“Di mi nombre / Pon tu cuerpo contra el mío”, canta Rosalía en uno de los temas de El Malquerer. En esa canción, el enunciar un nombre se asocia al reconocimiento, al placer de constatar un amor. En cambio, para Franz Kafka, el sentido de su propio nombre era algo angustioso, un ancla que le ligaba a unas circunstancias. Guste o no, el nombre determina. Es la primera característica de identidad que adquirimos sin poder negociarlo. Por eso, Kafka recurrió a la inicial K, más liviana. Hoy en día, lo de poner iniciales en cosas se ha vuelto una auténtica moda que, además, es barata. De ahí, seguramente, su triunfo.
Si bien la mayoría de prendas de ropa son anónimas, puesto que se diseñan para todo el mundo, cada vez hay más iniciales pululando. Ahora, sugerir el nombre es una tendencia. Lo vemos en bolsos, en la sudadera de Pep Guardiola o en la de Ancelotti, en camisas y hasta en carcasas de teléfonos móviles. ¿Es un simple distintivo? ¿Una moda trufada de egocentrismo? ¿Qué dicen unas iniciales de una persona?
Las iniciales marcan la diferencia
Rebeca Cordero, Profesora Titular en Sociología Aplicada en la Universidad Europea, explica a Consumidor Global que esta moda casa con las características definidas por el filósofo Gilles Lipovetsky en su teoría de la sociedad ligera: hiper-individualismo e hiper-narcisismo. “Llevar un bolso o una cazadora con tus iniciales puede ser una manera de empoderarse. Tiene que ver con la idea de marcar la diferencia respecto a tu grupo de iguales”, relata. Un marcador, que, especifica, se consigue a través del consumo.
Esa es una de las grandes paradojas: en un momento de homogeneización de los gustos, en los que una empresa de dimensiones colosales como Inditex permite que millones de personas vistan de forma parecida, se busca la distinción. “Son propuestas de identificación que nacieron en firmas de alta gama”, añade Cordero.
Personalizar un bolso de Zara por dos euros más
Víctor Gimeno, Coordinador y Docente del Área de Moda de la Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología (ESNE) resalta la parte positiva de esta tendencia: “El fast fashion ha generado un proceso de democratización en la moda y ha permitido acceder a una gran parte de la población a productos inalcanzables hasta la fecha”. Por eso, asegura, el hecho de que “una gran empresa como Zara habilite la customización de prendas mediante iniciales, genera un proceso de democratización y normalización de este elemento de diseño que se asociaba en sus inicios a la alta costura como elemento de lujo”, relata.
En Zara es posible personalizar un bolso añadiendo una o dos iniciales bordadas por 2 euros más. En Pull&Bear también, sin coste adicional. Es algo que ya se podía hacer en firmas como Longchamp (que da la opción no sólo de bordarlo, sino de poner iniciales en el estampado) o Louis Vuitton, quizá la firma de referencia en cuanto a personalización. “Desde el inicio, los baúles Louis Vuitton se han personalizado con letras de colores y rayas meticulosamente pintadas a mano”, especifican en su web. Por su parte, Massimo Dutti también da la opción de personalizar complementos y algunas prendas. Y, más allá de la vestimenta diaria, el clásico del bordado está en las toallas, las sábanas y los albornoces. El Corte Inglés aún tiene este servicio.
La autoexposición de incluir las iniciales
Beatriz Cordero cita otra posible problemática que puede tener mostrar las iniciales todo el rato: la autoexposición. El hecho de ir por la calle identificado no significa que nadie vaya a robar los datos de una persona, pero sí hace más fácil saber quién es quién, y eso puede llegar a significar vulnerabilidad social.
Mientras, el experto de ESNE resta importancia a este factor: “Al ser un símbolo identificativo que el propio consumidor elige mostrar, no existe ningún carácter perjudicial”, considera. Además, Gimeno afirma que la moda “es un aspecto exterior que genera un importante papel para mantener el autoconcepto que tenemos de nosotros mismos y que, además, tiene un peso considerable en la autoestima”.
Una tendencia ligada al deseo
“La moda tiene la dualidad de integrar en grupos sociales y de permitir diferenciarte del resto de miembros del grupo; es por ello que la personalización es una de las formas más evidentes de individualización y diferenciación del grupo”, expone Víctor Gimeno. No obstante, esa diferenciación cada vez diferencia menos. ¿Durará? Según Gimeno, “es una tendencia que parece que ha venido para quedarse”, aunque “evolucionará y se adaptará como ocurre con la utilización de los logotipos de las marcas”.
Cordero puntualiza que es una moda ligada al deseo, instigada a su vez desde Instagram y las redes sociales. Y, más allá de la ropa, llega a las carcasas de los teléfonos móviles. En este terreno, la tendencia actual consiste en personalizar dicha funda con la inicial de un nombre. Se puede comprobar su pujanza en La Casa de las Carcasas. Las que permiten estampar una inicial, en este caso, sí son las más caras. Y en Bluelow, las carcasas colgantes que incluyen las iniciales cuestan ocho euros más. “Es el mercado el que impone sus valores”, zanja Cordero.