Un momento fijo. Un instante que, a diferencia de sus protagonistas, no se desvanecerá, ni envejecerá, ni se podrá olvidar, porque tiene fisicidad. Porque se ha hecho objeto. Tras la eclosión de la fotografía digital, tras tener centenares de fotos iguales acumuladas en el móvil, los jóvenes apuestan por la fotografía analógica. Se trata de una tendencia que ya tiene unos años, pero ahora enfrenta baches nuevos. En primer lugar, la carestía de carretes, ya que las grandes empresas no se han lanzado a fabricar más a pesar de la demanda. A esa escasez se añade ahora una cierta especulación: en algunas tiendas híspters del centro de grandes ciudades, como Madrid y Barcelona, revelar las fotos analógicas puede ser casi el doble de caro que en las tradicionales.
Además, tal y como indican algunos profesionales, el progresivo encarecimiento de los carretes y del revelado restringe, poco a poco, el listado de amantes de la fotografía que están dispuestos a rascarse el bolsillo para sacar esa imagen fija en el tiempo.
Especulación gracias a la escasez
Alberto Moreno es uno de los responsables de Viva Foto, una tienda de fotografía madrileña, y confirma a Consumidor Global que la escasez de carretes se mantiene. “Hay pocos carretes, hace tiempo que la producción ya no da abasto. Antes las tiendas iban reponiendo como podían, pero ahora se tiran meses y meses sin nada”, expone. Bajo el punto de vista de Moreno, ha sido la tormenta perfecta: muchísima demanda, problemas de suministros y de transportes, y, para rematar, “un poquito de especulación”, enumera.
“Es verdad que el carrete ha subido en los últimos dos años porque los materiales se han encarecido, como la plata, pero hasta ese punto se trata de una subida justificada. Kodak sube sus tarifas cada año. Un carrete que venía costando 6,95 euros se vende ahora a 10”, cuenta Moreno. Pero, según este experto, mientras algunas tiendas aplican los incrementos de manera honesta y tratan de mantener precios asequibles, “otras quizá se aprovechan un poco”. Así, Moreno comenta que “en las tiendas con rollo hípster del centro de Madrid cobran 10 euros por cosas que yo tengo a seis”.
Diferentes materiales, casi el doble de precio
“Hemos notado que ha subido la química, la película, los materiales…”, expresa Alberto Cañizares, uno de los responsables de Contado Pierde, proyecto ubicado en Madrid. Más que comercial, su espíritu es social. “Trabajamos de forma comunitaria e intentamos acercar los procesos a la gente para que sepa más, y que así lo les engañen con un precio injusto”, relata Cañizares. Su especialidad es la parte de positivado de la foto, pero en Contado Pierde, el revelado y escaneado de 36 fotos analógicas de película de 35mm cuesta 10 euros.
Sobre si hay sitios que se aprovechan del boom, Cañizares cree que en determinados casos un precio más alto está justificado. “Hay sitios con precios más elevados que han hecho una inversión fuerte porque tanto sus equipos como sus materiales son muy buenos. Otros laboratorios ponen más énfasis en el color. Hay diferentes fórmulas”, señala. Lo cierto es que en Lab 35, un laboratorio fotográfico profesional de Malasaña, el revelado y escaneado de las 36 fotos de 35mm cuesta 12,10 euros. A un kilómetro de allí, junto a la Puerta del Sol está Foto Aurora, donde este servicio cuesta “13 euros, más o menos”. En cambio, en Fotored, una tienda ubicada junto a la estación de Atocha, el revelado de las 36 fotos de 35mm cuesta 6,95.
“Cada vez hay menos películas, pero cada vez abren más sitios”
Jan Aubert trabaja en Visual Korner, un negocio de Barcelona, y confirma esta tendencia. “En Barcelona cada vez hay menos películas, pero cada vez abren más sitios nuevos”, indica, entre risas. En este tipo de tiendas, que atraen por su aire moderno o independiente, Aubert estima que algunos productos y servicios, como el revelado, pueden ser hasta un 30 % más caros que en una tienda de fotografía al uso.
“Al fin y al cabo, nosotros ofrecemos un servicio que no tiene un precio establecido y hay algunos negocios que pueden diferenciarse con pequeñas divergencias, pero sí es cierto que hay otros sitios que se ponen de moda, que son más caros simplemente porque alguna influencer va allí”, argumenta. A juicio de Aubert, más allá de la disparidad de tarifas, vender y comprar carretes en esta situación es complicado. “No sabemos realmente cuándo nos van a llegar, Kodak es la única gran empresa que hace película a color, y nos envían cuando pueden o cuando quieren”, afirma. En Visual Korner, revelar una película “de las baratas” (ahora agotadas) de 36 fotos costaría “unos siete euros”.
La subida de precios amenaza a la fotografía
En cambio, en otros lugares más moda, este mismo servicio puede llegar a costar casi el doble. En Revelab Studio, ubicado detrás de la Avenida Diagonal, detallan que cuesta “12, 14 o 16 euros, según la resolución”. No obstante, desde este establecimiento defienden la "atención y dedicación" que le dedican al servicio, algo que no ocurre en otros negocios donde todo el proceso va más rápido y no se presta atención al detalle. "Es otra historia", apostillan, y recurren al símil de una hamburguesería gourmet frente a una cadena de fast food. También aseguran que algunos de sus precios son inferiores a los de Amazon. En otros negocios como Royal Foto (junto a la Sagrada Familia) o Foto Express Kodak (en pleno Raval), el revelado y escaneado asciende a los 16 euros.
En ciudades más pequeñas, como Alicante, estas diferencias no son tan abultadas. Laura Quirante trabaja en FotoFeed Alicante y explica que el revelado de un rollo de 36 fotos ronda los diez euros. Pero el problema no radica en las diferencias entre establecimientos, según Quirante: la subida de precios amenaza la totalidad de la fotografía analógica como hobby. “En un par de años se verá si sigue de moda o no, pero, si sigue subiendo, cada vez habrá menos gente que se lo pueda permitir”, asevera.