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Las triquiñuelas de Podo para cobrarte más de lo que te corresponde en la factura de luz y gas
Clientes de esta compañía denuncian estimaciones desorbitadas y aseguran que la empresa reconoce los errores, pero no hace lo suficiente por corregirlos
Podo es una comercializadora de luz y gas que presume de ofrecer tarifas baratas y de ser 100 % verde, pero de poco sirve el compromiso de sostenibilidad si la factura que llega al consumidor es exagerada, falaz o injusta. En junio de 2021, Cepsa dejó el negocio de la luz y el gas y vendió una cartera de 75.000 clientes a Podo. Para algunos de ellos, la situación comenzó a empeorar a partir de entonces. En los últimos meses, muchos consumidores han visto con terror cómo sus facturas se han multiplicado (a pesar de los esfuerzos del Gobierno, como el cacareado tope al gas), pero una cosa es un aumento justificado y otra un error. Y hay clientes de Podo que denuncian errores.
Uno de ellos es Alberto Navas, a quien le llegó, hace unos meses, una factura con una regularización que rozaba los 1.000 euros. En primer lugar, ya le chirrió la fecha en la que pasaron el cobro: un día 14, “cuando ellos solían cobrar todas las facturas a finales de mes cada dos meses”, precisa. Según Podo, todo se debía a un ajuste de 8.366 kWh. Algo imposible, según Navas, ya que el consumo real en esas fechas era mucho más bajo. Además, este afectado cuenta que “prácticamente desde el primer momento reconocieron que era un error”. Lo curioso era el procedimiento para subsanarlo: pretendían que Navas pagase esos casi 1.000 euros y después se los reintegrarían. “Lo hacemos y ya vemos”, que dicen en La Llamada.
“Se inventan regularizaciones que pretenden que pagues”
“Te piden prácticamente un salario mínimo por una regularización que reconocen que no procede y, encima, te dicen que es que las facturas no se pueden anular. Que solo se pueden cobrar y devolver”, denuncia Navas. Intentó arreglar el embrollo por teléfono, pero la cosa no fue mejor. “Había quienes te reconocían que, dado el alto importe del error, no tenía que pagar. Y otros te decían que pagases aun siendo erróneo, porque si no, nos cortarían la luz. Y no fue hasta que lo publiqué en Twitter que se pusieron las pilas”, relata Navas. Gracias a esa queja por redes, el asunto se solucionó sin que Navas tuviese que pagar, “después de casi un mes de idas y venidas”.
A su juicio, no es algo aislado, ya que ha tenido incidencias similares con Podo en otra vivienda. En ese caso sí tuvo que abonar una cantidad que le devolvieron después, puesto que adjuntó evidencias. “Pero su modus operandi es el mismo: se inventan regularizaciones que intentan que pagues, aunque te reconocen que es un error. Hasta que no lo haces, te fríen a SMS y llamadas advirtiendo de que te cortarán el suministro de luz, y luego te lo devuelven. Un atraco en toda regla, porque, aunque sean 20 euros, hay gente para la que esa cantidad supone la diferencia entre comer o no a final de mes”, arguye.
Dificultad para contactar con Podo
A Ángel Segovia le ocurrió algo similar. Tenía contratada una tarifa plana mensual para el gas, donde el importe se establece en función del consumo medio del año anterior, y en la que al final del año se hace una regularización. “Si has consumido más de lo estimado te saldría a pagar y si has consumido menos, a devolver. No sé qué clase de cálculo hicieron que me pusieron una cuota mensual muy alta. Al final del año, por la regularización, me devolvieron un importe muy reducido”, narra este afectado, que estuvo lo suficiente avispado para hacer el cálculo y darse cuenta de que le debían más. “Me estafan, les pillo con el carrito del helado y reclamo, y luego me devuelven un 30 % de lo que me tenían que devolver”, describe Segovia.
Además, este cliente cree que contactar con ellos es muy difícil. “No te cogen el teléfono, no responden mails y si logras contactar te dan largas y te dicen que está bien calculada. Tuve que recurrir a las redes sociales y ahí es cuando me hicieron caso, cuando les dije que habían calculado mal la regularización. Me devolvieron no sé si doscientos euros, pero me debían mucho más. Al final tuve que mandarles yo el recálculo y me devolvieron lo que me debían. Estamos hablando de más de seiscientos euros”, detalla Segovia. Al igual que Navas, cree que sin la presión por redes habría sido prácticamente imposible contactar. “Jamás había visto algo similar en una empresa grande, se comportan como un vendedor que te estafa por Wallapop”, compara.
