El sector de la aviación genera en torno al 2 % de las emisiones globales de CO2 que los humanos emiten a la atmósfera. El avión es, de hecho, uno de los vehículos más contaminantes. Ahora el foco está sobre las aerolíneas, que, para contrarrestar esta losa y ofrecer una imagen más verde y amable, utilizan reclamos como compensaciones por el uso de combustible a modo de bonos. Algunas entidades consideran que estas prácticas suponen sacar el comodín de la sostenibilidad para blanquear su imagen, es decir, puro greenwashing.
BEUC, la Organización Europea del Consumo, presentó un informe el 22 de junio en el que denunciaba las “afirmaciones engañosas sobre el clima” de 17 compañías aéreas europeas, entre las que figuran Volotea, Ryanair, TAP, Vueling, Lufthansa o Wizzair. Estas afirmaciones, según sostiene BEUC, infringen las normas de la UE contra las prácticas comerciales desleales.
Afirmaciones que pueden confundir al consumidor
La organización pedía una investigación a escala europea sobre este asunto “y que las compañías aéreas afectadas -y todo el sector- dejen de hacer afirmaciones que dan a los consumidores la impresión de que volar es sostenible”. Entre las formas de vender la moto destaca el ofrecimiento al consumidor de pagar de tasas “verdes”.
BEUC, que lo considera mera palabrería, quiere que el dinero sea devuelto a los consumidores que lo hayan pagado. “Las afirmaciones que sostienen que el pago de créditos adicionales puede ’compensar’" o ’neutralizar’ las emisiones de CO2 de un vuelo son objetivamente engañosas, ya que los beneficios climáticos de las actividades de compensación son muy inciertos, mientras que el daño causado por las emisiones de CO2 de los viajes aéreos es seguro”, alegan.
“Tarifas verdes”
Por ejemplo, el grupo Lufthansa ofrece “tarifas verdes”, un tipo de producto que en teoría reducirá en un 20 % el CO2 relacionado con las emisiones del vuelo porque el dinero se invertirá en “proyectos de protección climática de alta calidad”.
Otras, como Norwegian, se sacan de la manga que algunos vuelos específicos tienen menos emisiones que otros. Así, un consumidor puede llegar a leer que cierto trayecto genera “un 34 % menos de emisiones de CO2 que el promedio de la industria”.
“La compensación no impide la emisión”
Es decir, que a pesar de que un viajero pague este extra para superar su mala conciencia, nadie le garantiza que su dinero se invertirá efectivamente en implementar alguna medida sostenible. No son una equivalencia directa. “La cuestión es que la compensación no impide que la emisión se siga produciendo. Es decir, que aunque pagues esa supuesta compensación, los aviones seguirán volando, el CO2 se seguirá emitiendo y seguiremos teniendo un problema de calentamiento global”, explica a Consumidor Global Cristina Arjona, responsable de la campaña de Movilidad en Greenpeace España.
Uno de los claims de las aerolíneas es que las emisiones se van a compensar plantando árboles en determinados sitios, recuerda esta experta. “Pero los árboles de estas nuevas plantaciones, que suelen hacerse en países del Sur Global, tienen, lógicamente, un periodo de crecimiento”, arguye. “No van a comenzar a absorber el C02 hasta que pasen unos 20 años, con lo cual hay un problema de descompensación. Así que, al final, no deja de ser blanquear un poco la actuación de las aerolíneas, porque en absoluto se evitan las emisiones”, razona.
“Engaño” a los consumidores
“Las compañías aéreas engañan a los consumidores al cobrarles más para contribuir al desarrollo de ‘combustibles de aviación sostenibles’ (SAF): estos combustibles no están listos para el mercado”, asegura, contundente, la organización. Arjona explica que hay dos tipos de SAF: por un lado, están los biocombustibles, que se generan a partir de plantaciones o de restos de aceites; y por otro, los combustibles sintéticos, que también han llegado ya al sector de los automóviles y parten de sustancias como el hidrógeno.
“Nosotros directamente rechazamos los biocombustibles, porque pueden generar problemas asociados a la pérdida de biodiversidad, son injustos porque se plantan en zonas donde se deja de plantar alimentación… Lo que sí está sobre la mesa son los e-fuels o e-queroseno”, indica.
El bluf de los SAF
“Lo que ocurre es que los SAF están en desarrollo. La propia Agencia Internacional de la Energía, que no tiene ningún perfil ecologista, prevé que representen el 19 % del total de los combustibles en las aerolíneas para el año 2040. Por lo tanto, seguiremos con un 80 % de combustible no sostenible. Y así, la aviación no va a colaborar con cumplir con el Acuerdo de París que pide que no superemos el grado y medio de aumento de temperatura”, relata la experta de Greenpeace.
De hecho, un reciente estudio elaborado por Bain & Company explica que adoptar el combustible SAF será complicado. El sector de la aviación, de acuerdo a este estudio, presentaría dificultades para alcanzar sus objetivos de cero emisiones netas en 2050. También contempla que las aerolíneas no tendrán más remedio que subir los precios de sus billetes de avión en 2026 para financiar el proceso de descarbonización. Según la consultora, este incremento de precios reduciría la demanda mundial de viajeros prevista para 2030 en un 3,5 %.
Crecimiento del sector
De momento, la gente no ha dejado de coger aviones. “Es el medio de transporte que más crece porcentualmente, cerca de un 2 % anual, aunque en la pandemia estos datos se moderaron. Este año veremos cómo será el crecimiento. Pero es necesario que las emisiones se reduzcan de alguna forma, así que este sistema de compensaciones no deja de ser, como defienden las organizaciones de consumidores, un sistema de greenwashing”, recalca Arjona.
“Dar a entender que el transporte aéreo puede ser ’sostenible’, ’responsable’ y ’ecológico’ es engañoso. Ninguna de las estrategias desplegadas por el sector de la aviación puede actualmente evitar las emisiones de gases de efecto invernadero. Es importante poner fin a estas afirmaciones”, dice BEUC. Arjona coincide. “No lo es, y sus proyecciones son de crecimiento, y así no lo va a ser nunca”.
La respuesta de las aerolíneas
Tras la publicación del análisis, la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) mostró su discrepancia y defendió que el sector aéreo "está firmemente comprometido" con alcanzar las emisiones netas cero en 2050. Añadían que la aviación es "el único sector que ha alcanzado un acuerdo global para reducir su impacto ambiental".
En la misma línea, la patronal española de aerolíneas destacó la creación de la Alianza para la Sostenibilidad del Transporte Aéreo (AST), para "desarrollar la hoja de ruta para la descarbonización del sector aéreo", un plan que califican de “muy ambicioso”.