El desorbitado precio de la mayoría de productos que se exponen en los aeropuertos obliga a muchos a acelerar el paso y enfocar la mirada en la puerta de embarque, evitando no sólo caer en la tentación, sino también perder el tiempo mirando algo que no se comprará. Pero, no todo es capricho, una botella de agua puede ser de necesidad vital, sobre todo, si se va a volar durante horas. Eso sí, su retirada durante el control y el elevado coste una vez dentro, la convierten en ocasiones en prescindible.
No obstante, las gargantas de los pasajeros no se resecan y se quejan de esta imposición en el aeropuerto. Aena ya se hizo eco de este ruido en marzo de 2018, cuando impuso la obligación a todas las tiendas y máquinas expendedoras de los centros comerciales de los aeropuertos de disponer de botellas de agua pequeñas al precio máximo de un euro.
Adiós a las botellas de 1 euro
Pese a todo, poco se calmó la sed, ya que el Tribunal Supremo impidió en 2021 que los aeropuertos impongan un precio máximo a cualquier artículo. Desde entonces una botella de agua ha pasado de costar un euro hasta cinco euros en algunos casos. “En la universidad me cuesta 1,50 euros, en el aeropuerto me cuesta 2,30 euros. ¡Y es la misma!”, exclama indignado Gabriel Fernández.
“Las aerolíneas cada vez dan menos, y no queda de otra que ir preparados. He comprado agua en el aeropuerto y me ha salido carísima. Ahora lo que hago es llevar una botella vacía y llenarla en el baño antes de despegar, de lo contrario una se deshidrata”, explica Iva Abarca. Por otro lado, otros pasajeros ya desisten en el intento. “No he pagado por una botella de agua en el aeropuerto desde 2002”, se resigna Francisco Rodríguez.
Por qué pasa esto
Cristian Castillo, profesor de Economía de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y experto en logística, expone a Consumidor Global que esta descomunal subida del precio responde a varios factores. “El primero se debe al propio coste que estos establecimientos tienen de alquiler que les obliga a tener unos precios elevados para lograr un orden de magnitud rentable”, destaca.
“Son cifras elevadas por ser una zona de mucho paso y con poca competencia”, resalta Castillo. “El hecho de que se prohíba la entrada de agua en el control, provoca que las tiendas tengan precios elevados. Los cambios que ya se están informando pueden motivar, en cierta manera, que se acaben bajando estos precios”.
Qué dice Aena
Por su parte, Aena señala a este medio que no pueden intervenir en los precios de la restauración ni para establecer precios máximos ni mínimos, ni determinar qué productos pueden o no ofrecer. “Hasta marzo de 2021 Aena incluía en los concursos de tiendas de conveniencia y prensa y en los concursos de máquinas expendedoras de alimentos y bebidas la obligación de venta de agua a 1 euro”, matiza la empresa pública.