Intrum es una compañía de servicios de gestión de crédito y activos inmobiliarios. “Gestionamos deuda”, afirman en su web. Eso quiere decir que, cuando las cosas se ponen feas para compañías que tienen incidencias con impagos y deudas de usuarios, ellos actúan. “Hablamos cada día con más de 250.000 personas en todo el mundo para encontrar una solución a su situación”, afirman en su web. No obstante, lo que ellos califican de solución puede ser un verdadero infierno para algunos clientes de entidades que reciben llamadas de Intrum en el límite de la legalidad.
Uno de ellos es Alejandro Castañeda. “Me reclaman una deuda falsa de hace más de 10 años con Vodafone”, cuenta a Consumidor Global. Todo empezó cuando se quiso adherir a una oferta para nuevos socios, que pagarían indefinidamente la mitad de la cuota. Cuando Castañeda ya se había dado alta, le dijeron que no podía ser. “Propuse darme de baja y luego de alta como nuevo socio, pero tampoco podía ser. Había que estar un año sin serlo”, relata. Se dio de baja y llamó a un teléfono de atención al cliente, desde donde le pidieron que devolviera todos los aparatos de teléfono, televisión e internet.
Vodafone vende la deuda a Intrum
Castañeda explica que devolvió todos los dispositivos. “Hay pruebas”, recalca. Sin embargo, una vez tramitada la baja, le pasaron dos recibos que optó por devolver. Según le explicaron más tarde, para darse de baja debía haber llamado a un segundo número de teléfono, cosa que él desconocía, donde debía confirmar el fin de la relación contractual. Agregaron también que debía abonar una cantidad por el cable de internet que tenía instalado en casa. Esa supuesta deuda, cuenta Castañeda, fue vendida de Vodafone a Intrum.
Entonces Intrum comenzó con la matraca. Según relata Castañeda, llevan más de 10 años llamándole para que pague. Con todo, el paso del tiempo ha quitado algo de hierro al asunto y ha hecho germinar en Castañeda ciertas dosis de humor: “Son como de la familia. Les felicito la Navidad o la Semana Santa o lo que sea según la época, antes de colgarles y bloquearles. Hasta me dan pena los que llaman, muy mal deben andar para aceptar semejante empleo”, opina.
“Reclaman deudas que están vencidas”
Hay otros afectados que no tienen ánimo para bromas. “Amenazan. Son maleducados y realmente yo no tengo nada con esta empresa.”, afirma un deudor en el foro de valoraciones Trustpilot. “Amenazan, acosan y reclaman deudas que están vencidas, saldadas o judicialmente liquidadas. Buitres permitidos por el gobierno de turno”, denuncia otro usuario. También hay quienes sugieren lagunas legales, puesto que Intrum obtiene los datos personales al comprar deudas a entidades como bancos, lo que, a juicio de algunos, comprometería la ley de protección de datos.
De hecho, existe una resolución de la Aepd de abril de 2016 en la que la entidad impone a Intrum Justitia Debt Finance AG una sanción consistente en multa de 50.000 euros por la infracción del artículo 29.4 de la ley Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD). Este artículo establece: “Sólo se podrán registrar y ceder los datos de carácter personal que sean determinantes para enjuiciar la solvencia económica de los interesados y que no se refieran, cuando sean adversos, a más de seis años, siempre que respondan con veracidad a la situación actual de aquellos”.
Un contrato “malintencionado”
Hace unos años, Marcos Ortiz presidía una asociación que gestionaba junto a otros dos compañeros. La entidad se refundó con el objetivo de crecer, y abrieron una cuenta en un conocido banco. Según denuncia, les colaron “un contrato bastante malintencionado, repleto de letra pequeña y cláusulas”. Además, el banco tenía acuerdos con Intrum, que, según Ortiz, “le compra deuda a bajo precio que después ellos te reclaman”.
Pasado un tiempo, su patrocinador comenzó a tener problemas. Dejaron de ingresar lo prometido, los pagos pasaron a ser en mano y a la cuenta bancaria no entraba nada. “Eso generó una serie de comisiones a favor del banco y de una deuda que creemos que debía de ser de unos pocos euros en el primer descubierto y llegó a más de 10.000”, narra este afectado.
Amenazas y lista de morosos
Durante ese proceso, dice Ortiz, Intrum le estuvo llamando “unas 7 u 8 veces diarias de forma muy insistente, usando muchos números”. Cuando respondía “te amenazaban con juicios, embargos, listas de morosos... ellos probablemente no sabían ni lo que reclamaban ni por qué, tenían el nombre de la entidad y un teléfono y simplemente acosaban”, describe. Después pasaron a enviar cartas y Ortiz tuvo noticias del banco. “Fueron más pacientes y esperaron a que la deuda se disparase a cifras rentables para ellos. Al final fuimos a juicio”, relata.
Cuando empezó el proceso, afirma este afectado, Intrum rebajó su intensidad y su insistencia. Así, cree Ortiz, avisaban “de que aún podíamos negociar con ellos y ahorrarnos el proceso y gastos judiciales. Siempre amedrentando”. Finalmente, la primavera pasada recibieron una sentencia favorable que eliminaba la deuda por completo, pero eso no significó el fin de las llamadas. “Desde que el banco perdió el caso, Intrum ha vuelto al acoso, no tan acusado, pero sí realizan llamadas semanales, que por suerte ya están marcadas como spam”, expone Ortiz.
Secuelas de las llamadas constantes
Todo este proceso ha dejado huella en Ortiz. “Durante un tiempo fui reacio a responder a teléfonos desconocidos, fuesen de quien fuesen, ahora antes de devolver una llamada compruebo el número en las redes, aunque ya le he perdido el respeto que me llegaron a generar los de Intrum”, reconoce. Les define como unos “acosadores especializados” que le llegaron a causar “trastornos de ansiedad y crisis cada día”.
Tampoco tiene claro por qué siguen llamando. “O no se han enterado de la sentencia o simplemente no tienen escrúpulos”, zanja. Este medio ha contactado con Intrum para preguntar por sus métodos, pero, al término de este reportaje, no ha obtenido respuesta.