Circular con el coche sucio no afecta solo a la apariencia del vehículo y a la percepción que tienen del mismo el resto de conductores, sino que, en algunos casos, puede ser peligroso: la suciedad en las luces puede reducir su eficacia, si las ruedas acumulan mucho barro frenarán peor, la carrocería puede quedar dañada… Además, si el cristal no está limpio, la visibilidad del conductor se reduce sensiblemente, aumentando el riesgo de sufrir un accidente.
Por eso, tal y como recuerda Motor (El País), conducir con una capa de suciedad en el cristal que entorpezca la visión puede acarrear una multa de hasta 200 euros. Así lo establece el artículo 19 del Reglamento General de Circulación: “la superficie acristalada del vehículo deberá permitir, en todo caso, la visibilidad diáfana del conductor”.
Mantener el parabrisas en buen estado
Por su parte, Carglass recuerda que mantener el parabrisas limpio y en buen estado es clave para la seguridad, ya que el 90% de la información que el conductor recibe al volante le llega a través de la vista. Las altas temperaturas y otros factores como el polvo, los insectos o el sol provocan que la visibilidad se reduzca y que los cristales sufran más.
Por eso, conviene asegurarse de que el líquido limpiaparabrisas esté siempre lleno y elegir bien cuándo usar los limpiaparabrisas para limpiar el cristal. “El barro y los reflejos del sol pueden dejarnos a ciegas unos segundos (y a 120 km/h, recorremos más de 30 metros por segundo), efecto que se intensifica con unas escobillas en mal estado”, indica Carglass.
Cómo limpiar los restos de suciedad resistentes en el cristal
“Para limpiar bien los cristales en casa podemos humedecer una toalla con agua y algún jabón o producto de limpieza doméstico, y dejarla actuando durante la noche”, recomienda la compañía.
“Para manchas muy acusadas se puede utilizar un poco de bicarbonato de sodio en un paño de microfibra”, añaden.