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Glovo y Fnac impulsan un ‘fast food’ de libros que “nadie necesita”

Las librerías critican la campaña de los dos gigantes de la distribución y el ‘delivery’ para enviar textos y discos a casa en 30 minutos

Alberto Rosa

Varios libros en una librería / FREEPIK

Tener antojo de pizza, coger el móvil y recibir la cena en casa en cuestión de minutos. Este hábito de consumo que facilitan las empresas de delivery o entregas rápidas como Glovo o Getir está más que asentado en la sociedad actual. Pero, ¿recibir un libro o un disco en casa en 30 minutos? Es lo que pretenden Glovo y Fnac con su nueva campaña. Una especie de fast food de la cultura que ha inundado de críticas la redes sociales y ha enfadado al sector de las librerías: “¿En serio a alguien le hace falta un libro en 30 minutos?”

Es la pregunta que plantea en Twitter la usuaria Rosa Muñoz. Lo hace en reacción a los grandes carteles que Glovo y Fnac han colocado en varias estaciones de metro de Madrid. “Recibe tu libro en 30 minutos, llegará a casa antes que tú”. Este mensaje, junto a un código QR que redirige al amplio catálogo de lecturas que se pueden pedir es el reclamo que las dos empresas utilizan para invitar a los consumidores a probar este servicio que ha acumulado numerosas críticas, tanto de profesionales como de usuarios. 

Recibir un libro en casa en 30 minutos

Según ambas compañías, el objetivo es “hacer que la vuelta a la rutina sea más sencilla y acercar la literatura a los consumidores allá donde se encuentren”. Los productos de Fnac aparecen en la sección de “Tiendas y regalos” de la app de Glovo y se pueden acceder a múltiples categorías como librería, entretenimiento, electrónica, sonido e informática. “De esta manera, aunamos lo mejor de la era digital y de las tiendas para aportar valor y comodidad a la experiencia del usuario”, aseguran a través de un comunicado conjunto (ambas han rehusado atender las preguntas de Consumidor Global).

La campaña de Glovo y Fnac en una estación de metro de Madrid / CG

Sin embargo, muchos clientes de Fnac no acaban de ver el sentido de esta campaña. “Ninguna lectura es tan urgente como para tenerla en tus manos en media hora. Debe ser un acto tranquilo y reposado. Muy mal por Fnac”, critica en Twitter Manuel Cuesta. Eva García, por su parte, dice que la lectura no entiende de prisas y que su disfrute empieza mucho antes de la compra del libro y cuando se visita la librería. “Esta campaña es un atentado al placer de leer”, denuncia. Otros usuarios, en cambio, opinan que es un valor añadido que da la posibilidad de recibir un producto en casa por falta de tiempo.

Las librerías critican la campaña

Desde el sector de las librerías rechazan la iniciativa e invitan a los lectores a acudir de forma presencial a las tiendas. “Es una forma de mercantilizar cada gesto cotidiano y reducir sólo al consumo cualquier actividad humana como es ir a una librería y comprar un libro”, denuncia a Consumidor Global Raúl Flores, socio de la Libre de Barrio de Leganés. Para este dependiente, la campaña de Glovo y Fnac es una forma de “deshumanizar la lectura” a través del consumo compulsivo e inmediato.

Una tienda Fnac / EP

“Una librería es un espacio de conocimiento y descubrimiento de otras realidades y opiniones. Todo eso se pierde de forma radical cuando acudimos al consumo y a las entregas rápidas”, reflexiona Flores. Desde La Libre de Barrio, además, reclaman que la ciudadanía acuda más a las tiendas presenciales “porque allí se van a encontrar con otras personas y con libreros que pueden enriquecer más la experiencia de la lectura”, subrayan.

Un servicio no tan novedoso

Elena Martínez es vicepresidenta de la Asociación de Empresarios del Comercio del Libro de Madrid y propietaria de Serendipias, en el municipio de Tres Cantos. “Lo de los envíos rápidos es algo que va en contra del propio gusto de la lectura. Un libro es para disfrutarlo poco a poco y que te llegue en media hora no te va a aportar gran cosa”, explica Martínez a este medio. Además, la propietaria critica que el servicio se venda como algo novedoso cuando, según cuenta, “las pequeñas tiendas lo han hecho siempre”.

Un rider de Glovo / EP

Durante los meses de confinamiento, Elena Martínez comenzó a repartir en bicicleta a los clientes de su tienda. “La cercanía del barrio facilita hacer los envíos rápidos y en poco tiempo, pero es cierto que los clientes tampoco lo ven como una necesidad y prefieren venir a la tienda”. En opinión de la propietaria, este servicio puede tener utilidad en momentos muy puntuales, pero no confía en su uso cotidiano. “Está bien que exista, podemos ofrecerlo tanto las pequeñas librerías como las grandes empresas, pero sólo le veo sentido para momentos puntuales como que necesites un regalo urgente porque no tienes tiempo”, concluye.