Se acerca Nochebuena y Navidad y muchos consumidores ya han comenzado a comprar los alimentos que protagonizarán las cenas y comidas que se avecinan por estas fechas. El marisco es uno de esos productos que casi nunca falta en la mesa.
No obstante, muchos establecimientos intentan dar 'gato por liebre'. Eso sí, es mejor prepararse con los precios de estos productos porque en estas semanas siempre se disparan.
Cómo saber si el marisco es fresco
Hay que dejar claro que solo el marisco que está vivo es fresco. En el caso de las almejas, mejillones u otro tipo de productos con concha, están vivos si están cerrados o ligeramente abiertos.
España cuenta con unos productos marítimos de muy buena calidad. Para saber la procedencia de las piezas que se están comprando, hay que fijarse en la etiqueta de trazabilidad. Si es demasiado barato, muy seguramente se trata de marisco procedente de otros países.
Cocinar el marisco en casa
Una vez que el consumidor ha realizado la compra de mariscos, otro punto fundamental es cocinarlos correctamente para aprovechar al máximo. Lo ideal para la cocción del marisco es utilizar agua con sal. 40 gramos por cada litro de agua.
El recipiente perfecto es una olla grande donde quepa todo el marisco con cierta holgura. En caso de ser marisco congelado, es importante no romper la cadena de frío. El proceso de descongelación debe empezar dentro del frigorífico y no pasarlo directamente al exterior.
Utensilios necesarios para comer marisco
Una vez que se ha comprado y cocinado el marisco llega el momento de hincarle el diente. Es entonces cuando debemos tener los utensilios necesarios para ir pelándolo sin estropear la carne y aprovechando el producto.
En el caso de los bogavantes y las langostas será necesario el uso de tenazas grandes. Para otros mariscos como las gambas, cigalas o langostinos sirve la cubertería de pescado. También es aconsejable dejar al lado de cada comensal toallitas o agua con limón que ayudan a limpiar las manos.