El Diccionario de la lengua española (DLE) ya tiene su nueva cosecha de palabras que se presentan cada año, pero esta actualización ha traído como principal novedad la incorporación de sinónimos y antónimos. Ante esta variación, el director de la Real Academia Española (RAE) y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), Santiago Muñoz Machado, ha destacado que “no hay otro diccionario con estas prestaciones”.
El propio Muñoz Machado ha explicado que la incorporación de nuevas palabras es “un proceso largo, que no viene de una ocurrencia”, estimando en torno a dos años el tiempo que tarda un término en ser aceptado. “Esto no es que de pronto viene alguien al que se le antoja añadir algún vocablo y se hace sobre la marcha: lo normal es que el proceso hasta que luzca en el diccionario sea dos años”, ha apuntado.
Las nuevas palabras
Esta vez destaca la inclusión de términos como machirulo, alien, big data, regañá, masa madre y varias relacionadas con el medioambiente, como descarbonizar, huella ecológica o pobreza energética. Para los aficionados a la gastronomía entran cochifrito y colín. En la música, perreo y chunda-chunda (con guión o junto). Son 4.381 novedades, entre nuevos términos, nuevas acepciones a palabras que ya existían, enmiendas a artículos, supresiones, etc.
Chundachunda que queda definida como “música fuerte y machacona”. Para el VAR, se explica que está referido al videoarbitraje y que son siglas en inglés que se refieren al árbitro asistente por vídeo. En cuanto a machirulo, habla de “una persona, especialmente un hombre, que exhibe una actitud machista”, además de añadir que es un término despectivo. El perreo ha sido definido como “baile que se ejecuta generalmente a ritmo de reguetón, con eróticos movimientos de caderas, y en el que, cuando se baila por parejas, el hombre se coloca habitualmente detrás de la mujer con los cuerpos muy juntos”.
Sexualidad y género
Una de las inclusiones que ha registrado el diccionario se refieren al ámbito de la sexualidad y el género. Así, no binario – “persona que no percibe su identidad de género en términos binarios de hombre o mujer”-- o disforia de género –”angustia o malestar persistente en una persona causados por la falta de correspondencia entre su sexo biológico y su identidad de género”-- han encontrado su espacio en esta edición.
También se ha hecho un inciso en el caso de los términos patriarcado y matriarcado, que han registrado variaciones en su acepción para “conseguir definiciones paralelas”. “Se observaba que una y otra voz tenían definiciones distintas y no se habían llegado a estudiar en conjunto, cuando en el uso actual es lo mismo, referido a la mujer unas veces y otras al hombre”, ha remarcado la responsable del Instituto de Lexicografía, Elena Zamora.