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Ropa robada del contenedor de reciclaje que acaba en vertederos: el drama de los residuos textiles
Desde las asociaciones apuestan por implicar a la ciudadanía y a las administraciones, que son quienes pueden controlar y financiar “una gestión transparente”
Gran parte de la ropa que vestimos acaba teniendo otras vidas, pero casi siempre son vidas oscuras, calladas, contaminantes. Según los datos de Moda Re-, un proyecto dependiente de Cáritas, se estima que en España cada año van a parar a los vertederos unas 990.000 toneladas de productos textiles. Una cifra descomunal si se tiene en cuenta la tasa de reciclaje textil: solo un 1 % de la ropa vuelve a tener el mismo uso o uno similar.
Poco a poco, las compañías van aportando su granito de arena. O eso pretenden hacer ver: en ocasiones, los contenedores de tiendas como H&M, Zara o Uniqlo situados en países occidentales, que en teoría sirven para fomentar la circularidad, acaban en enormes vertederos que destrozan la industria y el medio ambiente de países del Sur Global. No obstante, no hay que irse tan lejos para ver el problema. En Humanes, al sur de la Comunidad de Madrid, apareció a principios de año un vertedero que Telemadrid describió como un “cementerio de ropa usada”. En España podría haber muchos más.
Dar respuesta a la reducción de residuos
La Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (Aeress) es una red estatal de entidades sin ánimo de lucro pioneras en economía circular que busca “dar respuesta a la creciente demanda social de reducir la generación de residuos”. Además, otro de sus objetivos es la inserción sociolaboral de personas en situación de vulnerabilidad.
Desde esta entidad explican a Consumidor Global que uno de los grandes problemas de los actuales sistemas de recogida de ropa donada es la falta de transparencia. “Existe una gran diferencia entre los sistemas de recogida de unos territorios, municipios o CCAA y otros. No hay actualmente un sistema unificado”, indican. La opacidad provoca que la ciudadanía desconfíe “o no entienda cómo funciona y cuál es el destino de la ropa que depositan en un contenedor”, añaden.
Vandalismo y robo
Otro agujero negro es del vandalismo y el robo. Según explicó a Telemadrid Manuel León, coordinador de Moda Re-, la ropa que acaba en los vertederos suele proceder del mercado ilegal, bien a través de contenedores ilegales colocados por “mafias” que actúan sin permisos o por robos. Es un problema que ocurre en toda España. Hace dos años, Cáritas tuvo que retirar de Ferrol cuatro contenedores textiles que habían sido saboteados.
En la misma línea, a principios de este mes de noviembre, el Diario de Jerez informaba de que alrededor de una veintena de contenedores de ropa de Cáritas habían aparecido reventados en la ciudad andaluza. Antes, en verano de 2023, la Policía de Madrid detuvo a tres personas, entre ellos al responsable de una empresa textil, por robar de los contenedores del ayuntamiento de la capital 2.000 kilos de ropa que luego pretendían revender.
Contenedores sensorizados
Este problema, dicen desde Aeress, dificulta la correcta gestión “y genera mucha desconfianza en la calle, además de un impacto ambiental muy negativo”. Para evitar estas incidencias, la asociación cuenta con un mayor número cada vez mayor de contenedores sensorizados.
“Permiten controlar de forma remota el estado del contenedor, qué capacidad/volumen de llenado tienen. Además de optimizar su trazabilidad, pueden prevenir incidencias, como robos. Y además mejora las rutas de recogida; reduce la huella de carbono y reduce el número de vehículos en carretera”, describen.
Prevención y sensibilización
Pero nada de eso sirve sin una adecuada prevención y sensibilización. “Cuanta más información tenga la ciudadanía de los beneficios de la reutilización tanto a nivel ambiental como social, seremos más responsables a la hora de utilizar los sistemas de recogida textil”, consideran. Tampoco funciona este delicado equilibrio “sin un apoyo directo desde las instituciones y las administraciones públicas, que son quienes tienen el poder de controlar y financiar una gestión transparente, sostenible y responsable del residuo textil”, añaden.
A la pregunta de si en Aeress tienen alguna estimación de cuántos grandes vertederos de ropa similares al de Humanes puede haber en España, la asociación explica que no dispone de cifras, “pero seguramente haya más. Es alarmante y nos preocupa que esto siga ocurriendo”, afirman. Tampoco se olvidan en Aeress de los vertederos lejanos a los ojos de Occidente, como los de Ghana, donde cada semana se acumulan “miles de toneladas de desecho textil”.
La culpa, de los operadores
Resulta complejo adjudicar responsabilidades, pero desde la entidad apuntan a los operadores, “que no están autorizados ni capacitados para esta gestión, acompañado de una mala praxis de algunas administraciones públicas que no cumplen con las nuevas normativas de gestión del residuo textil”.
En teoría, este problema tiene los días contados. “En España, con la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, esto debería frenarse, los sistemas de responsabilidad ampliada del productor deben asegurar que los sistemas de recogida vayan acompañados de medidas de trazabilidad del residuo textil”, considera Aeress.
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