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Repelentes de ultrasonidos contra insectos: una tecnología poco eficaz para el hogar

Los equipos que usan vibraciones de baja frecuencia para ahuyentar plagas se presentan como una alternativa saludable y ecológica a los productos químicos, aunque no son la mejor opción para todos los seres que se pasean por las casas

Ricard Peña

Dispositivo de ultrasonidos contra mosquitos y plagas / AMAZON

El verano no solo trae consigo el calor, las vacaciones y los helados. También es el momento en el que plagas e insectos comienzan a hacer acto de presencia en jardines y casas de medio país. El mercado ofrece contra ellos cientos de productos: espráis, lociones corporales, velas aromáticas e insecticidas de todas las formas y colores. Pero tal vez por su comodidad o por la promesa de ser menos peligrosas para las personas, las opciones basadas en ultrasonidos cada vez ganan más terreno. 

Estas soluciones tienen el marketing de su parte. Por un lado, aparentan ser una opción tecnológica, es decir, más moderna y sofisticada que los venenos convencionales. Además, la facilidad de uso -- solo hay que conectar el dispositivo a un enchufe y dejarlo encendido-- y su efecto poco invasivo frente a alternativas como las trampas o insecticidas químicos son argumentos convincentes para muchos consumidores. El problema llega cuando se promete que los ultrasonidos serán la panacea para todos los males de las plagas. 

Inocuo para los mosquitos

Uno de los mayores reclamos de estos aparatos es que sirven de escudo contra los enemigos de paseos en la montaña y jardines, los mosquitos. La teoría dice que algunos sonidos de depredadores o señales de alerta pueden ahuyentar a los dípteros, pero nada más lejos de la realidad. “Ningún argumento a favor de los ultrasonidos ha demostrado ser eficaz contra los mosquitos”, señala Mikel Bengoa, experto nacional de mosquitos y técnico especialista en Anticimex. 

Algunos tipos de mosquitos sí son susceptibles a ciertos sonidos de bajo espectro, pero, por desgracia, son los machos. En cambio, las hembras, que tienen este sentido menos desarrollado, no se ven afectadas por nada parecido. Con la mala suerte de que son estas las que pican a los mamíferos para extraer sangre desde su piel. “La mejor opción para acabar con los mosquitos pasa por la precaución de no dejar agua acumulada en jardines o parques. Y si no hay más opción, usar remedios cutáneos con base de icaridina o DEEC”, destaca Bengoa. 

Mala defensa contra las cucarachas

De acuerdo, los mosquitos no reaccionan contra estos aparatos. Pero no son los únicos visitantes incómodos del verano. Las cucarachas, uno de los terrores más comunes en las ciudades, aprovechan la humedad y la protección de las casas para criar grandes camadas. Y, por supuesto, los equipos de ultrasonidos también se apuntan a la protección contra estos insectos. Pero se repite la jugada del mosquito. “Podría decirse que su efecto es prácticamente nulo. Los estudios sobre el tema han demostrado que no es eficaz; en todo caso, solo consiguen poner nerviosas a las cucarachas, pero no impedir su avance”, asegura Mikel González, doctor en Biología y entomólogo. 

El especialista en insectos no entiende cómo es posible que estos aparatos puedan venderse con unas promesas tan lejanas a su efecto real. En muchos casos se utilizan artículos o pequeños estudios como pruebas concluyentes, aunque luego en la literatura científica no se reflejen. Ante las cucarachas la mejor opción y menos invasiva, según señala González, son los geles insecticidas. Lejos de fumigar toda una habitación, basta con ubicarlos en un espacio localizado donde frecuenten estos bichos; desaparecen en apenas 24 horas.

¿Se puede hablar de timo?

Varias asociaciones de consumidores, tanto españolas como europeas, han protestado contra estos productos por vender, casi de forma literal, humo. No solo contra las plagas mencionadas, también contra otros animales: desde palomas hasta garrapatas, pasando por pulgas, hormigas y ratones. Hasta la fecha, no se ha podido comprobar que ninguno de estos seres se vea afectados por estos sonidos de baja frecuencia. Y, a pesar de esto, son decenas las empresas que los venden y las grandes superficies donde se pueden encontrar. 

Aunque no son los únicos equipos que no cumplen con lo estipulado frente a insectos y especies invasoras de residencias. “Las famosas pulseras contra los mosquitos tampoco han servido de nada, las pruebas son firmes en este aspecto. Más allá del placebo que siente el usuario, los mosquitos no se detienen por un trozo de plástico con olores”, destaca Mikel Bengoa. Pero así siguen, haciendo grandes números cada verano a costa del desconocimiento y las promesas vacías.