En pleno siglo XXI, al menos en España, los animales no son considerados ni animales. El código civil los describe como “bienes muebles semimovientes”. Es decir: cosas. Cosas que se mueven, pero cosas. Esto debió cambiar en 2009, con la firma del tratado de Lisboa, pero no fue así.
“La Unión Europea obligó a los gobiernos a tratar a los animales como “seres sensibles” y en España tenemos un retraso de más de 15 años. Hace cuatro, el Congreso aprobó cambiar el código civil, pero el tema caducó”, explica a Consumidor Global Eva Ramos, portavoz del Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (Pacma). Por este motivo, hoy en día cuando un criador de perros hace una transacción, la ejecuta con la misma indiferencia que el que va a comprar el pan o se da de alta en una plataforma de streaming.
¿Es ilegal la compraventa de perros en España?
Sí. En España es ilegal la compraventa de perros si no es a través de un punto de venta autorizado y que cumpla todos los requisitos técnicos. Pero, a partir de ahí viene la polémica, porque sólo hace falta echar un vistazo en internet para darse cuenta de que esta práctica está muy extendida. Con una simple búsqueda es fácil encontrar miles de anuncios de particulares ofreciendo crías a precios que no bajan de los 300 euros.
¿Y en qué condiciones viven estos animales? Eso es algo que el consumidor desconoce. “Más del 60 % de las ventas de animales de compañía se hacen entre particulares. Por una parte, están los que crían en su casa y, por otra, los que se dedican a cuidar y criar cualquier raza para preservarla. En las sociedades caninas estamos todos completamente controlados y se deben criar bajo unos códigos éticos. Pero entendemos también que alguien que tenga un perro en su casa puede vender sus cachorros, aunque no esté regulado”, opina Bartolomé Benítez, vocal de comunicación de la junta directiva de la Sociedad Canina de Andalucía Occidental.
Mil euros por un bichón maltés
Los animalistas defienden que quien quiera un perro acuda a un centro de protección animal. El problema viene cuando, además, se quiere elegir la raza, porque unas son más difíciles de encontrar que otras. El bichón maltés, por ejemplo, es un animal muy codiciado y en el mercado online se puede llegar a pagar hasta más de 1.000 euros por una cría. El precio sube si se trata de un toy, perros de la misma raza, pero más pequeños.
“Nos hemos encontrado casos en los que, tras comprar un perro por internet, los nuevos dueños han recibido un animal ya enfermo. Aquí es importante la responsabilidad del que quiere comprar. Con tantos animales abandonados no se puede permitir que se fomente este comercio que no tiene escrúpulos” se queja Carmen Méndez, presidenta de la Asociación en Defensa de los Animales (ADDA).
Un limbo legal
El mayor problema a la hora de proteger estos animales es el cacao jurídico en el que viven. Varias asociaciones animalistas y algunos partidos políticos han intentado crear una ley estatal que unifique sus derechos, pero hasta ahora no ha sido posible. “Depende de cada comunidad autónoma, pero la mayoría de ellas regula en el sentido de que puedes vender tanto por internet como en tiendas, siempre que tengas licencia y núcleo zoológico. En el caso concreto del online, depende de dónde tengas a los animales”, aclara Anna Estarán, abogada de la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (Faada).
La mayoría de los vendedores de perros por internet aseguran en sus publicaciones que cumplen con todos los requisitos legales, pero después no hay nadie que regule que esto sea así. De esta forma, la abogada Estarán explica que las denuncias más comunes son por estafa, ya sea porque el vendedor finalmente no entrega al animal o porque este viene en unas condiciones deplorables. Sin embargo, es casi imposible hacer un seguimiento de todos los vendedores y, a priori, si no hay nada que indique que se ha cometido un delito no se suele investigar.
Mascotas abandonadas y las protectoras llenas
En 2019 fueron recogidos por las protectoras de animales más de 300.000 perros y gatos. De ellos, un 72 % no tenía microchip para identificarlos. El principal motivo por el que se abandonan las mascotas es por camadas no deseadas, es decir, cuando la hembra tiene sus crías y el dueño no sabe qué hacer con ellas. En este caso, parece razonable la opción de vender los cachorros y ganarse un dinero extra.
Pero si atendemos a la realidad, la población canina ha aumentado un 1% en España en los últimos diez años. “Hay comunidades autónomas en las que han prohibido el sacrificio por ley, pero lo que ha pasado al final es que las perreras están saturadas”, concluye la portavoz de Pacma.