“¿Por qué los judíos y los perros no pueden entrar papá?”, le pregunta Josué a Guido tras leerlo en un cartel en la puerta de una tienda. “Pero nosotros dejamos entrar a todo el mundo en la librería…”, prosigue el niño en la dura escena de la película La vida es bella que acaba arrancando una sonrisa al espectador. En la actualidad, como es lógico, todo el mundo puede entrar a ver cuáles son las últimas novedades literarias, e incluso hay algunas librerías que cuelgan un cartel en la entrada en el que se puede leer: “Perros buenos, bienvenidos”.
En los tiempos de la inmediatez, cada vez nacen más librerías que invitan al sosiego. Antes de cumplir su primer año de vida, La Mistral (Madrid) y Finestres (Barcelona) ya se han convertido en grandes remansos de paz en los que pasar la mañana, o la tarde, con un libro en una mano --sin necesidad de comprarlo después--, un café en la otra --esto sí se paga--, y el perro estirado a los pies del sofá. Las madrileñas Taschen Store, Crazy Mary y Girasol también son librerías dogfriendly. “¡Y las Re-Read de toda España!”, recuerdan desde la cadena de librerías de segunda mano. Pero, ¿qué pinta un perro en una librería? ¿Es un gancho para vender más? ¿Y si ladra? ¿Y si hace sus necesidades sobre la moqueta y un niño se tira por el suelo? ¿Y si se pelea? O, peor aún, ¿y si se enamora y empieza a correr desatado entre las estanterías?
Clientes caninos: vistos y no vistos
“Vienen hasta a las presentaciones de libros y alegran el ambiente”, expone a este medio la escritora Andrea Stefanoni, dueña de La Mistral, sobre la presencia de canes en su librería ubicada entre Plaza Mayor y Puerta del Sol. “Estoy a favor de poner un cartelito en el que diga que los perros son bienvenidos, pero ojalá algún día no sea necesario”, añade Stefanoni, que cada día acude a trabajar junto a su perra Aurora, una preciosa golden retriever.
Entrar en Finestres es como acceder a un templo, pero laico y mucho más cálido. Reina el silencio, las paredes están forradas con palabras y el suelo alterna la madera con una moqueta aterciopelada. De repente, el sonido de una cafetera rompe la paz durante unos segundos. Pero luego siempre vuelve la calma. Es difícil imaginarse a uno o varios perros deambulando por el lugar. “Sí, tenemos muchos clientes caninos que vienen a visitarnos a menudo. Y, si se dejan, les hacemos una caricia”, asegura la librera. El cronista ha visitado Finestres en cuatro o cinco ocasiones y no se ha cruzado con perro alguno más allá de Watson, el típico can inglés de largas orejas, que aparece en el logo de la librería y da nombre al bar del patio, donde los ordenadores no son bien recibidos.
Todas las especies son bienvenidas
En Taschen Store Madrid van todavía más allá y aseguran que “son bienvenidas todas las especies, aunque, como imaginarás, sobre todo nos visitan perros acompañados de sus familias”, explican las responsables de este espacio, tan inclusivo, que cuenta con una zona menos concurrida para que los clientes más peludos puedan disfrutar de los libros de fotografías perrunas o echarse una siesta. Además, siempre tienen un cuenco con agua a mano. “Nosotros siempre tenemos una chuche para ellos”, apuntan desde la Re-Read de Santiago de Compostela.
Al unísono, todas las librerías dogfriendly aseguran que “nunca” han tenido ningún tipo de problema o altercado con sus visitantes perros. Un dato que sorprende. “No suelen molestar. Notan que hay buena sintonía con ellos y se sienten a gusto”, apunta María Fernández, de la librería madrileña Crazy Mary.
Relaciones públicas y mucho Instagram
“A ella le encanta socializar. Incluso hay gente que viene, pregunta por la perrita de Instagram, y se hacen una foto con ella. Es nuestra relaciones públicas”, explica la dueña de La Mistral sobre Aurora, la golden que adoptó en un criadero y que ahora “ha conquistado al barrio”.
En la librería Re-Read de Santiago también tiran de “amigos perrunos” en las redes sociales. “Solemos poner fotografías de ellos en Instagram y Facebook con cierta frecuencia”, explican. Entonces, ¿sirve como gancho para vender más libros el definirse como dogfriendly?
¿Gancho o molestia?
“Nosotras jamás nos planteamos esta cuestión como un gancho comercial, sino como una cuestión de respeto y empatía”, exponen desde Taschen Store sobre una medida que mucha gente “aprueba”, pero que al mismo tiempo “puede incomodar a otros”. Aunque para ellos no era una cuestión discutible.
En la librería Girasol, que abrió sus puertas el 1 de septiembre de 2021 a las afueras de Madrid, “casi todos los que acuden con perros son personas mayores”, apunta la librera Laura Rodríguez Sayd, quien explica que, de no poder entrar junto a sus mascotas, “tal vez no vendrían a la librería, porque aprovechan el paseo para visitarnos”. Por su parte, la escritora Andrea Stefanoni confiesa que al principio dudó si llevarse a Aurora cada día a La Mistral. “Si hay un problema o alguien se asusta, se la aparta y ya está. Pero así no la dejo sola y estamos juntas”, sentencia.