El pasado domingo 10 de diciembre, María Ángeles Soria esperaba su pedido realizado a través de Just Eat. Cuando se sobrepasó la hora estipulada de entrega, pidió con impaciencia explicaciones de la razón de aquella demora. Cuando el repartidor atendió la llamada de atención de la clienta, éste le comunicó que había dejado el pedido en el portal. “Ni llamó al portero. Bajé al portal y ya no estaba la comida. Me quedé sin comer y sin dinero”, zanja.
A la compañía le salpica un problema que parece recurrente al recopilar multitud de quejas sobre este asunto: Just Eat deja los pedidos a la intemperie. El problema llega cuando el empleado no localiza al destinatario o falta alguna indicación en la dirección, entonces la solución para la empresa es abandonar el paquete en la calle con los riesgos que esto conlleva.
Sin comida y sin dinero
Rafael Ángel Moral, otro cliente que utilizó la aplicación, señala que el repartidor dejó su comida en el portal para irse acto seguido. “Ni recibí una llamada y, para colmo, atención al cliente sólo me sirvió de saco de boxeo para la frustración porque según ellos han llamado, lo que es totalmente mentira. Si de verdad hubieran llamado, se hubiera solucionado”, apunta este cliente.
“Hemos realizado un pedido y no hay forma de contactar con el repartidor”, también relata Yaiza Garrido. “Dice que nos llamó y dejó el pedido en la puerta del portal a pie de calle sin pruebas fotográficas de haberlo hecho. Encima no te devuelven el dinero y te lo consideran como entregado”, critica la afectada.
Los riesgos
Veronica Usagre ataca también a Just Eat por su gestión a la hora de la entrega de su pedido. “Sois unos sinvergüenzas, como no ponía la puerta del patio, llamáis por teléfono y en vez de preguntar la puerta decís que habéis dejado el pedido en la calle. Nos lo han robado. Llamó a vuestro teléfono y me dicen que me aguante”, detalla.
Para Cristian Castillo, profesor de Economía de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y experto en logística, estos casos son puntuales y nada generalizado, “pero en cualquier caso es de la peor práctica que se puede hacer”. “Ya no solo porque el pedido sea robado, sino que además ponemos en serio riesgo la comida, de que alguien pueda manipularla y pueda acabar contaminando lo que ha pedido el cliente”, subraya.
Mejores soluciones
“En ningún caso el repartidor debe perder la custodia del producto sin habérselo entregado al cliente final”, hace hincapié Castillo, que resalta que, en el caso de pedir comida a domicilio, el destinatario suele estar disponible. “Con lo cual ya de entrada es difícil no tener la disposición del cliente a ser encontrado”, apunta.
“Hay un punto importante a tener en cuenta y es la mejora de cómo se ha introducido la dirección”, aconseja el experto para ofrecer una mejor solución a dejar el pedido en la intemperie. “Es decir, que la aplicación en el caso de que salga a través de un agregador como puede ser Just Eat, se encargue de asegurar que la dirección está bien introducida. Que no permita que se pueda hacer un pedido si la dirección no es correcta”.
Otros puntos a tener en cuenta
Por otro lado, Castillo señala que podría ser mejor opción no dejar realizar un pedido si no hay un teléfono informado y confirmado a través de un SMS. “Hoy en día es muy fácil de poder confirmar un teléfono móvil, pero que se aseguren de que están esos dos datos correctamente verificados”, expone.
“En caso de que el repartidor no encuentre la dirección y que tampoco pueda llamar al cliente, que llame a la empresa, al restaurante y que pregunte si pueden contactar con el cliente porque no se está localizando para que, por ejemplo, baje a la calle y busque al rider para hacer la entrega”, resalta el experto. “En ningún caso se debe dejar esa comida en un portal a la espera de que el cliente final sea el que se encargue de localizarlo”, sentencia.
Consumidor Global se ha puesto en contacto con Just Eat, pero al término de este reportaje este medio de comunicación no ha recibido respuesta alguna de la empresa.