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Peluqueros psicólogos: la cura de la tristeza está en un salón de belleza

Profesionales y clientes coinciden en el poder de una sesión en una peluquería o un centro de estética para levantar el ánimo del consumidor

Marta Peiro

Peluqueros atienden a una clienta en una peluquería / PEXELS

Los servicios de peluquería y estética hacen feliz al consumidor. Así lo demuestra el Estudio sobre el Valor Emocional de la Imagen Personal elaborado por la Alianza Empresarial por la Bajada del IVA al 10% a la Imagen Personal. Un 82,96% de los encuestados dan la máxima valoración a los salones de peluquería y estética, al considerar que su estado de ánimo mejora después de ponerse en manos de estos profesionales.

De hecho, estos servicios les sientan tan bien que los clientes suelen volver al mismo establecimiento. Así lo demuestra este análisis, según el cual la antigüedad media de los clientes de este tipo de negocios es de 15,8 años. Mientras que el 86,9 % de los clientes entrevistados afirma que lleva más de cinco años acudiendo al mismo salón de peluquería y estética. Con respecto a la frecuencia, la media de tiempo transcurrido entre visitas es de 30 días, aunque el 26,3 % de los clientes acude a su salón de peluquería o estética una vez a la semana o cada dos.

¿Qué opinan los peluqueros?

Desde la peluquería Irene Calle (Madrid) están totalmente de acuerdo con las conclusiones del citado estudio. “Cuando la gente viene a la peluquería, está más feliz, se nota”, afirma Mayka Vilaboa, oficial de peluquería. “Los clientes entran con sus problemas y salen de aquí de otra forma, con energía”, añade. “La gente en la peluquería se siente más feliz, y nosotros trabajamos porque así sea. En el mundo en el que vivimos, de estrés, venir a la peluquería aporta relajación, tener un momento personal… y se disfruta”, insiste Calle.

De hecho, para estas dos compañeras de local y profesión, ir a la peluquería se podría comparar con una terapia. “Trabajar para el público tiene un apartado de psicología muy importante”, considera Calle. “No es solo ser buen profesional, sino también saber escuchar y entender lo que necesita el cliente en ese momento”, destaca.

Un peluquero atiende a un cliente en una peluquería / PEXELS

“Clientela fiel que viene todas las semanas”

“Tenemos clientes fijos siempre, gente que viene todas las semanas, incluso dos veces por semana”, declara Vilaboa. “Durante la pandemia, quien económicamente se lo podía permitir ha seguido viniendo”, comenta Calle. “Las medidas de seguridad tan extremas que hemos tomado también han ayudado. Cuando el cliente venía por primera vez con miedo se relajaba al ver cómo se respetaba todo, se mantenía distancia, se desinfectaba todo. Eso le daba seguridad e incluso ha habido mucha gente que nos ha recomendado”, valora la oficial de peluquería. Aún así, reconoce que, “debido al miedo, ha habido una bajada importante de trabajo: los primeros meses después del cierre, este pudo bajar hasta un 50%, ahora nos estamos recuperando”.

Aunque Calle es consciente de que “se está ganando menos que hace cinco años” entre las restricciones y la subida de la luz, trata de seguir positiva. “Hay que salir hacia delante”, dice. Esa fuerza se la dan sus clientes. “Tenemos una clientela fiel que viene todas las semanas”, expresa orgullosa. A pesar de que algunos clientes que “han tenido que dejar de trabajar tienen que alargar sus visitas en el tiempo” al no poder permitirse ir cada semana a la peluquería, “siguen viniendo”, reconoce. “Después de la pandemia ha habido un cambio y hay que adaptarse a lo que hay”, subraya.

La importancia de verse bien

Mabel Gómez es compañera de Calle y Vilaboa en Irene Calle Peluqueros. Ella, como esteticién, coincide en que este tipo de servicios generan satisfacción. “Muchísima. Hacerte una limpieza de cutis después de la que ha caído aporta felicidad porque tú misma te ves bien, te ves radiante, y eso mejora tu estado de ánimo”, manifiesta. “Esta crisis ha sido horrible, y con un tratamiento estético te ves con luminosidad y te sientes muy bien después de todo”, indica. “Una buena limpieza es muy importante y aporta mucho a la piel, que está muy intoxicada. Una cara sin tratar no puede ser bonita, está asfixiada”, insiste.

A pesar de ello, admite que los servicios de estética están ahora más paralizados. “Como seguimos llevando mascarilla, la gente no ve el sentido de hacerse una limpieza de cutis”, lamenta. En concreto, señala que se ha producido una bajada de trabajo del 50 %. “Antes todo el mundo tenía su rutina ya hecha a nivel facial y venían a hacerse la cara cada 15 días”, explica. “Ahora la gente se ha descuidado mucho en este sentido. Las personas que se preocupan más se lo hacen cada mes. Las manos sí que se siguen haciendo mucho”, valora.

Herramientas de trabajo de un peluquero en la peluquería / PEXELS

Los clientes no renuncian

En esta peluquería cuentan con clientes que le dan una prioridad importante a este tipo de servicios y que no prescinden de ellos por mucho que cambie su vida. “Llevo viniendo desde 2008, me he mudado de casa dos veces y me he ido a 30 kilómetros de Madrid y aún así seguía viniendo porque estoy muy contenta”, asegura una de las clientas. “Vengo cada tres semanas y me tratan muy bien, hablo con las peluqueras como si estuviera en familia”, mantiene, al tiempo que garantiza que, pase lo que pase “la peluquería se mantiene sí o sí”.

De igual manera piensa Susana Gras. “Les tengo como un servicio recurrente en mi vida, les conozco desde hace muchos años y vengo todos los meses, no solo a teñirme el pelo sino también a hacerme estética, pedicura…”, expone esta clienta, quien opina que acudir a su cita mensual le hace sentir bien porque sus peluqueras “son muy agradables, casi como amigas”. “Lo mejor es el trato personal”, apunta. Ella es una de las clientas que, lejos de cambiar la regularidad de sus visitas por la pandemia, ha animado a otros a acudir. “Ahora viene también mi marido”, comenta orgullosa.

Un “indicador de buena autoestima”

Los psicólogos, por su parte, entienden el aspecto emocional de tener una nueva imagen. “Creo que ir a la peluquería sí aporta felicidad, pero porque es un reflejo del autocuidado, de la imagen: si yo me veo bien...ese reflejo en el espejo es muy gratificante”, analiza Vanesa López Agrelo, directora de ReActiva. “Cuando alguien presenta indicadores depresivos o cualquier patología, se abandona, se deja, mientras que cuidarse es un indicador de una buena autoestima”, explica la psicóloga. Y subraya que, aunque “la charla con la peluquera” aporta, lo importante es la propia decisión, ese “me encuentro mejor y quiero estar bien”, que llevan al consumidor a decidirse por un cambio de look o tratamiento corporal.

La psicóloga Ana Morales Ureña coincide con su colega en la importancia de “dedicarle tiempo y energía al autocuidado” como factor que lleva al consumidor a acudir a la peluquería y sentirse bien. “La decisión de invertir tiempo y dinero en nosotros y llevarlo a cabo es muy reforzante per se”, expresa. Además, Ureña llama la atención sobre el hecho de “verbalizar eventos de nuestra vida o preocupaciones, lo que nos ayuda a ordenar y llevar a tierra nuestras emociones y pensamientos”, y de hacerlo con “una persona con quien nos sentimos cómodos para expresarnos pero que es suficientemente ajeno a nuestra vida como para permitir que nos expresemos libremente, sin el filtro que inevitablemente ponemos cuando es alguien más cercano o directamente involucrado”.