Las relaciones entre caseros e inquilinos pueden ser tensas por muchos motivos: diferencia de expectativas, problemas en los pagos, incidencias con los electrodomésticos y el mantenimiento… No obstante, el propietario de la vivienda es quien tiene casi siempre la sartén por el mango, aunque hay muchas obligaciones que debe cumplir. Una de las más elementales es declarar el alquiler. Si no lo hace, se expone a multas.
Tal y como establece Hacienda, las sanciones pueden implicar una multa de entre un 50 % y un 150 % del importe no declarado, además de los intereses de demora correspondientes. Si la cantidad no declarada es inferior a 3.000 euros, la infracción será leve. Si supera esa cantidad, será infracción grave.
Cobrar el alquiler en efectivo
Otro truco de algunos caseros consiste en cobrar una parte del alquiler por transferencia y reclamar otra en efectivo, que él mismo suele recoger en un sobre. De este modo, el propietario lo tiene más fácil para no declarar lo cobrado en cash.
No obstante, la Ley de Arrendamientos Urbanos determina que el pago de las mensualidades se realizará siempre de manera electrónica y sólo en contadas excepciones se permitirá el abono en metálico.
Encontrar fraudes
Para encontrar posibles fraudes, Hacienda es capaz de cruzar datos de facturas de suministro eléctrico o bucear en los datos del padrón.
Por su parte, lo más cómodo para el inquilino es programar la transferencia para el primer día de cada mes en la aplicación del banco. Así, no tiene que recordar hacerlo todos los meses.