La solidaridad con Ucrania y el miedo disparan la venta de complementos militares

“Cuando se miran de frente / los vertiginosos ojos claros de la muerte, / se dicen las verdades: / las bárbaras, terribles, amorosas crueldades”. Lo escribió Gabriel Celeya en un poema que tituló La poesía es un arma cargada de futuro. Sin embargo, para habitar el presente, cuando las vías diplomáticas se han agotado, sólo sirven las armas reales. La invasión de Ucrania se palpa también en las armerías y tiendas de equipamiento militar españolas, donde las ventas han crecido al calor de la solidaridad y el miedo al riesgo nuclear.

No se trata sólo de la compra de armas para enviarlas a Ucrania, sino de un temor a la catástrofe que, para algunos españoles, cada vez es más acuciante.

Armas para Ucrania y material de supervivencia para España

En Soldiers, una tienda madrileña que vende equipamiento militar, armas e insignias, el incremento de ventas ha sido muy notable. “Nosotros hemos agotado los chalecos y los cascos balísticos”, cuenta a Consumidor Global Alfonso Ruiz, su responsable. “Torniquetes habremos vendido unos 200 o 300, y también han venido chavales ucranianos que iban a viajar a combatir por su país a comprar guantes”, relata. Una parte de las ventas, la mayor, corresponde a material que viajará a Ucrania por una u otra vía, pero también hay españoles que adquieren productos relacionados.

“Hemos visto que hay más gente que busca kits de supervivencia, gente que no tenía interés y ahora sí lo tiene”, narra Ruiz. Estos kits incluyen velas, pastillas potabilizadoras, chalecos de camuflaje o mantas de emergencias. A nivel local, es decir, con Ucrania fuera de la ecuación, este boom replica lo que ocurrió cuando se habló del Gran Apagón el pasado mes de noviembre. Sólo que con la ansiedad nuclear como colofón. “La gente le ve las orejas al lobo, y se da cuenta de que, aunque parezca que no, de la noche a la mañana puede llegar a pasar algo así”, expone Ruiz.

Más llamadas en las armerías

En algunas tiendas que no se dedican a vender material militar, sino coleccionismo antiguo (uniformes y elementos de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo), también reciben más llamadas estos días. “En un día llamaron unas 15 personas preguntando por lo mismo, pero nosotros no tenemos ese tipo de cosas”, explica uno de los responsables de Cascorro Efectos Militares.

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En Gabilondo Sport, una armería de Valencia, también perciben más movimiento. “A nosotros nos consultan más que antes. Preguntan por chalecos antibalas y cosas así. Hay más demanda, pero nosotros no nos dedicamos exactamente a eso”, apuntan. Desde Armería BR, Mavi, una de las responsables, corrobora este interés, y explica que hay mucha demanda de material que va directamente para Ucrania, como chalecos antibalas. También resalta que se están organizando colectas para enviar estos artículos.

Chalecos, balas y ópticas

Hay más gente inquieta que antes. Gente que hace acopio de suministros en los supermercados, que busca en foros cómo prepararse ante un accidente nuclear, que empieza a temer que el Perú se joda definitivamente. En la barcelonesa Armería Ravell reconocen que estos días les preguntan más por material bélico y por kits de supervivencia. Sara Ravell explica que, en determinados artículos, ya no hay stock “y ese es el problema que tenemos”. Entre los productos que comercializa estos días, apunta, hay material balístico y lentes ópticas de última generación. No obstante, la responsable de Armería Ravell cree que el porcentaje que se queda en España es mínimo. “Casi todo va para allá, o a países vecinos”, expone.

También cogen más el teléfono en Armería Alberdi. Agustín Alberdi explica que hay personas que han llamado preguntando por chalecos antibalas, pero, a pesar de la invasión de Ucrania, ellos no han aumentado las ventas. “Es porque los chalecos antibalas tienen que hacerse en el momento, hay que coger la talla de cada persona, no es lo mismo un chaleco para una persona que pese 60 que para otra que pese 100 kilogramos. No se pueden enviar sin tomar medidas”, argumenta. Asimismo, Alberdi matiza que a su local acude “gente con las ideas claras. Y si no, se las ponemos nosotros claras rápidamente”.

Preparacionistas: organizar el caos

Ahora bien, ¿hasta dónde tiene sentido este miedo? Desde Asturtáctico, una tienda de equipación táctica, militar y policial de Avilés, explican que están vendiendo material directamente a Ucrania, y que, más allá de estas comercializaciones, hay personas residentes en España que también se interesan por los objetos de supervivencia. “Hay gente que compra hasta máscaras antigás. Es el mundo prepper, que se ha acojonado”, apuntan.

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Consumidor Global

“¿Prepper?”, preguntamos. “Sí, preparacionista”. Tras el desconcierto inicial, hacemos unas llamadas. Ricardo Serna, militar, explica que es una corriente que está ganando fuerza en España desde hace unos meses. Consiste, a grandes rasgos, en grupos de personas que hacen acopio de material para estar listos en caso de desastre a gran escala, eléctrico o nuclear. Estos ciudadanos, que se perciben a sí mismos como una suerte de atalaya ante el caos, “hacen más ruido cuando hay desastres naturales o fenómenos como Filomena”, aclara Serna.

Latas, despensas y herramientas

Una búsqueda en redes sociales arroja más luz sobre el mundo prepper. En TikTok hay muchos vídeos con esta etiqueta, sobre todo de personas estadounidenses. Algunos dan consejos y tips sobre cómo actuar en caso de catástrofe: acumulan conservas, muestran sus despensas, enseñan a desmontar un cuchillo o a encender un fuego.

En Twitter también hay comentarios de preparacionistas españoles. Una de esas cuentas, Prepper Urbano, glosa los mandamientos: “Un preparacionista es una persona que trabaja como una hormiga mientras todo va bien en la vida. Cuando va al mercado a comprar, coge una lata de más. Cuando va a la farmacia coge alguna caja de más. Cuando ve alguna oferta en herramientas, coge alguna que no tiene”.

“Me han pedido trajes bacteriológicos”

“Sí, a mí me han pedido máscaras antigás, pero también uniformes y trajes especiales”, explica Alfredo, de la tienda salmantina Army Soft. Este experto cuenta que ha notado “mucho” el aumento del interés en complementos militares, sobre todo de gente que lo busca para enviarlo a la guerra. “Si hubiera tenido más, habría vendido más. A los distribuidores se les han agotado las existencias”, describe.

Pero eso no es lo más insólito. Personas residentes en España también le han preguntado, para ellas mismas, por “trajes bacteriológicos”, detalla. Bajo su punto de vista, es algo “normal” dentro de “la psicosis de estos días”. Y más, razona Alfredo, “con un personaje al que le da igual apretar el botón nuclear. Yo no creo que llegue a tanto, pero veo normal que la gente quiera prepararse”, reconoce. “Y supongo que la mayoría, si pudiera, se haría un búnker”, zanja.