El teletrabajo eleva el gasto de los españoles en 200 euros

Trabajar en remoto significa un incremento en la factura de la luz, pero reducir el gasto en movilidad y un impacto positivo en el medioambiente

Un empleado teletrabaja desde casa con su ordenador y su móvil / EP
Un empleado teletrabaja desde casa con su ordenador y su móvil / EP

El teletrabajo ha cambiado los hábitos y la forma de consumir de los usuarios. Mientras los empleados ahorran en transporte y menús de restaurantes, el tique del supermercado y el del material de oficina crece. “El aumento en la factura de la luz es bastante notable, ya que, en términos generales, supone un 25% más de consumo. Esto se traduce en hasta casi 10 euros mensuales”, indican desde Kipin Energy. No obstante, a su favor, el trabajo en remoto tiene un impacto muy positivo en el medioambiente, con un menor uso de carburantes y una reducción del consumo de la energía eléctrica, puesto que el consumo de la energía global es menor ya que los equipos de trabajo desde casa consumen menos. “En concreto, se calcula que esta reducción puede llegar a ser hasta del 40%”, añade esta eléctrica a Consumidor Global

Esta modalidad de trabajo, por otra parte, lleva a un sedentarismo mayor y a un aumento de la compra de ultraprocesados. “Uno de los problemas que puede tener trabajar desde casa es caer en el picoteo y hacerlo de forma frecuente. Eso se traduce en transgresiones dietéticas que tienen consecuencias indeseables”, advierte la doctora Emilia Cancer, miembro del Comité Gestor del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). 

Nuevos hábitos

El trabajo en remoto implica un cambio en la alimentación. Por ello, la cesta de la compra media en España ha aumentado el 5,7 %, según la consultora Nielsen. Pero esto se compensa con la disminución del gasto en la restauración. “Antes solía comer el menú del día de algunos restaurantes. Sin embargo, debido al teletrabajo, ahora hago compras más grandes para mí solo con productos precocinados para no perder tiempo y no manchar”, indica José Luis Cabrera, un usuario de 27 años que suele gastarse unos 200 euros mensuales en alimentación. 

Además, teletrabajar puede conllevar a  una reducción de la actividad física, ya que el ejercicio que se realiza durante el desplazamiento hacia el trabajo desaparece. “El  uso del transporte público ha descendido entre un 20% y un 30% en muchas ciudades. Y la compra de vehículos privados de segunda mano ha crecido en estos últimos meses. El transporte privado, que empezaba a quedarse atrás en cuanto al fomento de iniciativas y programas, está despuntando", asegura Sergio Lagarde Cabañero, fundador de la startup Greenspot, dedicada al fomento de la movilidad sostenible en los núcleos urbanos.

Material de oficina

Los españoles se han visto en la necesidad de adquirir material para poder trabajar de forma correcta desde casa. “Más allá de los cuatro productos indispensables para ejercer el trabajo, existen otros artículos de oficina que necesitamos para poder teletrabajar. Es el caso de las impresoras, sillas de oficina, webcams, soportes para el ordenador y lámparas”, matiza Adrián Amorín, directora general de Idealo.es. De hecho, según datos de esta plataforma, el precio mínimo para acondicionar una zona de trabajo en casa es de 200 euros. “La empresa me dio el ordenador, pero yo me he gastado 150 euros en una silla adecuada y en otros productos ergonómicos”, explica Beatriz Triper, una usuaria de Madrid. 

"Cuatro de cada 10 trabajadores considera que su empresa no les está proporcionando el equipamiento tecnológico necesario y un 81% considera que es responsabilidad del empresario proporcionarles formación para mejorar sus habilidades tecnológicas”, según un estudio de Randstad. Y el 23% de los españoles no se siente capacitado para trabajar desde casa. 

¿Trabajar en pijama? 

La otra gran damnificada de trabajar desde casa es la industria textil, ya que los consumidores prefieren ahorrar en este tipo de productos si nadie va a verles en todo el día. De hecho, muchos usuarios apuestan por trabajar en chándal o pijama. “Para las videollamadas me maquillo y me pongo una camisa, pero siempre me dejo el pantalón de pijama y las zapatillas de estar por casa”, cuenta Julia Echevarría, una usuaria de Pamplona de 35 años. 

Por ello, la moda de segunda mano y las marcas sostenibles han experimentado un importante crecimiento en los últimos meses, según detalla Brenda Otero, del buscador Lyst. Además, para muchos teletrabajadores  los códigos de vestimenta cambian hacia una ropa más cómoda y duradera. “Los cambios van hacia las prendas más holgadas. En concreto, el interés en los pantalones de pernera ancha ha subido un 20%”,  señala  Otero.

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