Internet y las redes sociales son fuentes de información. Lo saben casi todo sobre los usuarios y borrar la huella digital es imposible. Está claro que todo el mundo sabe que debe dejar un testamento hecho en vida para repartir sus bienes. Pero ¿y los datos?
Entre las principales compañías que manejan la información digital de los internautas están Google, Apple o Facebook. Sus políticas de privacidad son bastantes estrictas y los familiares se encuentran con problemas para acceder a los perfiles de sus seres queridos fallecidos.
Un heredero digital
No es la primera vez que los tribunales dictan sentencia sobre qué hacer con la información digital de las personas fallecidas. Según publica el periódico El País, ya hubo un caso en 2012 cuando Facebook no quiso facilitar las claves de acceso a los padres de un menor fallecido en unas vías de tren en Alemania.
Años más tarde, un juez obligó a la red social a facilitar dicha información argumentando que existía prioridad por esclarecer lo ocurrido. Para evitar este tipo de situaciones, lo más importante es nombrar a un heredero digital. Un persona nombrada en vida por el fallecido para que administre sus redes sociales.
Testamento digital
Hay que tener en cuenta que no todas las plataformas digitales tienen la misma política de privacidad. Según el citado periódico, si una persona quiere nombrar a ese heredero digital lo primero que hay que hacer es un inventario con todas las contraseñas. A partir de ahí, hay que redactar un testamento digital en el que la persona indique qué es lo que desea hacer con sus cuentas.
Si la red social lo permite, esta puede seguir siendo gestionada por una persona a modo de homenaje o bien puede cerrarse por completo. En caso de no hacer dicho testamento, las más allegados del fallecido tienen serios problemas para acceder a esta información. Solicitudes de acceso y otros procesos que se acaban alargando con el tiempo mientras el perfil de la persona fallecida se encuentra totalmente protegido por la red social o plataforma en cuestión.