A partir de 2030 no se podrá vender ni alquilar una vivienda que no tenga la calificación energética F o G. Y es que el sector de la construcción, incluyendo la arquitectura, las reformas y la rehabilitación, está experimentando una gran transformación hacia la eficiencia energética.
Como en muchas áreas empresariales y sociales, por un lado las demandas del consumidor y por otro la propia necesidad de sostenibilidad acompañada de normativas de obligado cumplimiento de la UE, la están impulsando hacia una reducción de la huella de carbono, una mayor eficiencia energética y un avance hacia una mayor electrificación de usos domésticos.
La electrificación en la construcción
Es una de las principales conclusiones del evento Conscious Talks: Arquitectura, rehabilitación energética y electrificación, organizado por el Foro para la Electrificación. En esa charla, expertos del sector en distintas áreas como la tecnología o la gestión de expertos inmobiliarios han abordado las necesidades del sector en cuanto a sostenibilidad, eficiencia energética y electrificación.
“El tema de la electrificación en el sector de la construcción es muy amplio, y abarca desde la rehabilitación de edificios a los usos en el hogar. La tecnología es una herramienta clave para lograrlo, pero también las normativas comunitarias que impulsan no solo a los constructores, sino también a los propietarios a, al menos, intentar cumplir con los objetivos de sostenibilidad”, ha afirmado Guillermo Amann, portavoz del Foro para la Electrificación, moderador de la sesión.
Etapa de rehabilitación energética
David Lázaro, socio director de WSS y experto en sostenibilidad e innovación tecnológica destaca que uno de los principales problemas en este sentido es que “el mensaje de la sostenibilidad está calando cada vez más en la sociedad, primero por la parte de la rentabilidad, pero también como compromiso de los ciudadanos. Sin embargo la sostenibilidad no tiene una definición única. Además de la energía, la localización y el transporte, los materiales y el ciclo de vida o la calidad de aire interior, han dado lugar a diferentes estándares (LEED / BREEAM / WELL / VERDE)”.
“La situación actual de cara a la transición energética es favorable. La rehabilitación energética forma parte del debate diario y se prevé un crecimiento de las tasas de rehabilitación de un 6,6%. Está claro que si existe rehabilitación, esta debe ser energética, y cualquier medida de rehabilitación que tenga en cuenta esa eficiencia energética se basa en tres ejes: climatización, energías renovables y electrificación del vehículo, con puntos de recarga domésticos”, coincide Alberto Adeva director de Irehabitae.
Edificios antiguos y en altura, un problema para la transición
El parque edificatorio en España tiene algunas características que dificultan la transición. Por un lado, es antiguo y obsoleto, con más de un tercio de las viviendas con calificación energética F o G -algo que, por otro lado, impedirá su venta o alquiler a partir de 2030, según mandato europeo-; y por otro, que es mayoritariamente en altura (un total del 65% del parque inmobiliario está organizado en pisos) y agrupado en comunidades, lo que dificulta la instalación de medidas de eficiencia como sistemas de aislamiento o paneles fotovoltaicos.
Aun así, Adeva anima a verlo de manera positiva: “El objetivo de rehabilitación de aquí a tres años es optimista, se prevén 500.000 viviendas para los próximos tres años, y más de un millón para 2030”. No será suficiente, explica Lázaro: “Se pedirá a los países cumplir el compromiso de reducción del 55% de las emisiones para 2030 y una reducción total para el 2050. Las viviendas nuevas que cumplen el código técnico sí llegan fácilmente a una clasificación tipo A o B, pero para lograr el objetivo con vivienda nueva para 2050, manteniendo la actual capacidad productiva, necesitaríamos 300 años. No llegamos. Lo único que podemos hacer ahora es abordar la rehabilitación. Hay que despertar, porque el tamaño de la oportunidad es importante”.