Beber vino en lata: el futuro que horroriza a los expertos

Algunos productores de esta bebida apuestan por un formato enlatado para captar al público más joven y a los solteros

Varios vinos en lata de la marca Zeena / EP
Varios vinos en lata de la marca Zeena / EP

La experiencia del vino va desde el descorche hasta admirar su color antes de dar el primer sorbo. Sin embargo, los grandes productores extranjeros quieren sustituirlo por el sonido que hace una lata al abrirla y su comodidad. “El reciclaje del aluminio es más fácil y su impacto en el medioambiente es menor. Además, es posible tomarlo en sitios donde el vidrio no está permitido, como una piscina o un estadio”, defienden fuentes de Santa Julia, una bodega familiar de Argentina que se ha reinventado apostando por este envase. 

Sin embargo, para los amantes del vino más tradicionales este formato representa todo lo contrario a lo que se ha defendido durante siglos. Y parece que en España le costará hacerse un hueco. “El cristal no sólo es el mejor material, sino que está muy relacionado con la cultura del vino. Aunque haya otras versiones, un vino de alta calidad está embotellado”, indica el sumiller Daniel Gianto, del restaurante LAV en León.

Un mercado en auge  

Los envases para el licor de uva fermentada alternativos, como el enlatado, están ganando adeptos en algunos países, sobre todo del continente americano. De hecho, las ventas en Estados Unidos y en Argentina no han parado de crecer. “En menos de una década, el vino en lata ha pasado de dos millones de euros en ventas en 2012 a 157 millones en el verano de 2020. De hecho, sólo en 2019, la facturación creció en un 68 % respecto a la de un año antes”, según apunta la consultora Nielsen. No obstante, el embotellado gana por goleada con más del 70 % de las ventas a nivel global. 

Union Wine Company, fabricante del vino Underwood, lanzó de forma definitiva dos de sus marcas de vinos en formato enlatado, con una prueba piloto en un festival de música. Así se hizo un hueco en el público joven de Estado Unidos. Y, ahora, Argentina sigue sus pasos con bodegas que se reinventan para apostar por este material más sostenible y democratizar su consumo.

En España no acaba de calar

Grupo Garvey Bodegas fue la primera empresa en España que comercializó vino de calidad en envase de lata de aluminio de 25 centilitros. Sus vinos, procedentes de las  bodegas Cavas Hill, de la denominación de origen del Penedés, se vendían en las variedades sauvignon blanc y un tempranillo. Pero ya no lo hacen y ninguna otra bodega española ha seguido sus pasos. 

A día de hoy, el único vino español enlatado es Ah-So Wines, el cual se hace en la finca familiar López de Lacalle, en Navarra, y lo comercializan en Estado Unidos. El problema es que “las bodegas tendrían que hacer modificaciones más que notables en sus líneas de envasado y eso es muy caro para un sector de muchas bodegas, pero pequeñas en su mayoría”, explica Alfonso Velasco, director general de Bodegas El Inicio. Además, tendría que haber un cambio normativo, dado que “la D.O. de La Ribera del Duero no permite la lata como envase”, aclara Velasco. 

Principales inconvenientes

El sabor es la mayor preocupación para los expertos viticultores. “Si la conservación y el envasado no son correctos, podría darse una reducción del vino por la falta de microoxigenación que permite el tapón de corcho”, explica Francisco López Bonillo Profesor de la Facultad de Enología de la Universitat Rovira i VIrgili de Tarragona. 

Sin embargo, “los fabricantes utilizan un nuevo revestimiento cerámico libre de bisfenol para el interior de la lata, evitando así  el sabor a metal”, indica el sumiller Gianto. Por ello, este concepto es más recomendable para vinos más jóvenes que no tengan exceso de crianza, no pasen por madera, ni sean grandes vinos. “Es apropiado para blancos, rosados o tintos del año”, añade Gianto. Asimismo, los grandes enemigos del vino son el aire y la luz y la lata de aluminio es un recipiente completamente hermético, que evita que el producto sufra oxidaciones y alteraciones. 

En busca del público más joven

Los defensores del vino en lata no abogan por la eliminación del vidrio, sino de la convivencia de ambos materiales. “La ventaja clara del acero es el consumo inmediato y portátil, ya que nadie ve raro beber una lata por la calle. Además, para los vinos fríos --blancos y rosados-- aguantaría bien la temperatura”, explica Velasco. 

Por otro lado, “el concepto de este producto embotellado hace que encarezca, pero gracias a este formato podrá competir con la cerveza y otras bebidas. Así, la cultura del vino va a ser más accesible y permitirá que se inicie más gente en este mundo”, analiza Guianto. No obstante, el precio es una estrategia de márketing más, ya que el precio medio por litro en una lata es más alto que el de una botella de 75 centilitros, según subraya Nielsen.

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