La Campaña de Navidad está seriamente amenazada por el colapso del trasporte -global y local- y por la crisis de la cadena de suministro. Ambas circunstancias tendrán un impacto directo en los precios, la gestión de los stocks y en los plazos de entrega, lo que complicará el cierre de año a fabricantes y distribuidores. El Black Friday fue la primera prueba de fuego de la resiliencia de la cadena de suministro, abocada a sufrir fuertes tensiones, según el grupo de trabajo de empresas dentro del ecosistema de Atlas Tecnológico.
“Falta poco para la Navidad y la industria y los consumidores están entrando en pánico. En Europa, muchos minoristas como H&M no pueden satisfacer las demandas”, explica José Manuel Sánchez Pedregal, Director de Operaciones en MSA The Safety Company.
Un problema global
Al mismo tiempo, en Estados Unidos Nike ha recortado su pronóstico de ventas después de que sus fábricas de Vietnam e Indonesia cerraran durante meses por las restricciones de Covid-19.
Nintendo también ha recortado un 20 % la producción en el cuarto trimestre por problemas logísticos.
Las causas
A los sucesivos brotes de Covid-19, que tienen inactivos cada día las terminales de numerosos puertos en todo el mundo, se suma ahora la variante Ómicron del virus y el anuncio de nuevas restricciones en cientos de países.
No hay suficientes contenedores para transportar, lo que ha provocado que el precio de transporte haya subido hasta diez veces en un año. Por su parte, la falta de conductores de camiones tanto en Europa como en Estados Unidos provoca grandes retrasos. Y todo esto antes de que UPS, Amazon y muchas otras empresas similares hayan contratado cientos de miles de trabajadores para trabajar en el pico del pico, o sea, la Navidad.
Todo lo malo, al mismo tiempo
“El sentimiento generalizado de todos los profesionales actualmente expuestos a la entrega de un producto es que todo lo que puede ir mal sucede al mismo tiempo”, señala Sánchez Pedregal.
Las tiendas y distribuidores “no pueden rellenar los estantes con los productos que demandan los clientes al ritmo esperado. Proveedores de todo el mundo y de todos los sectores: electrónicos, farmacéuticos, juguetes, automoción y construcción dicen lo mismo: No puedo entregar todos los pedidos que tengo”, añade este experto.
El problema añadido
Según los expertos del ecosistema de Atlas Tecnológico, va a ser un año duro para los minoristas, muy expuestos a la ventana de ventas de Navidad, que van a tener una gran demanda que no van a poder atender a tiempo.
El problema añadido será cuando lleguen esos productos y ya nadie los quiera, lo que supondrá costes de inventario y riesgo de obsolescencia o muy baja rotación de unos productos que se han pagado con grandes sobrecostes.