En España, el 65 % de la población reside en pisos, lo que equivale a más de 30 millones de personas. En estas viviendas es difícil –por no decir imposible– en muchas ocasiones instalar paneles solares ante la ausencia de tejados óptimos para la instalación o por la necesidad de llegar a acuerdos con los vecinos. Es aquí cuando entra en juego el autoconsumo fotovoltaico en remoto. O lo que es lo mismo: contar con placas solares a cientos de kilómetros de distancia.
Es el caso de Carlos Pérez con su segunda residencia en La Manga, Murcia. Desde mayo, la electricidad que consume en esa casa le llega de un parque fotovoltaico en Fuente Álamo, a 50 kilómetros. “Queríamos instalar placas solares, pero no podíamos hacerlo de forma individual, así que recurrimos al autoconsumo fotovoltaico en remoto”, explica Pérez a Consumidor Global.
Facturas de cero euros
“Me he ahorrado la instalación y las obras. La empresa se ha encargado de todo, la verdad que estoy muy contento”, resume este consumidor. En su caso, ha invertido unos 6.000 euros por cuatro placas que tendrá durante 30 años y que le permiten ahorrar en su factura. “Antes pagaba unos 70 euros. Ahora pago cero euros, la factura más cara que me ha llegado ha sido de 5 euros”, explica.
Comunidad Solar es la compañía que se ha encargado de gestionar su plan de autoconsumo energético. La empresa cuenta con dos parques solares en Murcia con más de 3.000 paneles conectados también a una central hidráulica en el río Pisuerga (Palencia), que genera energía también por la noche. En el caso de Carlos Pérez, además de las placas, también tiene en propiedad cuatro turbinas de esa central hidroeléctrica que genera energía de forma permanente.
Comprar participaciones de un parque solar y una central hidroeléctrica
“Cada mix energético (un panel solar de 540W + una turbina de 75W) tiene un precio de 1.199 euros y de media un hogar necesitaría cuatro unidades. La inversión se amortiza en alrededor de 6 años”, explica a Consumidor Global Eugenio García-Calderón, ingeniero de la energía y cofundador de Comunidad Solar.
Para García-Calderón, los principales atractivos del autoconsumo en remoto son, además del ahorro y la seguridad del producto, “la capacidad de revolucionar el sistema y acercar a las personas y a las pequeñas empresas el control de la generación de energía para poder tener una sociedad desigual menor”.
Cómo llega la energía a casa
Si bien, el cofundador del proyecto reconoce que, al tratarse de un modelo novedoso, hay muchas dudas e inquietudes entre los consumidores. “Hay muchas preguntas que nos hacen antes de lanzarse a probarlo, como por ejemplo, cómo llega la energía a casa si las placas están a cientos de kilómetros”.
“Nosotros tenemos la comercializadora eléctrica, no como negocio, sino como una herramienta intermediaria para llevar la energía que el propio comunero (clientes con placas en remoto) genera a su punto de suministro”, detalla. La energía que generan los paneles se le suministra al usuario a un precio de cero euros, porque los paneles son suyos. Así, los consumidores se ahorran un 70 % mensual en la factura de la luz. El 30 % restante se corresponde a los gastos regulados por el estado como peajes y distribución.
Sin derecho a ayudas o subvenciones
García-Calderón recuerda que el autoconsumo remoto es flexible. Esto significa que se puede transferir fácilmente de una vivienda a otra, por lo que es la única opción existente de autoconsumo para quienes viven de alquiler.
Finalmente, cabe recordar que, según la actual regulación, no se puede optar a subvención o ayuda al autoconsumo con este modelo ya que las instalaciones deben estar a menos de 2 kilómetros del hogar.