Tarantino nos lo confirmó. Desde Reservoir Dogs (1992) hasta Érase una vez en Hollywood (2019). En sus películas nunca falta un primer plano de unos pies femeninos. O unos cuantos. Pero este fetichismo se remonta a la antigüedad y a la obsesión de los chinos por los pies pequeños. Una pasión importada a Europa a través de varios cuentos de hadas que desencadenarían en La Cenicienta (1950), el film de Disney en el que un príncipe se vuelve loco por encontrar a la dueña de los pies más pequeños del reino. En 2022, el asunto tiene menos glamour. En Amazon se venden pies de silicona por entre 50 y 390 euros, y FeetFinder, el OnlyFans de los pies, es el lugar de encuentro de los fetichistas que ven en esta parte del cuerpo un estímulo sexual con el que satisfacer sus fantasías.
“Pies sucios en el río” y “Vista de las plantas sucias. ¡Límpiamelas!” son algunos de los títulos que se pueden ver en la plataforma FeetFinder para vender fotografías y vídeos de sus extremidades por hasta 100 euros. En origen, “FeetFinder iba a ser una aplicación. Sin embargo, Apple y Google rechazaron nuestra app por ser fetichista”, explica la empresa en su página web. Una barrera tecnológica que no les ha impedido contar con más de 700.000 usuarios.
FeetFinder y el mercadeo del cuerpo
Con calcetines, untados con crema o aceite, la suela o el empeine, con la pedicura recién hecha, planos o arqueados, con tacones altos y esmalte de uñas, limpios, negros, blancos, sucios, con pecas… Las categorías de los pies a elegir son casi infinitas en FeetFinder, donde se venden fotos y vídeos de pies sueltos por entre 4 y 100 euros --el precio medio es de 20--, bajo encargo o mediante suscripciones mensuales.
Cualquier parte del cuerpo “puede ser de interés sexual y en la actualidad se comercializan mediante páginas como OnlyFans o Feetfinder”, expone a Consumidor Global, la psicóloga especializada en sexología, Silvia Sanz. “FeetFinder se basa en convertir los pies en una mercancía. Si hay gente dispuesta a pagar por ello, habrá gente dispuesta a venderlos. Es fácil hacerlo porque no implica desnudez, no implica dar la cara”, apunta el psicoanalista y autor del libro El mundo pos-Covid, José Ramón Ubieto. La idea de vender el cuerpo, por trozos o de forma íntegra, “es muy actual”, añade el experto.
¿Quién compra fotos de pies?
Como es lógico, para abrir una cuenta en FeetFinder se requiere ser mayor de 18 años, y el público objetivo “pueden ser tanto hombres como mujeres de cualquier edad, porque la atracción sexual y la búsqueda del placer mediante este tipo de plataformas es muy diverso”, apunta Sanz.
Sin embargo, la sexóloga recalca que la podofilia es mucho más frecuente en hombres, algo que no sucede con otros fetiches sexuales como la nasofilia --interés por las narices--, la tricofilia --obsesión por el pelo-- o el fetichismo por las axilas.
Las redes sociales: el paraíso de los fetichistas
La inmensa mayoría de los vendedores de FeetFinder se anuncian a través de Facebook, Instagram, TikTok y Twitter. Las redes sociales “son la fórmula perfecta porque ofrecen anonimato: no tienes que ir a la tienda de la esquina. Además, te permiten obtener dinero sin prostituirte demasiado al poder enseñar sólo una parte que, para la mayoría de la población, no está significada sexualmente”, explica Ubieto.
Ambos expertos coinciden a la hora de señalar la importancia del papel de las redes sociales a la hora de facilitar el acceso a este tipo de contenidos. “Son el mayor expositor para plataformas como OnlyFans o FeetFinder”, apunta Sanz.
El problema: los menores de edad
Hasta aquí, nada reprochable: cada persona, mientras no invada la libertad del otro, es libre de expresar su sexualidad como quiera. “El problema se encuentra en los menores de edad que utilizan TikTok o Instagram y pueden llegar a normalizar el mercadeo del cuerpo”, advierte Sanz, en referencia al peligro de que los menores normalicen el acto de compartir fotos íntimas del cuerpo en internet sin demasiada reflexión.
“La pregunta es sencilla: ¿te gustaría que tu hija o tu sobrino o algún familiar menor de edad compartiera fotos de su cuerpo a cambio de dinero en las redes sociales?”, apunta la experta en sexología. “Observa la primera emoción que provoca la pregunta, ahí está la respuesta para educar en el respeto a la intimidad que cada uno de nosotros deseamos para nuestros menores”, sentencia.