Con el invierno y las bajas temperaturas es habitual caer en enfermedades y problemas respiratorios asociados a constipados o gripes. Sin embargo, es posible que en ocasiones se trate de algo más que un simple resfriado. Y es que últimamente se ha detectado un repunte en los casos de COVID-19.
Según el último informe del Instituto de Salud Carlos III, la semana comprendida entre el 20 y el 26 de noviembre ha habido más hospitalizados por COVID-19 que aquellos por gripe. Con ello se pone de manifiesto que el porcentaje de positividad del virus SARS-CoV-2 “presenta una fluctuación al alza”. De esta manera, la semana pasada dicho porcentaje ascendió hasta el 15,2 %.
Síntomas más frecuentes
El virus SARS-CoV-2 ha evolucionado en múltiples variantes de ómicron que han conseguido propagarse con facilidad en estas fechas. Los síntomas que presentan estas variantes son muy similares. Según explican desde la Asociación Médica Estadounidense, pueden ser desde tos y congestión, unos síntomas muy similares a los de un resfriado, hasta dificultades respiratorias y niveles bajos de oxígeno.
También pueden ocasionar fiebre, escalofríos, fatiga, dolores musculares o de garganta, náuseas, vómitos e incluso diarrea. Los expertos señalan que la duración de estos síntomas suele ser de entre cinco a siete días, aunque depende de cada persona. También se ha demostrado que con el paso del tiempo la pérdida temporal del gusto y el olfato ha ido desapareciendo como consecuencias directas del COVID-19, aunque no descartan que algunas personas todavía puedan padecerlo.