Devoluciones parciales
Marta Puértolas recibió, el pasado mes de julio, una factura de casi 150 euros. Vive con su marido en un piso de 50 metros cuadrados y, según afirma, su trabajo les impide pasar mucho tiempo en casa, por lo que no era lógico. “No usamos lavavajillas, no tenemos calefacción y no ponemos el aire acondicionado. Este consumo, lógicamente, nos sorprendió muchísimo”, asevera. Intentaron contactar con Podo varias veces, pero lo dieron por imposible. “Tres meses después nos hicieron una devolución parcial. Devolución que, en todo caso, estaba mal calculada porque, entre otras cosas, no nos devolvía el importe de los tributos / cargos asociados al consumo que nos habían repercutido indebidamente. Por ejemplo, el importe del tope de gas”, dice Puértolas.
En noviembre, la historia se repitió: les llegó una factura de más de 200 euros. “Nuestros consumos históricos son de 40 euros aproximadamente. Es más, el importe de noviembre de 2021 fueron 40 euros. Aquí empieza la odisea”, narra. Solicitaron a la distribuidora un desglose de los consumos mensuales, y descubrieron algo alarmante: “No solo en noviembre nos habían facturado casi 5 veces más que el consumo real, sino que sistemáticamente a lo largo de todo el año nos han facturado consumos superiores a los reales. En total, casi 600 kw (nuestro consumo de 4-5 meses) más impuestos y otros cargos”, describe.
Amenaza de cortar la luz
Intentaron hacerle llegar a Podo las cifras reales de consumo, pero fue “imposible”. Por teléfono, nada de nada; y “a través del área privada de cliente (donde te redirigen para las quejas) directamente borran tus solicitudes como si no existieran”, cuenta. Puértolas asegura tener capturas del antes y el después que así lo demuestran. “Solo dejan sin borrar quejas menores”, opina. Así, decidieron devolver el recibo para intentar hacer algo de presión. “Al día siguiente recibimos un mail amenazante, diciendo que nos van a cortar la luz si no procedemos al pago inmediato. Esta estrategia se basa en la mentira. Según hemos visto, tenemos 20 días naturales para pagar la factura (habían pasado 4) y una vez transcurrido ese plazo se abre un plazo de otro mes antes de cortar la luz”, puntualiza esta afectada.
En cualquier caso, no querían problemas, así que pagaron ese mismo día y adjuntaron el justificante bancario. “Sorprendentemente, a los pocos días nos llega un aviso del banco que dice que Podo va a pasar su recibo de noviembre de nuevo. Llamamos inmediatamente a Podo y, tras discutir un rato, nos confirman que efectivamente ya está pagado y que van a anular el cargo. No lo hacen, y dos días después nos vuelven a cobrar el mes de noviembre. La situación parece sacada de un sketch de los hermanos Marx y nosotros no sabemos qué hacer ya. Mi marido es abogado y está pensando en ponerles una demanda”, reconoce Puértolas.
“Era chocar contra una pared”
No son quejas puntuales. En Trustpilot hay 87 opiniones, y la gran mayoría son pésimas. En las reseñas de Google, la cosa tampoco mejora mucho. No obstante, no es una táctica para cobrar más exclusiva de Podo: como ya contó este medio, Holaluz hacía lo mismo. Este medio ha intentado contactar con Podo para conocer su visión sobre este asunto, sin éxito al término de este reportaje.
El pasado invierno, a la madre de Luis Aguilar le llegó una factura de la luz de Podo de más de 860 euros. Era claramente un fallo de la empresa, así que les rogó que no lo cobraran, pero lo hicieron. “Fueron lecturas estimadas, nunca reales. Puse varias reclamaciones, nunca solucionaron nada y, finalmente, decidimos cambiarnos de compañía. Hay que tener cuidado con estas compañías nuevas. Ya me dirás cómo puede consumir tanto una mujer mayor que vive sola”, expresa Aguilar. Tampoco llegaron a reconocer expresamente que fuera un fallo suyo: “Sólo dijeron que lo estaban revisando y daban un número de expediente, por cada queja que hacía. Envié montones de correos, era chocar contra una pared”, recuerda este afectado.
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