Con la guerra de Ucrania, la marca de lujo Chanel, vetó la venta de ropa, perfumes y otros productos a clientes rusos. Y no sólo aquellos que viven en Rusia, sino para todo ciudadano soviético de cualquier parte del mundo, ya que hay que probar en la tienda que no eres ruso para comprar un artículo.
Esta nueva medida afecta a compras por valor 300 euros o más, un rango de precio que engloba la mayoría de sus productos. "Hemos lanzado un proceso para pedirles a los clientes cuyas principales residencias no conocemos que confirmen que los artículos que compran no serán usados en Rusia", dijo Chanel. No obstante, influencers rusas han reaccionado con furia a esta propuesta y se han grabado vídeos destruyen bolsos con afiladas tijeras.
Apoyar la "rusofobia"
La primera fue Victoria Bonya que incluso dio un pequeño discurso en inglés antes de destripar el suyo. "Si la casa Chanel no respeta a sus clientes, ¿por qué tenemos que respetar a la casa Chanel?".
Bonya, con 9 millones de seguidores en Instagram, nació en Krasnokamensk, ubicada a menos de 40 kilómetros de la frontera con China y a unos 20 de las minas de uranio. No obstante, ahora vive momentos amargos en Montecarlo: "Qué vergüenza la casa de francesa por apoyar el racismo y la ¡rusofobia!", señala.
Presentadoras de TV
También Marina Ermoshkina (299.000 seguidores) que se presenta como "relaciones públicas, presentadora de televisión, actriz y chica de portada de 'Cosmo') ha decidido destrozar un bolso de Chanel y subir el vídeo a su perfil.
"Para nosotras, las chicas rusas, la presencia de Chanel en nuestras vidas no juega ningún papel. Fuimos nosotras las que siempre hemos sido la cara de esta marca; las que desde pequeñas nos marcamos el objetivo de comprar un bolso de esta marca", dijo en su dolido discurso. "Pero ni un solo bolso, ni una sola cosa vale mi amor por mi Patria, no vale mi respeto por mí misma, estoy en contra de la rusofobia, y estoy en contra de una marca que apoya la rusofobia".
Channel y su turbio pasado
Moscú tiende a rememorar el pasado nazi europeo cuando se siente agraviado, cree de veras que "la casa Chanel puede volver a apoyar el nazismo, tal y como lo hacía la fundadora de la marca". De hecho, durante la Segunda Guerra Mundial la propia Coco Chanel fue colaboradora y agente del Tercer Reich. Por ello, a la protesta rusa se les ha unido algunos parisinos que han pintado caras de Adolf Hitler con el logo de la marca en los ojos en las fachadas de varias tiendas de esta marca, según publica el diario francés Le Figaro.
Hal Vaughan, autor del libro sobre Chanel titulado, Durmiendo con el enemigo, ha escrito que Chanel trabajaba para los servicios de inteligencia alemanes durante la guerra. Según su versión, un alemán reclutó la reclutó como agente F-7124, bajo el nombre en clave de Westminster. No está claro, sin embargo, que hiciese ningún trabajo como espía. Lo cierto es que, gracias a esta relación, Chanel consiguió la liberación de su sobrino, detenido en un campo de prisioneros de guerra en Alemania. También intentó tomar el control de un provechoso negocio de perfumes de los hermanos judíos Wertheimer en 1924. Al finalizar la guerra, Chanel huyó a Suiza y se salvó de ser juzgada por colaboracionista. Vaughan cree que eso se debió a la intervención de Winston Churchill. Otros aseguran que fue obra de la familia real británica