El truco para que los radiadores calienten más gastando menos y así ahorrar calefacción

La primavera se acerca, pero las mañanas siguen siendo muy frías en buena parte de España. Por eso, contar con un radiador en buenas condiciones es fundamental para ahorrar en calefacción. Esto también pasa por mantener el radiador libre de suciedad para que no consuma tanta energía, ya que el polvo actúa como una capa aislante y reduce la capacidad del aparato para transferir calor al aire.

Por el contrario, un radiador limpio distribuye el calor de manera uniforme y no libera en el aire de la habitación partículas de polvo, lo cual también contribuye a la salud respiratoria.

Cómo quitar el polvo del radiador

Para limpiar el polvo de la superficie del radiador basta con un paño limpio, mientras que, para las aletas, lo mejor es utilizar un cepillo suave. Por su parte, para quitar el polvo y la suciedad acumulados entre las ranuras y rendijas puede utilizarse un cepillo de dientes o algún otro utensilio alargado.

Asimismo, si el radiador no se puede desmontar, lo más recomendable es intentar quitar la suciedad con una aspiradora de mano o una vaporeta.

Cómo purgar el radiador

Tal y como explican en Jaén Clima, las cañerías de los radiadores se llenan de bolsas de aire que pueden disminuir considerablemente su rendimiento y aumentar su consumo. “Un síntoma claro de que el sistema necesita una purga es que empiecen a aparecer ruidos extraños, como gorgoteos”, señalan.

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“Purgar un radiador es bastante sencillo. Lo primero es asegurarse de que el aparato está frío, para que la bomba de la caldera no mueva el agua y el aire del interior. Cuando no hay movimiento, el aire se queda en la parte superior del radiador... y eso facilita bastante la tarea”, exponen.

Expulsar el aire del interior

“Después cerraremos las llaves de paso del agua del radiador. Coloca un recipiente en el suelo para recoger el agua que y utiliza una llave inglesa o un destornillador para girar la válvula de purgado de la parte superior del radiador... y ciérrala una vez comience a salir agua sin gorgoteos. Esa será la señal de que ya ha salido todo el aire del interior”, indican.

Con todo, hay que recordar que existen muchos radiadores automáticos, que no necesitan purgarse manualmente porque el aire se expulsa por sí solo.

A qué temperatura debe ponerse la calefacción

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que la temperatura mínima en casa debe ser de 18 grados centígrados. Bajar de esa cifra puede provocar problemas de salud, puesto que el aire frío dificulta la circulación y facilita la aparición de problemas respiratorios, como el asma. La franja ideal va de los 18 a los 24 grados: excederse tampoco es recomendable.

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Por su parte, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) considera que la temperatura ideal mínima es algo más elevada: de entre 21 y 23 grados centígrados para los meses de invierno. Además, la entidad recuerda que subir la temperatura de la calefacción un solo grado supone un aumento de entre un 5% y un 10% en el consumo de energía.