El precio del aceite de oliva se ha disparado en el último año hasta límites nunca vistos. Los culpables han sido la sequía, las malas cosechas y la subida de costes, un cóctel explosivo que ha elevado el precio del AOVE en los supermercados hasta casi 10 euros el litro. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el aceite de oliva está ahora un 73,5 % más caro que hace un año.
No obstante, parece que la situación empieza a cambiar y las aguas, poco a poco, podrían volver a su cauce. El coste del oro líquido en origen comienza a caer: el kilo de aceite de oliva virgen está ahora a 7,4 euros, lo que supone un descenso del 8,4 % respecto a finales de octubre. La bajada, registrada por Infaoliva, da un respiro a un producto que no alcanzaba estos niveles desde mediados de julio.
Más caro que hace un año
A pesar de la buena nueva, este primer descenso no logra que los precios del aceite virgen extra tengan, ni mucho menos, un precio inferior al que tenían hace un año: el kilo en origen cuesta ahora un 41 % más.
Así, queda por ver cuándo llegarán las bajadas a los supermercados, algo que los consumidores esperan con ganas. No obstante, el precio final del aceite bajará de forma muy gradual, y todos los integrantes de la cadena lo irán notando poco a poco.
Alternativas al aceite de oliva
En los últimos meses, muchos consumidores han buscado alternativas que les permitiesen ahorrar. Así, las ventas de aceite de oliva de orujo se dispararon un 19 % entre mayo y agosto de este año, según datos de la Asociación de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac).
Este aceite es casi un 50% más barato que el de oliva, y, en algunos aspectos, es mejor que el de girasol, ya que resiste mejor el calor en las frituras, lo que lo convierte en un alimento útil tanto para los hogares como para los restaurantes.