Muchos son los rostros que se han podido reconocer en estos últimos meses, no sólo en las calles, sino también en los bares, en el trabajo, o incluso en el cine. El miedo por el Covid se disipa en la mayoría de la población mientras el aire entra por la nariz sin necesidad de la mascarilla, que pronto desaparecerá de los supermercados, dado su declive tras convertirse en el accesorio de moda de la noche a la mañana.
El 20 de abril de 2022 se cerró un capítulo en el consumo pandémico con el fin de la obligatoriedad del uso de las mascarillas en espacios interiores. Y, según el último análisis elaborado por el comparador de precios Idealo.es, la demanda de este producto se ha derrumbado el 79,81 % en el último año. De hecho, la venta de mascarillas ya tienefecha de caducidad en algunos establecimientos.
Los expertos auguran el fin de las mascarillas en los súpers antes de Navidad
“Cuando hay una menor demanda tienes que bajar el precio para que la gente lo compre. Al inicio de la pandemia, el precio rondaba los 10 euros. Ahora cuesta un euro aproximadamente el pack de 10 mascarillas. Sin embargo, no compras algo porque sea más barato, sino porque lo necesitas. Y ahora la gente ya no tiene esa necesidad”, señala Emilio Vizuete, experto en consumo y profesor de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona (UB).
Para Vizuete está claro que a medio plazo desaparecerán las mascarillas de los estantes de la gran mayoría de supermercados. “Si un producto no es rentable, se retirará en poco tiempo”, matiza. No obstante, mientras otros economistas como Gonzalo Bernardos augura que la fecha de caducidad será tras las vacaciones de verano, Vizuete, siendo más precavido, prevé que las mascarillas abandonarán los supermercados en Navidad.
Los comercios evalúan la situación
Tal y como explica Vizuete, los supermercados van con un decalaje de dos o tres meses. “Entre que se pide, se fabrica, se mete en un contenedor y se envía, pasan mínimo tres meses. De esta manera, teniendo en cuenta ese periodo, dudo que se retire de los supermercados después de las vacaciones de verano, aunque es posible, ya que es verdad que las compañías ya han tenido unos meses desde que se quitó la obligación en espacios interiores para pensar en esta posibilidad”, reflexiona.
Las cadenas, por su parte, tienen que evaluar todavía la situación actual, bajo el juicio de Bernardos, antes de tomar una decisión al respecto. Pero ya son muchos los establecimientos que han reducido el espacio para las mascarillas en sus estantes, “Antes ocupaban mucho y ahora las ponemos en una esquinita para priorizar otros productos”, comenta a Consumidor Global una empleada -cuyo nombre no ha querido revelar- de un Carrefour Market, situado en la calle Roger de Flor en Barcelona.
Poco movimiento en los precios
Mercadona, Carrefour o Lidl son algunas de las empresas que han mantenido el precio de las mascarillas –1 euro, 0,99 euros y 0,95, respectivamente, el paquete de 10– desde que el Gobierno de Pedro Sánchez aprobará quitar la obligación de usar la mascarilla en espacios interiores . Sin embargo, el grupo francés ha colocado en sus supermercados algunos carteles donde ya se puede leer “miniprecios” en este producto con el fin de llamar la atención al cliente y aumentar su demanda.
Al retroceder en el tiempo dos años, muchas mascarillas llegaron a costar casi una fortuna –para el tipo de artículo que es– y hacerse con una era una auténtica odisea. La falta de stock provocó que los precios se disparasen. Por ello, el Ejecutivo decidió a finales de 2020 limitar por ley el precio a 0,72 euros la mascarilla. Y acompañó esta medida con un descenso del IVA del 21 % al tipo superreducido del 4 %.
El ‘boom’ y declive de las fábricas
La fuerte demanda de las mascarillas al inicio de la pandemia provocó que algunas empresas hiciesen el negocio del siglo. Mientras se buscaba con urgencia el producto en el exterior, en España diversas compañías se lanzaban a producir y, para agrupar sus intereses, formaron la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y Epis (OESP). Su presidente, Juan Francisco Sánchez, reconoce que ahora fabrican una cuarta parte en comparación con 2020.
“Intentaremos mantenernos, pero se han reducido mucho los turnos de los trabajadores y algunas fábricas han tenido que cerrar”, comenta Sánchez. Ahora, con los últimos cambios, la fabricación de mascarillas está sumergida en la incertidumbre y, aunque el presidente de la asociación no aclara si habrá una reinvención del negocio, todo apunta a una muerte anunciada.