Estás en Barcelona, quieres salir a cenar pero no sabes a dónde. Entras en The Fork (El Tenedor) y te topas con el restaurante La Tata, que ofrece un 50% de descuento si reservas mesa a través de la app gastronómica. Hasta aquí todo normal. El problema viene cuando el cliente se da cuenta de que hay hasta tres cartas con los mismos platos pero diferentes precios.
Los costes más elevados se guardan para los comensales que vienen por The Fork. Por ejemplo, el canelón de bogavante con gamba roja y cobertura de bechamel de txangurro tiene tres precios diferentes: 39 euros en la web del restaurante, 19,50 euros en la carta que tienen con el descuento del 50% de The Fork y 12,50 euros en una carta impresa que ofrecen al comensal cuando viene sin reservar por la app. Básicamente es esto lo que denuncian varios consumidores que han pillado in fraganti el doble juego del restaurante barcelonés.
Una "pseudoestafa" o marketing deshonesto
Raúl, Adam y Manuel son tres usuarios que han quedado totalmente desencantados con el restaurante La Tata. Los tres ponen el foco en los precios "desorbitados" con los que se encontraron al llegar al restaurante a través de The Fork. Prometen un descuento del 50% que, efectivamente, se aplica pero ¿sobre qué precios? "Te traen el menú con una tablet dónde los precios de los platos son totalmente un abuso. La sorpresa viene cuándo ves la carta impresa. El canelón de bogavante en la tablet 39 euros y en la carta impresa 12,50 euros", comenta Adam.
"Te enteras de que parece ser que hay una carta para The Fork y otra, en papel, con precios inferiores a aquellos que consigues con el 50% de descuento. Mal por ellos y mal por The Fork por no controlar este tipo de pseudoestafas", advierte Raúl. "Lo que no me gusta es que te traten de lelo", concluye Manuel.
Clientes decepcionados
Los tres comensales han salido decepcionados del restaurante barcelonés. Raúl hace referencia a un "sentimiento de engaño innecesario". "Si pusieran unos precios correctos y se ahorraran esa falsa publicidad del descuento, la experiencia, sin ser perfecta, habría sido mucho mejor. Me doy de baja de The Fork", concluye.
¿Es legal?
La gran pregunta es si el mencionado restaurante puede o no hacer este tipo de prácticas con los precios de la carta. Leticia Grande, abogada en Reclamador.es, explica a Consumidor Global que, ciertamente, es legal. La jurista indica que los establecimientos tienen libertad para establecer las condiciones en las que presta su servicio.
Eso sí, tiene la obligación de informar a sus clientes de forma anticipada y transparente. "El límite reside en evitar prácticas abusivas, desleales y que se apliquen por sorpresa a los clientes", matiza la abogada. Según subraya la experta, a veces hay políticas comerciales que pueden resultar muy molestas para el consumidor pero no por ello son ilegales.
La importancia de leer las condiciones
Para evitar sorpresas como las que se han llevado Raúl, Adám o Manuel, la clave está en leer. Leer detenidamente las condiciones y términos a los que está sujeta la reserva realizada por The Fork. Así lo aconseja Leticia Grande. Es la única forma de conocer las obligaciones y derechos del consumidor.
Ahora bien, si dichas condiciones y términos son abusivas, entonces el cliente sí tiene derecho a tramitar su queja. Leticia Grande recomienda dejar constancia de ella en la plataforma, en este caso sería The Fork, junto a una reclamación en el establecimiento.
Una experiencia en primera persona
Consumidor Global ha puesto a prueba la carta del restaurante. Nos hacemos pasar por un cliente y le preguntamos a un camarero por las diferencias de precios. Este argumenta que los precios de la carta impresa ya tienen aplicado el descuento de The Fork. Está claro que las prácticas del Restaurante La Tata pueden ser totalmente legítimas, siempre y cuando al cliente le queden claras.
El problema es que, en este caso, no se sabe hasta qué punto Restaurante La Tata lo deja claro ante sus comensales. Así lo muestra el asombro que describen haber vivido Raúl, Adam y Manuel. Pero, sobre todo, así lo refleja la experiencia de este medio que, cuando llega al lugar, se topa con dos cartas como mínimo. Una más barata que la otra. Lo único que queda claro en este caso es que hay un mismo plato con hasta tres precios diferentes.