“Cuando llegamos a Tenerife Norte no aparecía nuestro vuelo, aunque el personal de tierra nos aseguró que despegaría. Al rato apareció en pantalla, fuimos hacia la puerta y después de más de una hora de retraso, nos dicen que nos desvían el vuelo a Tenerife Sur”. Así comienza el desconcierto de Cristina Moreno, una afectada de un vuelo con destino a Barcelona previsto para la noche del pasado 26 septiembre.
Es una de las innumerables historias de viajeros damnificados esta semana por el ciclón tropical Hermine, que ha afectado a todas las compañías aéreas con origen o destino en las Islas Canarias. Moreno continúa el relato de su odisea para viajar a la capital catalana y cuenta que una guagua –es decir, autobús en la jerga canaria– les llevó hacia el aeropuerto indicado, donde, en principio, despegaba su avión a las 23.00 horas. “A esa hora no había ni comenzado el embarque. Despegamos pasadas las 00.00 horas, y nadie del personal nos ofreció ninguna consumición ni nada”, resalta.
Más de 800 vuelos cancelados
“Deberían haber previsto que no podríamos despegar desde Tenerife Norte ya que llevaban así todo el finde, pero nos hicieron perder cuatro horas e incluso así creo que un par de personas se quedaron en tierra por overbooking”, resalta la afectada. “En general, pésima organización y pésima actitud, mintiendo y mareando a la gente. El mal tiempo no es culpa de la aerolínea, pero sí la desinformación y mala organización”, comenta con enfado Moreno.
Según datos de Aena, entre el 24 y 26 de septiembre se cancelaron un total de 843 vuelos hacia y desde los aeropuertos del archipiélago, y se calcula que hubo decenas de miles de pasajeros afectados. No obstante, este miércoles la empresa que gestiona los aeródromos españoles aseguró que los ocho aeropuertos del archipiélago ya habían normalizado su situación tras el paso del ciclón.
La desinformación de las aerolíneas
Ana A. M. también tuvo el mismo problema que Cristina un día antes. “Volábamos el día 25 desde Gran Canaria a Londres Stansted En principio el vuelo se retrasaba por el mal tiempo, pero nadie nos estaba informando adecuadamente. Después de más de dos horas de retraso nos enteramos por otros pasajeros que se había cancelado”, relata. Ante ello, se dirigió al mostrador de la aerolínea con la que viajaba. “Estuvimos esperando en la cola más de una hora. Atendieron a los viajeros que tenían familia o alguna discapacidad, pero al resto nos dijeron que no nos alojaban y que reclamáramos los gastos que se produjeran”, continúa la pasajera que aún no ha recibido ningún reembolso.
Las aerolíneas se defienden apelando a que poco pueden hacer frente a las malas condiciones meteorológicas, y a que aquellos días hubo fallos en la iluminación de la pista, factores incontrolables por su parte. Además, recuerdan que, según el reglamento europeo, en caso de que la cancelación sea por mal tiempo, no es posible exigir alojamiento ni compensación económica, dado que se entiende que es por fuerza mayor. Aunque, se puede optar al reembolso del billete o una nueva plaza para volar.
Qué derechos tiene el pasajero
Las compañías aéreas coinciden en que, en caso de cancelación de un vuelo o un retraso de más de cinco horas, se busca un itinerario alternativo o se ofrece la posibilidad de reembolso del billete. Para retrasos menores, suelen ofrecerse cambios gratuitos a vuelos alternativos.
Si la culpa recae en la aerolínea, tal y como estipula el Reglamento 261/2004 de la Unión Europea, se puede reclamar una indemnización de 250 a 600 euros por cancelación que varía en función de la distancia del vuelo hasta el destino final. También son exigibles los gastos provocados por ese retraso, como hoteles reservados o comidas en el aeropuerto. Si se decide no viajar, se podrá solicitar el reembolso del vuelo comprado. Además, se puede reclamar los daños y perjuicios ocasionados por el retraso: días de trabajo, vacaciones contratadas, etc.