La tienda comercializa calzado de la marca Guapíssima, que en la caja presume de ser “diseño de España”. Pero al darle la vuelta a la sandalia, se puede ver la etiqueta de made In China. Mismo modus operandi tiene la empresa Corina. Presume de diseñado en España, pero fabrica en el gigante asiático. Sobre ello, este medio ha intentado ponerse en contacto con Step Extreme, pero ha sido imposible recibir respuesta alguna por parte de la empresa y los empleados de estas zapaterías también han declinado hacer declaraciones al respecto.
Tal y como exponen desde Fice, es un asunto complejo. La alpargata, por ejemplo, existe en toda España, pero hay dos áreas en las que su fabricación es especialmente relevante: Caravaca de la Cruz, en Murcia; y Cervera, en La Rioja. Pero también “se venden menorquinas que se hacen, por ejemplo, en Gerona”. En este caso, no es una cuestión de engaño o fraude al consumidor, sino de protección de la denominación de origen. Este sello, que hasta ahora se destinaba a productos agroalimentarios, podría llegar al ámbito del calzado, lo que significaría una protección extra para las espardenyes o para la industria zapatera de Elche.
Garantizar la trazabilidad del producto
Hace dos años se destapó la estafa de la marca Ibicencas, que colaba zapatillas fabricadas en China como “hechas a mano por artesanos locales de Ibiza”. A día de hoy, la web de Ibicencas no existe. Sin embargo, el caso de Step Extreme muestra algunas prácticas que no están del todo erradicadas y que no ayudan a los usuarios o consumidores a tomar una decisión de compra concienciada. Hoy, Fice reconoce que los esfuerzos están en garantizar la trazabilidad del producto y ahondar en la transparencia y sostenibilidad, tal y como recoge la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Mientras, Pedro Martínez-Abarca, uno de los responsables de Abarca Shoes, una empresa española que vende alpargatas y zapatos artesanales, cree que, a día de hoy, apenas hay fraudes de este tipo. “Antiguamente sí se hacía, con calzado que en realidad se fabricaba en Taiwán o China, pero creo que ya no ocurre tanto. Además, la pandemia supuso un antes y un después: se encareció muchísimo el transporte y se puso de manifiesto la importancia de hacer el calzado cerca de casa”, indica. Por eso, más que las injerencias asiáticas, Martínez-Abarca cree que el mayor reto de la industria pasa por encajar bien la subida de precios. “La inflación nos ha tocado a todos”, admite.