Cuando nació su primer hijo, Benito Escudero Abad lo celebró seleccionando meticulosamente las mejores uvas de su viñedo más longevo, las extendió al sol, sobre unas plantas de tomillo, y, para su fermentación, las introdujo en depósitos de hormigón antes de pasarlas a las barricas de roble.
Era 1956 y todavía faltaban casi sesenta años para que a este vino de la Familia Escudero (Denominación de Origen Rioja) le llegase su hora.
La historia
"Mi abuelo lo cataba año tras año con mi tío, el primogénito, pero el vino nunca estaba como el quería", relata la nieta de Benido Escudero Abad, la enóloga Julia Escudero, a Consumidor Global.
"Justo el año antes de fallecer lo cató y dijo: '¡Ya!'", añade. Tras 59 años e infinitas catas en familia, en 2016 se embotellaron 1.500 botellas de B.E.A., seguramente el vino con más historia de Rioja.
Un Rioja con 60 años de barrica
Este Rioja casi tan longevo como el hijo mayor tiene un color rojo intenso con tonalidades caoba. En nariz, tal y como detallan los miembros de la bodega Familia Escudero, es embriagante y potente con aromas de frutas muy maduras, toques de regaliz y aromas a madera.
“En boca, es envolvente, cálido y persistente en su paso. Se notan los aromas especiados y balsámicos junto a un dulzor avainillado fruto de la reducción. Pero es un vino seco”, recalca Julia Escudero.
Un vino para celebrar
Tras pasar 59 años en las barricas de roble, B.E.A. requería de un envase a la altura de las circunstancias. Por ello, la edición limitada consta de botellas de 0,5 litros presentadas en estuches individuales numerados y firmados por Benito.
Se trata, pues, de un vino tan longevo como exclusivo hecho para deleitar. "Lo sacamos a cuentagotas", apunta Escudero.
Precio
El consumidor que quiera catar un Rioja tan singular como B.E.A solo puede hacerlo en EE.UU., Japón y en el Restaurante Arzak (San Sebastián), que cuenta con tres estrellas Michelin y vinos superlativos como este.
Eso sí, regar el aperitivo o endulzar el postre con este vino tiene un precio prohibitivo para el común de los mortales de entre 2.000 y 3.000 euros.