A lo largo de la historia, el consumo de ropa interior ha sido un fiel reflejo de los acontecimientos sociológicos. Así, con la pandemia del Covid se han priorizado el confort y las prendas versátiles. “Lo más demandado han sido tops y braguitas sin costuras, sujetadores sin aros, prendas de algodón orgánico, opciones todas ellas muy cómodas, funcionales y atemporales”, subraya Nuria Mayoral, responsable de comunicación de Tendam, el grupo textil dueño de marcas como Women'Secret.
Pero esto no sólo ocurre entre las mujeres. Los hombres también se preocupan más por cuidar su imagen interior. “Así lo refleja el aumento de interés de los usuarios por la suscripción de calzoncillos”, explica el fundador de La Muda Club, Jesús Hernández. Asimismo, ha aumentado la demanda de prendas íntimas de segunda mano. “Las compradoras buscan el ahorro más que nunca. Estamos recibiendo más artículos de lo normal y también notamos un incremento en las ventas. En 2020 se produjo una mayor demanda en los bodies y las medias”, asegura Olatz Elezcano, del equipo de comunicación de Micolet, plataforma de segunda mano.
Lencería sofisticada para subir la moral
El cambio que ha traído consigo el coronavirus se divide en dos vertientes muy opuestas. Por un lado, están las prendas más cómodas y adaptables al cuerpo, como los sujetadores top o triangulares y los bóxer. Y, por el otro, están las prendas más sofisticadas y favorecedoras que “nos ayudan a subir la moral”, tal y como explica Nuria Sardá, directora creativa de la firma de lencería femenina Andrés Sardá.
Asimismo, "han aumentado las ventas de prendas más sexis y el body de encaje suave de Off-White es el segundo artículo más comprado por las mujeres durante este año”, según The Lyst Index. Por ello, la mayoría de negocios del sector textil se han sumado a esta corriente con el objetivo de compensar algunas pérdidas, dando un giro a su producción a través de colecciones de ropa interior. Así, aunque Inditex tiene su propia firma loungewear, Zara ha lanzado su primera línea de lencería e incluso el kaiser de la moda, Karl Lagerfeld, se ha sumado a esta tendencia en auge con una línea de ropa interior.
Ropa interior compartida
Otra curiosidad que ocurre con la ropa íntima es que cada vez se vuelve personal. Así lo demuestra un estudio llevado a cabo por Style Compare --publicado por Daily Mail-- que indica que un 42% de las mujeres admite usar ropa interior masculina y que un 14% de las parejas comparten este tipo de prendas. Algo que corrobora este año el informe The Lyst Index, ya que entre las prendas más buscadas por las mujeres se encuentran los calzoncillos tipo bóxer.
La principal razón es que son más cómodos. Sin embargo, los expertos recomiendan no compartir prendas íntimas, ya que se trata de atuendos que están en contacto directo con la piel y suelen quedar impregnados de sudor.
El 90% de las mujeres usa una talla incorrecta
El motivo más frecuente a la hora de librarse del sujetador es usar una talla incorrecta, ya que eso aumenta la incomodidad. “En general, en el sur de Europa el error más frecuente es usar la copa más pequeña y el contorno demasiado amplio”, apunta Náyade S. Pérez, coordinadora de marketing en España de Dama de Copas, una tienda especializada. De hecho, según las estadísticas de la firma, más del 90% de las mujeres cambia de talla tras una prueba de bra fitting.
No usar el sujetador correcto, no sólo a nivel talla, sino también en cuanto al modelo correcto, tiene distintas consecuencias como, por ejemplo, problemas de espalda y tendencia a una mala postura corporal. Además, el formato de la mama puede resentirse. “Si usamos una copa más pequeña de la que necesitamos, tendremos el aro tocando tejido mamario por lo que hará que el pecho se disperse hasta la axila. Además, el seno está compuesto por unos ligamentos que tienen una forma parecida a la de un muelle y que, con una mala sujeción, pueden romperse”, alerta Pérez. Por todo ello, es muy importante una correcta sujeción e inmovilización del pecho para evitar el balanceo innecesario.
Soportes especiales
Por otra parte, hay muchos tipos de cuerpos y algunos necesitan unos soportes especiales. Por ello, firmas como Anna Bonny han nacido para cubrir ciertas necesidades, en este caso con lencería para mujeres que han pasado por un cáncer de mama y que se sometieron, o no, a la reconstrucción en fases. “Elegí no reconstruirme el pecho y me encontré con el dilema de cómo sentirme bien. Parecía difícil y, sin embargo, la solución fue al final muy sencilla. Corté un hermoso sujetador por la mitad y lo coloqué sobre mi cicatriz como si fuera un parche para el ojo”, confiesa Noelia Morales, fundadora de la firma.
Mientras, Translingerie también atiende a otro colectivo menos presente en la mente de las grandes cadenas, convirtiéndose en la primera firma especializada en moda trans en España. “Son prendas diseñadas por y para personas transexuales, con un exhaustivo conocimiento de las necesidades del cliente. El equipo humano está integrado por profesionales concienciados que aseguran la calidad y adaptación del producto”, concluye su fundadora, Silvia Matos.