La nevera es uno de los electrodomésticos que más restos y suciedad acumulan, y, por tanto, malos olores. Esto puede deberse a la presencia de alimentos que están a punto de caducar o ya se han podrido, como restos de fruta o de queso; o a otros que, a pesar de estar en buen estado, desprenden fuertes olores, como pescados. Para combatir el mal olor hay varias opciones. Una de ellas es recurrir al clásico tapón de corcho de las botellas de vino.
Este elemento se corta en 2 o tres partes, que se disponen en los distintos estantes o cajones de la nevera. Al día siguiente, al abrir la nevera, el mal olor habrá disminuido. Esto, que parece magia, se debe a que el corcho es un material poroso que absorbe la humedad y los malos olores. Para que el truco sea más eficaz se puede añadir una gota de un aceite esencial sobre el corcho.
De dónde sale el corcho
El corcho se extrae de la corteza del alcornoque, un árbol que crece principalmente en la región mediterránea (países como España, Francia, Italia o Marruecos). Entre sus propiedades, destaca por ser un material ligero, aislante térmico y acústico, elástico y resistente a la humedad y al agua. Además, es biodegradable.
En cualquier caso, para mantener impecable la nevera no basta con confiar en las propiedades del corcho: cada cierto tiempo conviene vaciarla y limpiarla a fondo con productos como KH7 o una mezcla de agua y bicarbonato.
Otros productos que absorben el olor
También hay quienes optan por colocar en la nevera una taza de café molido, que puede neutralizar los malos olores (aunque para los amantes de la bebida puede ser un desperdicio).
Otra opción, también muy barata, consiste en cortar un limón por la mitad y colocar las dos mitades en la nevera. El aroma cítrico del limón ayudará con los malos aromas.