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El precioso Parador en el que coexisten los fantasmas de un conde, su sobrina y el sirviente
Este palacio cántabro estuvo un tiempo abandonado, y hay quien dice que hoy, restaurado y con su esplendor recuperado, aún se escuchan pisadas y misteriosas notas de piano
Pasar la noche en un Parador siempre es una experiencia única: están ubicados en edificios históricos llenos de rincones mágicos, como monasterios o castillos, y su oferta gastronómica suele ser de calidad, con sabrosísimos menús de proximidad. El de Limpias (Cantabria) es uno de los más fascinantes por el misterio que le rodea, que envuelve a tres fantasmas.
En este lugar tenía su residencia de verano el rey Alfonso XIII, y se celebraron varias reuniones de Gobierno. El edificio ha estado siempre ligado a la historia de Manuel de Eguilior, conde de Albox y gobernador del Banco de España. El edificio, una majestuosa mansión restaurada, estuvo un tiempo abandonado tras la guerra civil, y, aunque ahora ha recuperado su antiguo esplendor, se rumorea que el fantasma del conde aún estaría presente, junto al de su sobrina Margarita y el sirviente de la joven.
Un espíritu que sigue presente
Manuel de Eguilior, natural de la región cántabra, ordenó la construcción del hoy Parador de Turismo para dar cobijo a su estirpe durante 28 años. Pero no todo fueron cenas festivas y felicidad, puesto que Margarita de Eguilior falleció a la edad de 29 a causa de una pulmonía. Hoy, las malas lenguas insinúan que su espíritu sigue presente.
“Hay quienes dicen haber escuchado a la muchacha tocar el piano, aunque ya se sabe que en un hotel siempre se puede dar la circunstancia de que algún cliente ponga la radio un poco más alta de lo recomendable... Lo importante es que hasta la fecha nadie se ha encontrado con doña Margarita directamente”, indican desde el Parador.
Belleza del entorno
Lo que es innegable es la belleza marinera que rodea al palacio, abrazado por preciosos jardines y su entorno. Desde el Puerto del Rivero y el Museo Naval al aire libre, hasta las casas señoriales y de indianos en el casco histórico.
En cuanto a la comida, en el Parador se puede tomar un delicioso cocido montañés de los chefs o bien optar por la ligereza de sabores que ofrecen los pescados y mariscos del mar Cantábrico.
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