El miedo a lo desconocido es una gran oportunidad para ganar dinero. Al fin y al cabo, ¿quién no quiere proteger a los suyos de un daño terrible? Y en estos casos, el desconocimiento científico tiene mucho que ver, ya que no es difícil crear una imagen de pánico mediante un par de palabras técnicas. Se puede decir, por ejemplo, que un aparato de wifi genera ondas electromagnéticas que chocan con nuestro cuerpo. Dicho así, suena como un peligro latente en el salón de casa, mientras que no es más que el funcionamiento habitual de estos dispositivos.
Pues este filón es el que han encontrado empresas como Radiasa, especialista en la venta de todo tipo de prendas de ropa que protegen de las “peligrosas” radiaciones que acechan los hogares. Más allá de camisetas también disponen de gorros, pijamas, ropa interior y sudaderas. Toda una gama anunciada como la protección ante unas radiaciones que, si bien existen, no se ha demostrado que tengan ningún perjuicio para los humanos o los seres vivos en general. Aunque este hecho se oculta en la publicidad.
Una verdad mutable
A pesar de encontrar productos a la venta como los calzoncillos o las camisetas Antiwave, que afirman proteger de las radiaciones de alta frecuencia, en su web se cubren las espaldas al plasmar información contrastada en la sección de preguntas. En la propia página se explica como no hay evidencias de que las radiaciones del teléfono móvil puedan perjudicar a la salud, pero sí se toman un par de licencias.
Una de ellas, sobre cómo la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido el Síndrome de Electrosensibilidad como una dolencia real, cuando no lo ha hecho. Incluso desde algunos círculos médicos se ha catalogado esta sensibilidad a campos magnéticos como un problema psiquiátrico antes que físico. La otra, explicar que la OMS también ha calificado las radiaciones de frecuencias como el wifi o las telefónicas como cancerígenas. En realidad pertenecen al grupo 2B, en el que se especifica que a falta de conocimiento pueden llegar a provocar desórdenes autoinmunes, pero en ningún caso confirman estos síntomas.
¿De qué deberíamos protegernos?
“Camiseta de hombre, especial para la protección contra las radiaciones de alta frecuencia emitida por las antenas de telefonía móvil, wifi, etc.”. Con esta declaración tan vaga, no queda muy claro el nivel de protección que ofrecen estas prendas, aunque sí que dan un margen sobre la frecuencia de onda que pueden repeler: de los 200 MHz hasta los 2,4 GHz. “Esto es solo para asustar. Están intentando hacer una jaula de Faraday. A lo mejor consigues apantallar, según el tejido, alguna frecuencia, pero no de todas ni mucho menos de forma total”, explica Alberto Nájera, profesor universitario en Castilla-La Mancha y vocal del Comité Científico Asesor de Radiofrecuencia y Salud (CARS).
El experto asegura que usar las radiaciones para infundir temor no es nuevo. Mucha gente no conoce la diferencia entre radiación ionizante, como los rayos ultravioleta capaces de dañar nuestro organismo, y aquella radiación no ionizante, es decir, que no es capaz de atravesar la piel, como las señales de radio, telefonía o televisión entre muchas otras. Además, estos mantras contra las ondas no son nuevos, sino que en la década de los 80 ya hacían campaña con ellos.
Un asunto de moda
Sin embargo, el problema no solo es teórico. También es práctico en cuanto a la composición de esta ropa. Según comentan en la tienda, cerca del 97 % es de algodón y un 2-3 % son fibras de plata o cobre, dispuestas en pequeños hilos que recubren la tela.“Sería muy poco práctico, la prenda no transpiraría”, indica José Ygnacio, catedrático en Ciencia de los Materiales en la Universidad Complutense de Madrid. Además, menciona que la capa metálica tendría que tener un poco de espesor para hacer efecto y estar dispuesta de manera eficiente para apantallar las radiaciones, cosa que con ese poco porcentaje no cree posible.
Por otra parte, el profesor remarca el hecho de que en estos casos se cae en lo que se conoce, de forma literal, como publicidad engañosa. “Ya no es que te protegen de algo que no es peligroso, sino que aun en el caso de que lo fuera, estas prendas no funcionarían”, remarca.