El aire húmedo puede causar problemas en casa, desde crecimiento de moho y hongos en las paredes a daños en la estructura de los edificios. Aunque no es una incidencia tan grave, la condensación en los espejos tampoco es agradable. Para evitar estos inconvenientes, lo mejor es ventilar la habitación para que salga el vapor, si bien es cierto que eliminar las gotitas que dejan halos y manchas de cal sobre las superficies acristaladas suele ser complicado.
Para lograrlo, una buena idea es utilizar jabón. En primer lugar, hay que tomar dos cucharadas soperas de un jabón líquido como el de Marsella o el de vajilla. Se vierte en un litro de agua, se añade un poco de glicerina y se remueve.
Cristal brillante y protegido
A continuación, solo hay que frotar el cristal con un paño, preferentemente de microfibra. De este modo, las gotas desaparecerán al instante, y el cristal quedará brillante y protegido.
Otras opciones para evitar la condensación en los espejos pasan por calentar la habitación de forma más eficiente, utilizar deshumidificadores o aplicar productos específicos de anticondensación en los espejos. Así, los cristales podrán brindar una imagen clara y nítida.
Por qué evitar la humedad
El objetivo no es solo ganar visibilidad en el espejo, sino ir más allá, pensar en la habitación en general y evitar que se formen manchas de humedad en las paredes o alrededor de los marcos de las ventanas.
A la larga, la humedad excesiva puede aumentar la concentración de ácaros y otros alérgenos en el ambiente. Esto puede desencadenar o empeorar síntomas respiratorios en personas con asma, alergias o enfermedades pulmonares crónicas.