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El sablazo sorpresa al recoger un paquete en Correos del extranjero
Comprar productos en plataformas de fuera de la Unión Europea y recibirlos a través de una empresa de mensajería puede conllevar el pago de una larga lista de impuestos
Ir a una oficina de Correos a recoger un paquete que proviene de fuera de la Unión Europea es como un Kinder Sorpresa: viene con regalo, aunque en forma de impuestos. Y es que los gastos aduaneros y los de gestión que se atribuyen las empresas de mensajería pueden llegar a ser incluso superiores al precio del producto.
De hecho, las redes sociales están plagadas de quejas de consumidores que se sienten estafados por Correos, DHL, UPS, FedEx y la mayoría de las compañías de envíos. “Hice un pedido de 24 euros por Aliexpress. Mi sorpresa ha llegado cuando me han dicho en Correos que tengo que pagar 25 euros por aduanas. ¿Esto es legal? ¿Se puede reclamar?”, protesta una joven en Facebook. No en vano, la negativa a asumir el pago de aranceles o gastos de gestión es la principal causa de rechazo de la mercancía.
Pagar, pagar y volver a pagar
Lo cierto es que comprar un producto de China o Estados Unidos a través de una tienda online no deja de ser una importación que hay que declarar. “Excepto los que tienen un valor inferior a 22 euros, cualquier producto llegado de fuera de la UE tiene que pagar un IVA del 21% en la mayoría de los casos más los gastos de gestión”, expone a Consumidor Global Fernando Matesanz, experto en IVA y director de Spanish Vat Services.
En concreto, además de pagar el IVA a Hacienda, cuando un paquete llega a la aduana debe llevar consigo una serie de documentos sobre el producto, el vendedor y el comprador que se reúnen y declaran en el Documento Único Administrativo (DUA) que tramita Correos y paga el comprador --alrededor de 25 euros--. “Esta tramitación de la declaración también lleva su IVA”, apunta Carlos Escribano, profesor de Derecho del Transporte de TecnoCampus. Una vez listo el despacho, Correos hace un último trámite telemático como representante para poder sacar el producto de aduanas --levante--, por el que cobra alrededor de 6 euros al destinatario. De todos estos sobrecostes, y alguno más, la mayoría de los consumidores solo tienen noticia cuando se presentan en la oficina de la empresa de mensajería de turno.
¿Quién marca los precios?
“Una cosa es el IVA de importación, que viene marcado por los Gobiernos, y otra muy distinta es lo que te cobre el representante aduanero, que es libre y cada compañía tiene su precio”, matiza Escribano. A todos estos impuestos hay que sumarle el pago de los aranceles cuando se trata de un producto de más de 150 euros comprado por Internet a una empresa o de más de 45 euros entre particulares.
Aunque los aranceles más habituales son del 2,5%, “cada producto tiene un arancel asignado que se ha negociado y del que el consumidor no suele tener conciencia de lo que le tocará pagar”, apunta Marc Badia, profesor de economía de la Universidad de Barcelona. Por ejemplo, cada bebida alcohólica, dependiendo de su graduación, tiene un arancel u otro. En todo caso, esta situación genera circunstancias imprevistas, como la de un joven que se queja de este modo tras hacer una compra en eBay: “Pagué por un producto por PayPal 154 euros, gastos de envío incluidos. Al ir a recogerlo a Correos me dicen que tengo que pagar 37 euros, lo mismo que pagué por el envío. ¿Me lo han cobrado dos veces?”.
¿Cuál es la solución?
Casi todas las plataformas y marketplaces “ponen en letra pequeña las condiciones generales de contratación. Aliexpress y muchos otros se desentienden. En parte por eso son tan tan baratos. Optan por el yo te lo envío y tú arréglatelas”, critica Matesanz. De esta forma sucede que el consumidor piensa que lo ha pagado todo hasta que llega a Correos y se encuentra el IVA de importación, el arancel y los numerosos gastos de gestión de la empresa de mensajería.
Los expertos coinciden en que es importante leer las condiciones con detenimiento para cerciorarse del valor final del producto, saber qué es lo que se está pagando y no llevarse después una sorpresa. Por ello, hay que buscar las siglas DDP (duties and taxes paid), que significa que todos los gastos e impuestos están incluidos. Al mismo tiempo, “si quieren que el cliente tenga una buena experiencia, las empresas deberían molestarse en incluir todos estos impuestos en el precio del producto y después los depositarán en nombre del cliente”, sentencia Matesanz.
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