Alfonso Gómez sale todos los domingos a hacer deporte con su bicicleta. Solo, acompañado, con frío, con lluvia o con calor. Sea como sea, nunca falta a la cita desde hace más de dos años. Se considera “casi” profesional, y sus diferentes maillots hacen que lo aparente. Un día, mientras subía al Tibidabo, en Barcelona, la cadena de su bici se salió. El procedimiento para volver a colocarla no era complicado, aunque no era la primera vez que le sucedía el infortunio. CeramicSpeed parecía traer la solución para evitar más calamidades de este tipo, pero no aún no ha terminado de encajar.
Hace ya cuatro años en Eurobike, una de las ferias más importantes del calendario ciclista, la empresa citada presentó una bicicleta única, un experimento que no dejó a nadie indiferente. Se trataba del modelo DrivEn y prometía acabar con el sistema de transmisión por cadena, es decir, el de toda la vida, (y con sus correspondientes desviadores) para sustituirlo por otro mucho más eficaz y rápido. “A simple vista parece guay, y supongo que funcionará arriba y abajo como si fuesen los piñones para darle más potencia”, comenta Gómez a Consumidor Global, quien destaca que, sin embargo, no termina de verlo claro.
Tardará en llegar a la calle
“Sobre el papel y los vídeos tiene buena pinta, pero no termina convencerme y seguro que valen un pastizal”, resalta. Lo cierto es que aún no se comercializa en ninguna tienda de bicicletas. Así lo confirma David Navarro, ciclista y exempleado de Bici Escapa, en Sabadell (Barcelona). “Esto es lo que se llama árbol de transmisión –es decir, el encargado de llevar el giro del motor a las ruedas que están en un eje diferente–. Es una novedad, pero parece que no encaja mucho por el momento. Solo se presentan prototipos”, explica.
“En concreto, el de CeramicSpeed se basa en un sistema de transmisión de árbol con 21 rodamientos fabricados en cerámica que enviarían directamente la energía de cada pedalada a unos engranajes colocados en la rueda trasera. No creo que la vayamos a ver en el mercado con inmediatez. El sistema debe ser costoso y el precio exagerado”, señala Navarro, que matiza que las cadenas de producción están tan estandarizadas que hay fabricantes de transmisiones clásicas que tienen mucho poder en la industria y no van a cambiar de la noche a la mañana.
No convence
“Estamos acostumbrados todos a la transmisión por cadena. Y como es una novedad, la gente no se fía mucho”, destaca el experto. En concreto, Gómez reconoce que a él no le convence el cambio de la bicicleta. “Tiene un segundo plato, parece un cambio de montaña en una bici de carretera y lo están cambiando en parado, en movimiento habría que ver si el cambio va fino”, señala.
Navarro subraya que no parece que se pueda adaptar a una bicicleta de montaña porque ahí intervienen otros elementos. “El sistema solo se puede montar en bicicletas rígidas cómo sería una de montaña de toda la vida o una de carretera a la que pones amortiguador. Si montamos este sistema en otra bici, la barra que envía la fuerza a las marchas partiría por nuestro propio peso. Tendrían que inventar un sistema que fuese elástico o móvil, y esto haría que las marchas no engranaran tan bien”, explica.
La cadena de la bicicleta
Navarro, además, apunta que el cambio de la cadena de la bicicleta es lo que más se suele pedir en las tiendas. “Al final es uno de los elementos de la bici que más se rompe o se sale. Es un consumo de tiempo, porque es una pieza que se desgasta, pero, en general, el consumidor se siente confiado con este producto. El precio de esa bicicleta sin cadenas no será apto para todos, pero cambiar la cadena es relativamente barato”, destaca. De hecho, en Decathlon el precio de la mayoría de ellas ronda entre los 10 y 20 euros, aunque la más cara, la cadena Shimano de 126 eslabones, puede llegar a alcanzar los 49,99 euros.
Consumidor Global se ha puesto en contacto con CeramicSpeed para conocer más detalles de este sistema, pero al término de este artículo, la compañía no se había pronunciado al respecto.