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La industria del pellet 'arde' en España por el ahorro y la vida rural

Las elevadas facturas de la luz y gas, sobre todo en los meses de frío, empujan a algunos ciudadanos hacía unos hábitos de consumo más sostenibles

Albert Lluis

Kilogramos de pellets listos para su comercialización / EP

Por culpa del coronavirus los ciudadanos se han tenido que rascar un poco más el bolsillo a la hora de costear las facturas de luz, gas y agua, ya que han permanecido encerrados, durante meses, en sus casas. Sin embargo, el confinamiento y la crisis sanitaria sí ha beneficiado a algunos sectores, aunque ha castigado duramente a otros. Entre los que han salido bien parados se encuentra la industria de la calefacción a base de biomasa y en particular a base de pellets.

Las estufas que usan este biocombustible han ganado fama en España en los últimos años y, contra todo pronóstico, han aguantado el tipo en un año de crisis. “Las ventas online de estos sistemas de calefacción están en pleno auge y han crecido hasta un 130% en España”, detalla a Consumidor Global Ramón Egaña, jefe de Producto de Calefacción en Leroy Merlín. De hecho, gracias a este cambio en la modalidad de las compras, la demanda de estos sistemas de calefacción, y de la biomasa que se utiliza para los mismos, continúa con una tendencia al alza y el coronavirus no ha podido detener el crecimiento del sector.

Una importante primera inversión

Las estufas que funcionan con la quema de pellets “son proyectos o, mejor dicho, soluciones de inversión, que a la larga ayudan al consumidor a reducir de manera notable el coste de su factura de gas o luz, según el sistema que utilice”, añade Egaña. De ahí que las tiendas especializadas vendan estos aparatos con un abanico de precios que se mueven entre los 600 euros y los 3.500 euros, e incluso más. Y un cliente interesado “suele comprar una o dos unidades de este sistema de calefacción”, matiza Egaña.

“No hay que comparar estos sistemas de calefacción con las estufas individuales que sólo sirven para el salón o una habitación”, sino que hay que equipararlos con “sistemas más grandes pensados para empresas”, añade el experto de Leroy Merlín. Así, el comprador habitual procede de zonas rurales o montañosas y de las periferias de las grandes ciudades, donde “las ventas siguen creciendo porque allí los inviernos son más fríos que en las urbes”, según señala Marc Cortina, del Clúster de Bioenergía de Cataluña (CBC). En este sentido, Egaña recuerda que en 2020, el presupuesto familiar no se ha destinado para viajes o escapadas, sino que ha ido a parar al hogar, en concreto a productos para la casa como pueden ser las estufas de pellets.

Una estufa a base de pellets en un hogar / EP

¿Por qué triunfa el pellet?

El pellet se ha convertido en una alternativa a los combustibles fósiles para la calefacción de los hogares que cuida más el medioambiente. “Pertenece al grupo de la biomasa que se elabora a partir del serrín de la madera que se sustrae de la explotación de los bosques que se lleva a cabo en España”, detalla Egaña. “Desde octubre del pasado año hasta febrero de este 2021, hemos vendido alrededor de 16 mil toneladas”, añade. Además, el experto subraya que este año arrancó con un repunte de las ventas como consecuencia de la borrasca Filomena

Este auge o la fiebre de pellets se traduce en un consumo que ha aumentado en los últimos 10 años en torno a un 70% respecto a los combustibles fósiles. Y uno de sus grandes éxitos es su coste. El precio por un saco de 15 kilogramos de pellets oscila entre los cuatro y cinco euros, convirtiéndose en una alternativa mucho más asequible que una bombona de butano, cuyo precio ronda los 13 euros. “En España se llegan a vender unas 700.000 toneladas de pellets al año”, subraya Montserrat Lleonart, responsable comercial del fabricante de pellets español Enerbío.

La epidemia como impulso

La firma Enerbío, con sede en Sant Martí d’Albars, Barcelona, vendió durante la campaña de 2019 alrededor de 30.000 toneladas de este recurso. Además, esta empresa se estrenó el pasado año en el mercado internacional después de firmar un acuerdo con Israel para exportar su producto. Así, lejos de verse duramente golpeada por la pandemia, la firma catalana ha encontrado en esta crisis sanitaria una situación ventajosa. “Un gran número de empresas y de trabajadores han hallado una solución para continuar con su actividad laboral, es decir, el teletrabajo, que ha permitido que las personas consuman más luz, gas y agua. Como consecuencia, han contado con estufas y calderas que están en pleno funcionamiento durante muchas horas seguidas. Esto ha causado un aumento del consumo de la fuente de energía --en nuestro caso pellets-- y un incremento en las ventas de los sistemas de calefacción”, señala Lleonart.

No obstante, algunas factorías productoras de pellets se han visto obligadas a cesar su actividad y a detener la elaboración de este producto natural. Pero, por suerte y según Marc Cortina, gerente del Clúster de Bioenergía de Cataluña (CBC), muchas empresas especializadas han contado con los recursos suficientes, como es el caso de Enerbío, para llevar a cabo la producción de esta materia prima. “Ha habido momentos de tensión dentro del mercado europeo a causa de una oferta mucho más competitiva y algunas compañías han tenido que acelerar su actividad para conseguir abarcar gran parte del mercado”, matiza. 

Un futuro más sostenible

Sin embargo, el futuro de estas alternativas sostenibles sigue siendo un poco incierto, aunque Egaña crea que “los combustibles fósiles tienen los días contados y estos sistemas de calefacción sostenibles podrían llegar a sustituir a los tradicionales de aquí a unos años”.

La verdad es que, como señala el gerente del Clúster de Bioenergía, “el calentamiento global ha hecho que los inviernos ya no sean tan fríos o que duren menos tiempo que antaño y, en un territorio en el que predomina un clima mediterráneo, las expectativas que tiene el sector son bajas, aunque la tendencia sigue una línea de crecimiento y la producción continúa in crescendo”.